Ni la debilidad de los noventa, ni la fortaleza del 2008

Por Ramiro Castiñeira *

Redacción Fortuna

La pérdida del superávit fiscal en manos del cuadro energético, terminó por reconfigurar los objetivos del BCRA. Pasó de una pelea constante por evitar/demorar/dilatar la apreciación cambiaria y así sostener el crecimiento, el empleo y el saldo comercial, a abandonar la tarea y subordinarse pasivamente a las necesidades de la política fiscal.

Dicho de otra manera, el BCRA dejó de defender el tipo de cambio, para hacerse cargo de cubrir el bache fiscal del periodo, además de los pagos de la deuda pública del Gobierno. Se pasó de la virtuosa dominancia cambiaria, a la viciosa dominancia fiscal.

Igualmente la economía empieza a frenarse dado que dejó de generar dólares por lo que la restricción externa igualmente opera, acentuado por la sequía y el menor precio de la soja, que reduce las exportaciones agrícolas en US$ 5 mil millones.

La pérdida del superávit fiscal ante el cuadro energético llevó a la pérdida del tipo de cambio competitivo, que con tiempo condujo la macro a agotar el superávit en la cuenta corriente del balance de pagos.

Las nuevas restricciones cambiarias "estiran" la estrategia de vivir de las reservas del BCRA por lo menos un año más. Dado que ahora no serán afectadas por la salida de capitales y se reservan exclusivamente al pago de la deuda y el resto de las operaciones corrientes de la economía.

Entre 2009 al 2011 el Gobierno perdió toda la fortaleza macroeconómica que exhibía y que permitió tantos logros en tan poco tiempo, en buena medida por el cuadro energético que se llevó puesto los pilares del modelo.

Los casi tres puntos de superávit fiscal que se observó hasta 2008, el Gobierno los perdió en subsidios, importar energía y sustituir la falta de inversión privada en el sector.

Desde 2011 la economía ya no genera dólares y vive de las reservas del BCRA. Se usaron más de u$s11.000 millones el año pasado, entre el pago de la deuda y el financiamiento de la salida de capitales privados, aunque las reservas cayeron la mitad por deuda externa que tomó el BCRA para mitigar el impacto contable.

Si bien ya no hay superávit gemelos ni tipo de cambio competitivo, tampoco hay abultados déficit gemelos ni atraso cambiario, por lo que la economía todavía es mucho más sana que en los noventa (incluso mejor que muchos países de Latinoamérica), además de recordar el bajo nivel de endeudamiento luego de los exitosos canjes de deuda en 2005 y 2010, estatización de AFJP y pago de deuda con reservas.

* Economista de www.econometrica.com.ar

27-1-2012