El frigorífico familiar sacó a la luz un proyecto a largo plazo con el que busca hacer una fuerte inversión para ampliar su producción. Busca consolidarse como el líder nacional.
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Hay empresas que logran reinventarse ante situaciones adversas. No es ninguna novedad afirmar que el sector de la carne vacuna atraviesa una de las peores crisis.
Los frigoríficos están trabajando casi a la mitad de su capacidad y en poco más de dos años, los números de la industria se desbarrancaron llevándose por delante la actividad de firmas de envergadura, como la brasileña JBS, dueña de Swift en la Argentina; Finexcor, de Cargill, y locales como el grupo Mattievich, de Santa Fe.
Esto generó que nuestro país deje de ser el gran proveedor internacional de carne vacuna. Del 11% de participación que tenía en el mercado externo, hoy se debe conformar con tan sólo el 3%, y ya ha sido desplazada por Uruguay y Paraguay.
Ante este duro panorama, hay empresasdel sector que comenzaron a rediseñar sus políticas de producción, inversión y orientación de sus productos, fortaleciendo el mercado nacional y buscando nuevas alternativas en el sector de la carne porcina.
Los precios más competitivos en comparación con la carne bovina y las trabas a la importación de carne de cerdo que llega de Brasil (según datos de la Asociación Brasileña de la Industria Productora y Exportadora de Carne Porcina, las exportaciones al mercado argentino cayeron un 84,4% de enero a febrero de este año, y un 77,9% si se compara febrero de 2012 con el mismo mes de 2011) hacen que el abastecimiento interno de carne porcina se transforme en un negocio seductor para aquellos que pueden invertir y proyectar a largo plazo.
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2-4-2012
