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Eugenio Breard y Fernando Elías, presidente y director, respectivamente, de la Corporación Puerto Madero cuentan cómo se prepara el traspaso a la Ciudad del último barrio porteño.
Por Claudio Corsalini
Ya sea por diseño, arquitectura, planificación o nivel de inversiones, nadie duda de que Puerto Madero se posicionó como uno de los mejores exponentes a nivel mundial de reorganización y recuperación urbana. Con 20 años recién cumplidos, puede asegurarse que el último barrio de la Capital Federal llega a su etapa final, tal como lo preveía su Master Plan en 1989, y se erige como un “verdadero éxito de gestión” desarrollado en forma conjunta por la Nación y el gobierno de la Ciudad, a través de la Corporación Antiguo Puerto Maderos S.A. Una iniciativa que nació en 1989 y que tuvo como objetivo final conseguir una mayor integración entre la ciudad y el río, los barrios del sur, el centro, la zona de Retiro y el puerto.
Apenas se elaboró el Master Plan del proyecto, Puerto Madero se convirtió en el eje de la movida inmobiliaria premium que desembolsó, entre inversiones de obra pública y privada, casi u$s 2.500 millones a lo largo de dos décadas y que concentró cerca de 2.250.000 m2 en construcciones de alta gama con valores de cotización que oscilaron, y oscilan, entre los u$s 3.500 y u$s 6.000.
Con una población estable de casi 14.000 residentes, Puerto Madero también se posicionó como uno de los “barrios predilectos” del ámbito corporate local. Por sus más de 660.000 m2 de oficinas, transitan diariamente las 33.000 personas que cruzan la Av. Huergo, "límite" urbano del barrio, para llegar a sus lugares de trabajo. En una marcada etapa de definición, "casi no quedan tierras por desarrollar y lo poco que queda se comercializará a valores extremadamente altos", opinan al respecto varios empresarios del sector inmobiliario. Todo hace suponer que la próxima fase de "integración urbana" que se visualiza en la Capital Federal siguiendo la traza de Puerto Madero es el desarrollo de la denominada Isla de Marchi. Un proyecto que incluye la urbanización de los terrenos que van desde la Av. Elvira Rawson de Dellepiane (la continuación de Brasil) hasta Caminito, en la Boca, por Pedro de Mendoza, incluyendo las areneras que se levantan bajo la autopista Buenos Aires–La Plata, frente a la vieja usina eléctrica de
la ex Ítalo.
Lea el artículo completo en la última edición de revista Fortuna
18/9/2009
