La UIA desempolva su diccionario político

Dos reuniones con ministros para suavizar las diferencias por el modelo. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Opinión. Por Juan Pablo De Santis *

La fortaleza de la economía será uno de los argumentos más sólidos del kirchnerismo en las próximas elecciones, pero los vínculos con el mundo del capital y del trabajo no son necesariamente los mismos. En los últimos veinte días, la Presidenta intentó poner límites al incremento de poder de la CGT de Hugo Moyano e intentó acercamientos con la nueva conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA).

La central fabril lo leyó como un guiño. La UIA recibió puertas adentro el intento de la Presidenta de acotar el poder político de los sindicatos cegetistas como "una vuelta a la racionalidad", dado que la conflictividad laboral figuraba como una de las principales preocupaciones de sus miembros.

La UIA pegó un golpe de timón después de que Cristina Fernández pidiera a los gremios "que no se conviertan en una corporación" y tras que el Ministerio de Trabajo empezara a aplicar multas y cotos reales a los gremios que no acaten las conciliaciones obligatorias.

El nuevo presidente de los Industriales, José Ignacio De Mendiguren, goza de otro tipo de cintura (política) que su antecesor, Héctor Méndez. Es un hombre acostumbrado al diálogo político: llegó a la UIA con la intensión de desmarcar a la central del mote de opositor y aliviar las tensiones que los permanentes reclamos por el poder sindical, seguridad jurídica y tipo de cambio generaban en la órbita del gobierno.

"Ahora el Gobierno se muestra un poco mejor que antes, en las últimas dos semanas dos ministros se reunieron con nosotros y decidimos mostrar lo que falta desde lo positivo", dijo a este medio un miembro de la Comité Ejecutivo de la UIA.

La reunión 1

La ministra de Industria, Débora Giorgi, fue la primera en visitar la sede de la UIA el 11 de mayo pasado. Algunos funcionarios de la cartera tardaron en caer en cuenta de los elogios recibidos, incluso por la omisión de los temas más espinosos. De Mendiguren encabezó la reunión:

Agradeció al ministerio por el trabajo desarrollado. Incluso afirmó que "hace diez años no nos hubiéramos planteado tener funcionarios así".

Se comprometió a "mantener un diálogo fluído" para hablar de cualquier tema

Y nadie habló ni cuestionó la inflación ni el tipo de cambio.

"Ministro, ¿qué es profundizar el modelo?"

El ministro de Economía, Amado Boudou, acudió este jueves a un almuerzo con el Comité Ejecutivo de la UIA. El clima fue distendido: el funcionario no acusó a ningún empresario de subir los precios y ninguno de los asistentes puso en tela de juicio al INDEC.

Boudou se sentó a la mesa unos días después de que su vice, Ricardo Feletti, afirmara a la revista Debate que hay que "radicalizar el populismo" y "apropiarse de factores de renta importantes" para anclar el armado del modelo. Sin mencionar a su compañero de ministerio, uno de los comensales preguntó al ministro "¿qué es profundizar el modelo?".

El ministro le dio a los empresarios una definición económica: mantener los superávit gemelos (comercial y fiscal), aumentar las reservas del Banco Central y mantener un tipo de cambio competitivo. Luego, el tema no se volvió a mencionar y De Mendiguren dejó en claro que "la UIA no quiere mejorar la competitividad con pedidos de devaluación" y agregó que "el tipo de cambio es una herramienta, pero no la única".

A la izquierda de Boudou se sentó Luis Betnaza, vicepresidente segundo de la central y hombre fuerte de Techint. El empresario planteó como preocupación el armado de medidas antidumping para importaciones chinas, pero no mencionó la polémica por la designación de más directores estatales en empresas donde la ANSES posee participación.

No es un dato menor, este último tema motivó un enfrentamiento mediático y judicial entre Techint y el Gobierno y hasta un comunicado de la UIA (y AEA) en rechazo del aumento del poder del Estado en los directorios de empresas privadas. Sin embargo, vale recalcar que puertas adentro no todos los industriales están de acuerdo con el estilo político del grupo empresario de Paolo Rocca.

Por otra parte y con perfil más bajo, miembros de la entidad plantearon la preocupación por la batería de proyectos de ley que descansan en el Congreso que modifican la relación gremios-empresas. Obtuvieron la promesa de que ese tema también será revisado.

Todas las fichas puestas sobre la mesa son provisorias. Hasta ahora, Hugo Moyano no salió a responder en persona y la respuesta de la CGT a la Presidenta no gozó de la misma contundencia que las críticas recibidas. La relación del Gobierno con el empresariado sufrió altibajos y su pulso estuvo más marcado por la coyuntura que por las convicciones.

Ahora el Gobierno encontró en el diálogo con los industriales un común denominador por fuera de la economía, que en la práctica sirve a ambos sectores: poner límite a las ambiciones políticas de Moyano.

* Editor de FortunaWeb

Twitter @juanpdesantis

20/5/2011

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