Bicentenario económico: un par de siglos "ciclónicos"

Redacción Fortuna

Opinión. Por Juan Carlos de Pablo * |

La Argentina cuenta con estimaciones del PBI desde 1875. Entre dicho año y la Primera Guerra Mundial creció “a tasas chinas”, luego creció a tasas moderadas, entre mediados de la década de 1970 y fines de la de 1980 no creció nada, y luego volvió a crecer a tasas moderadas. Desde mediados del siglo XX se viene descolocando frente al PBI de casi todos los países del mundo.

Pero el propósito de estas líneas, inspirado en el hecho de que en pocos días más se cumplirán 200 años de la Revolución de Mayo, es que tanto cuando el PBI creció fuertemente, como cuando lo hizo moderadamente, como cuando se estancó, las fluctuaciones anuales fueron muy intensas.

El contraste con Estados Unidos es notable. Tanto en dicho país como en la Argentina, a lo largo del siglo XX el PBI real total creció aproximadamente 3% anual. Pero (sacando la Gran Crisis de la década de 1930), mientras en Estados Unidos en un buen año la economía creció 4%, y en un mal año 2%, en la Argentina en un buen año el PBI creció 9% pero en un mal año cayó 7%.

Por eso, en la feliz expresión de Lucio Reca, referida al ciclo ganadero pero que transformé para aplicarla a la economía en su conjunto, “La Argentina no es un país cíclico sino un país ciclónico”. O, en la versión de Guido Di Tella, “hacemos lo mismo que hacen los otros países, pero con mucho mayor entusiasmo”.

La extrema fluctuación puede ser fascinante para ilustrar conferencias o clases universitarias, pero en economía resulta sumamente costosa. Aprendemos en los cursos de estadísticas que la varianza, o la desviación típica, cuando más chica mejor. No siempre: en el caso de la vestimenta de las mujeres es preferible que algunas se vistan mucho y otras nada, a que todas se vistan parcialmente. Pero ésta es la excepción a la regla.

¿Por qué es costosa la fluctuación extrema? Porque si bien que todos los días sean iguales puede resultar aburrido, y a algunos seres humanos llevarlos a la depresión o al suicidio, que un día uno tenga mucho trabajo y al siguiente nada, que un día uno sea riquísimo y al otro pobrísimo, que nunca se tenga no digo la certeza sino una duda razonable sobre lo que puede ocurrir en un futuro próximo, es fuente de angustia y preocupación, no de bienestar.

Por consiguiente sería deseable que la extrema fluctuación desapareciera, o al menos se morigerara. Pero para poder recomendar cursos de acción destinados a lograr este objetivo, primero tenemos que explicarnos a qué se debe.

Primer punto, obvio pero muy importante. Cuando el fenómeno que hay que explicar existe desde hace más de 130 años, no se puede deber a un accidente o a la mera mala suerte. En particular no cabe pensar que los argentinos somos todos unos genios, muy buenos tipos y abnegados, pero durante más de un siglo tuvimos la mala suerte de estar gobernados por ignorantes, ambiciosos y malos tipos.

Haber analizado sistemáticamente la política económica argentina durante más de cuatro décadas me convenció de que la referida extrema fluctuación surge de la interacción de un par de elementos, que se retroalimentan.

Por una parte los funcionarios, quienes generalmente tienen ideas cortoplacistas, y por consiguiente buscan lograr objetivos sin prestarle atención a las implicancias de largo plazo de sus acciones. Quien congela alquileres, endeuda al Estado sin límites o agota las reservas del Banco Central, aplica políticas económicas “no sustentables”, entendiendo por tales aquellas que no pueden ser implementadas de aquí hasta el Día del Juicio Final, pretendiendo lograr permanentemente los mismos resultados.

Pero además de los funcionarios están aquellos integrantes del sector privado que pueden presionar para torcer en su favor la política económica, así como la sociedad en general a través de los medios masivos de comunicación, la forma de votar, etc.

Todos estos integrantes del sector privado presionan para que los funcionarios gasten los fondos públicos que tienen, y también los que no tienen pero pueden conseguir… casi a cualquier costo. Durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón la deuda externa no aumentó… porque nadie le prestaba, pero; ¿era políticamente posible frenar la presión para aumentar la deuda externa durante los ministerios de José Alfredo Martínez de Hoz, Domingo Felipe Cavallo y otros gobiernos creíbles? No, en la experiencia argentina.

No, me permitiría agregar, en casi toda la experiencia mundial. Ahora en Grecia, pero también en España y Portugal, lamentan la velocidad con la cual aumentaron sus respectivas deudas públicas en los últimos años. ¡Pero si esto lo advirtió cualquier alumno de un curso introductorio de economía! ¿Podía frenarse el endeudamiento público, con el “entusiasmo” con el cual vivieron dichos países en los últimos años?

Un país con 200 años “ciclónicos” en su pasado, no puede pretender esperar 200 “suizos” en su futuro. Ni siquiera, me atrevería a decir, 200 años en promedio menos ciclónicos que los pasados, de manera que si ocurren deberíamos considerarlos una sorpresa agradable, no parte de la estrategia decisoria.

Nos llenamos la boca hablando de “políticas de Estado”, pero no hacemos nada para implementarlas en serio. En cuando a la “sustentabilidad”, implica renunciar a las tentaciones que aparecen en las épocas buenas, para que las épocas malas no resulten tan duras. No hay nada que nos haga pensar que algún gobierno futuro podrá endeudarse, pero renunciará a hacerlo -pagando los correspondientes costos políticos en el corto plazo- para no comprometer el futuro de largo plazo.

En una palabra, más allá de los deseos, este análisis inspirado en el Bicentenario indica que somos incorregibles. ¿Será imposible la vida en la Argentina, entonces? De ninguna manera, lo que estoy diciendo es que, tanto en épocas mejores como peores, existen razones profundas para esperar que la realidad siga siendo extremadamente fluctuante. Para delicia de quienes buscan material para ilustrar sus conferencias y clases, y sacrificio para quienes vivimos aquí.

21/5/2010

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