Faena inauguró Los Molinos, su cuarta obra en Puerto Madero

Redacción Fortuna

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En el marco de un mercado inmobiliario que sólo en las últimas semanas comenzó a dar muestras palpables de recuperación tras el golpe que le asestó la crisis financiera internacional y la secuela recesiva del conflicto con el campo, el empresario Alan Faena aseguró que su nuevo proyecto en el Dique 3 de Puerto Madero, Los Molinos Building, ya fue vendido en su totalidad.

El lujoso emprendimiento de Faena Properties, que fue inaugurado el jueves pasado, se basó en la recuperación de dos antiguos molinos de acopio de trigo que datan de 1906 y pertenecían a Molinos Río de La Plata. Invirtieron US$ 50 millones y tres años de trabajo.

Los Molinos Building consta de 92 residencias, de entre 86 y 270 m2 de superficie. Fueron vendidos a un promedio de US$ 4.500 el m2, entre los valores más caros de la ciudad. También lo componen 2.600 m2 de locales comerciales en la planta baja, la misma superficie para un centro de exposiciones y eventos y 1.500 m2 de oficinas. En los subsuelos tiene 120 cocheras, un spa con piscina climatizada, gimnasio y lavadero. El proyecto está emplazado en un terreno de 9.020 m2 .

Se trata del cuarto emprendimiento de Faena en el sector de la ciudad conocido como Art District, también integrado por los edificios La Porteña, La Porteña II y El Porteño, donde está ubicado el Faena Hotel + Universe.

El espíritu de la iniciativa fue preservar las construcciones con valor arquitectónico como los molinos sur y norte y el edificio de sala de máquinas del antiguo edificio, que hace cien años producía 100 toneladas diarias de molienda de trigo.

El desafío quedó en manos del estudio de arquitectura Mc Cormack & Asociados, cuyo proyecto compitió con los de otras siete empresas antes de ser elegido.

El mandato de Faena Properties fue aprovechar todo signo de arquitectura industrial, aunque se permitió una innovación moderna en la fachada: una estructura de vidrio espejado que une los dos edificios.

Además, se creó un paseo peatonal público en el encuentro de las calles Juana Manso y Aime Paimé, donde dominan dos imponentes murales del artista plástico argentino Pablo Siquier.

“Estas son propiedades para heredar”, conceptualizó Faena. “Queremos que formen parte del patrimonio de la Ciudad, como el edificio Kavanagh. Nos propusimos establecer un puente hacia las futuras generaciones en la Ciudad”, declaró.

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