Cómo hace Siemens para limpiar su imagen después de la coima para hacer los DNI

Fue un pago de U$S 105 millones que se convirtió en uno de los mayores escándalos de corrupción de los últimos 20 años. La empresa quedó al borde del cierre, pero resurgió. Habla por primera vez el CEO local, Enrique Genzone. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Por Luciano Martínez *

Fue uno de los tres grandes casos de corrupción corporativa que marcaron distintas etapas políticas del país, que inundaron los titulares de los diarios y que impactaron en la opinión pública. Pero puertas adentro de la empresa que lo protagonizó será recordada por siempre como la peor crisis de reputación de su historia, que la puso ante el desafío de aplicar todas las energías para salvar su activo más valioso: la credibilidad.

Junto con la estadounidense IBM y, más acá en el tiempo, la sueca Skanska, la alemana Siemens forma el tridente representativo de lo que se consideran los grandes escándalos corporativos de la Argentina en las últimas dos décadas. El primero se irguió como el caso paradigmático del menemismo; mientras que el último apareció como la primera mancha del kirchnerismo. Pero fue el segundo de ellos, que se gestó en tiempos de Carlos Menem, pero explotó en medio de la transición entre uno y otro gobierno, el que hizo su mayor mea culpa, llevó la investigación interna hasta las últimas consecuencias, pagó millonarias multas y hoy transita otra etapa de la crisis.

Es que el gigante alemán recibió un golpe de knock-out, quedó a un paso del abismo y tuvo que recurrir al siempre temido manual de crisis para evitar ser arrasada por un tsunami de corrupción que podría desembocar en su propia muerte. A su manera, surfeó la gran ola y logró seguir a flote.

“Kirchner me dijo que si no declaraba que todo era limpio, quedábamos afuera de los contratos con el Estado”, Genzone dixit

¿Cómo lo hizo? O mejor dicho, ¿qué hizo?

Enrique Genzone llegó al más alto cargo de Siemens en la Argentina en medio del estallido del caso de corrupción. Hoy, sentado en una de sus oficinas de Roque Saénz Peña 516, en la ciudad de Buenos Aires, suspira cuando lo recuerda. No pierde igual su sonrisa ancha y sus modos afables. “El tema no empezó en la Argentina”, es lo primero que dice. A partir de allí hablará, casi sin parar, sobre cada detalle. Contará que un banco de Austria denunció que había movimientos millonarios a cuenta de Siemens que parecían dudosos, que se inició una investigación interna, que la compañía ya estaba en la bolsa de Nueva York y debía atenerse a las normas estadounidenses de protección de los accionistas.

Conclusión: había fraudes al accionista y también externos por u$s 1.000 millones, entre 2001 y 2007, en más de 30 países, uno de los cuales era la Argentina. Se trataba de movimientos de dinero que salieron de Siemens para ganar negocios en forma indebida”, comenta, sin rodeos. “Si uno mira la situación en ese momento, dice cierro la compañía. Pero yo creo que se acertó en seguir adelante, porque no estaban todos los negocios contaminados”, explica.

Hace un cálculo mental y arroja un resultado que, visto así, es decir, sólo desde el punto de vista monetario, es demoledor a favor de la decisión tomada. “Aún luego de pagar u$s 1.700 millones de multa (la más alta pagada por una empresa en la historia corporativa) y gastar u$s 1.000 en investigación interna, hay que pensar que hoy Siemens factura u$s 80.000 anuales”, destaca el directivo.

El impacto en la reputación »

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Pero el impacto sobre su reputación y sobre la moral de sus propios empleados fue terrible. En algunos de los 30 países, la investigación interna de Siemens aportó información a la Justicia, como en Grecia o Venezuela. Mientras que en otros, como la Argentina, se presume que el dinero fue a funcionarios involucrados, pero no se llegó a probarlo en esa etapa. Lo cierto es que se determinó que u$s 105 millones fueron asignados al proyecto de DNI en el país (que finalmente no se concretó y fue anulado por el entonces presidente Fernando de la Rúa).

El 15 de diciembre de 2008, pocos días después de que Genzone asumiera como CEO aquí, Siemens global se declara culpable. En su declaración en una corte de los Estados Unidos la empresa relata algunos proyectos manchados por coimas y que por la magnitud del fraude se destacaban del resto. Entre ellos aparece el de los DNI en la Argentina. “Nadie se puede imaginar lo que era estar en ese momento acá”, relata el CEO. “Pero si se había decidido que la compañía seguiría en pie, había que trabajar para lograrlo”, acota.

En medio de la tormenta, no sólo la propia Siemens estaba nerviosa. El entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, lanzó una advertencia a la empresa. “Kirchner me dijo que si yo no declaraba que todo era limpio con su administración, quedábamos afuera de los contratos con el Estado. Eso significaba que desaparecía el 70% de nuestro negocio en la Argentina”, recuerda Genzone.

El gigante alemán recibió un golpe de knock out y quedó a un paso del abismo, con multas millonarias.

¿Qué hace Siemens para manejar la crisis?

“A nivel global, la compañía despide a 11 de los 13 miembros de su Board Central, llega a un acuerdo en EE.UU. y paga u$s 1700 millones de multa. También paga una multa en Alemania”, relata Genzone. “Aquí, como se demostró que 5 de los u$s 105 millones de la coima salieron de la filial local, se pagan con caja propia u$s 500.000”, agrega.

La cortada de cabezas en Alemania es la punta del iceberg: se generó una marea interna muy rígida de cumplimiento de normativa y se comenzó a extremar los controles. Se aplica un shock de entrada y luego se reafirma esa cultura. “Es una tarea muy difícil. Muchos no nos creen, pero esto recién empieza. Si tenemos que perder negocios por nuestra transparencia y cumplimiento estricto de las buenas prácticas empresariales, los perderemos”, afirma el directivo.

Como su principal negocio está en Estados Unidos, y ese país exige ser transparente no solo en su territorio sino en cualquier sitio donde la empresa trabaje, Siemens debe instrumentar un exhaustivo programa de compliance, un plan muy ambicioso donde todo lo que sea contratos públicos se elabora con mucho más control y ética que antes. Lo que se contrata hoy tiene que estar plenamente justificado. “Compliance” implica también una comunicación interna mucho más exigente y moderna.

Siemens hoy »

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Hoy Siemens es una compañía súper controlada, desde adentro y desde afuera. Sus directivos están convencidos de que la única forma de dejar atrás lo peor de su historia es ser y parecer tan limpios como las energías renovables que promueven en el mundo entero. Pero no solo eso, también demostrarlo día a día. La famosa metáfora del jarrón que se rompe en mil pedazos y que luego debe recuperarse le cabe a la perfección a la firma. “Somos concientes de eso todo el tiempo”, confiesa Genzone. “Por eso el trabajo es de hormiga”.

En medio, Siemens ganó un juicio en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) contra el Estado argentino, por haber cancelado el contrato de los DNI, por el que se le reconocían u$s 207 millones. “Pero otra de las decisiones de la empresa para limpiar su imagen fue desistir del reclamo”, dice Genzone.

“Se acertó en seguir adelante, porque no estaban todos los negocios contaminados”, dice Genzone.

Pese a que hubo 300 despidos en una firma de 400.000 empleados en el mundo, todavía no alcanza. Hubo que vencer el escepticismo interno. “Otra de las medidas que tomamos fue aceptar un monitoreo por cinco años de una comisión designada por la SEC.”, indica Genzone.

Necesitará muchos años para que su imagen se recomponga por completo, pero en lo que hace a la comunicación de crisis hizo un buen trabajo de cara a su mercado central, que es Estados Unidos. De hecho, según cuenta Genzone, el Dow Jones puso a Siemens primera en cumplimiento de normas en los últimos dos años.

“Es una crisis durísima, que nadie quiere tener. Eso no lo niego, pero también afirmo que nos creó una oportunidad de acercamiento a los medios, de mejor relación con el Gobierno y de búsqueda de socios para reinstalar el cuidado de los valores en los distintos ámbitos”, concluye el ejecutivo.

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* Especial para Revista Fortuna

18/4/2011

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