La arquitecta que diseña las carteras de Máxima

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Redacción Fortuna

Historia de una emprendedora salteña que hizo de la crisis una oportunidad: ahora es una de las proveedoras favoriras de la princesa de Holanda

Por María José Bonacifa *

Sacar lo mejor de las malas experiencias, esa es la lección de Gabriela Fiori, una arquitecta salteña con diez años de carrera que se reconvirtió a raíz de la crisis de 2001. Como muchos argentinos, tenía una profesión y un trabajo que creía que serían para siempre. Pero todo se derrumbó y se vio obligada a tomar un nuevo camino. Su gusto por la moda y el diseño ("está muy ligado a mi carrera", subraya); la llevó por la senda de la marroquinería y decidió fabricar carteras y cinturones con un aire muy autóctono y un sello propio.

Al cuero de vaca, oveja y conejo le agrega detalles de asta de vaca, onyx de la cordillera y alpaca. El resultado: exquisitas piezas que resumen la simpleza de lo autóctono con un toque vanguardista, "tratando de recuperar las técnicas artesanales de los maestros salteños", explica.

Sus primeros pedidos fueron entre conocidos o para quienes vendían con sus marcas, hasta que se animo a participar en ferias que la llevaron por todo el país, incluso en Puro Diseño. En 2006 se animó a abrir su propio local en Salta, aprovechando el auge del turismo en esa provincia. Confiesa que el 90% de sus ventas se reparten entre el extranjero y Buenos Aires.

En su afán por hacer crecer y promocionar su artesanal negocio, Fiori, que se estaba presentando en una feria, le envió una cartera de regalo a Máxima Zorreguieta, junto con un catálogo de sus productos y la invitación. Muy pronto la tuvo como su clienta, y ahora la princesa es la mejor de las embajadoras de sus carteras y cinturones. Tanto es así que se venden hasta en La Haya, en un local llamado Pampa Bags. La argentina lleva por todo el mundo los modelos, que se pueden ver en la galería de fotos.

El mismo intento hizo Fiore con la Presidenta Cristina de Kirchner, amante de la marroquinería. Pero no tuvo suerte, jamás le llegó acuse de recibo ni tampoco tiene registro del uso de la cartera que le obsequió.

Volviendo a Máxima, también pudo conocerla personalmente cuando ésta visitó el país junto a su suegra, la reina Beatriz y el príncipe Guillermo Alejandro. Los tres concurrieron a una feria donde Gabriela exponía sus productos, interesados por la factura artesanal del norte argentino.

El año pasado "se animó", según cuenta, a participar en ferias en el exterior como el "Accesories.The Show" en Nueva York o en San Pablo y Madrid. "Fue espectacular", dice con entusiasmo y cuenta que con ayuda de la Cancillería tuvo la oportunidad de participar en rondas de negocios en España y en Holanda.

En diálogo con FortunaWeb, la diseñadora confesó que su tarea se complica por momentos teniendo en cuenta lo ancestral de los procesos: son artesanos atomizados que ella intenta reunir, cada uno con sus tiempos y sus estilos. "Se complica porque no hay costumbre de trabajar en grupo y tampoco los gobiernos no apoyan el trabajo del artesano". Su gran sueño, confesó, es lograr un gran emprendimiento no ya a nivel personal sino para toda la región, que permita capacitar a mucha gente armando un taller a nivel provincial. Sin perder la esperanza, confiesa "es un proyecto que tengo, pero no he tenido eco". Y mientras sueña, continúa desperdigando diseño argentino por el mundo.

* Editora de Perfil.com

21/11/2009

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