El Príncipe de Mónaco remató 38 autos de la colección Grimaldi

Alberto II dice que no los subastó por la crisis sino para renovar la flota: vendió todos. Hereda este interés de su padre y su abuelo, el fundador del Gran Premio de F1. Fotos Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

El Príncipe Albert II de Mónaco sacó a subasta 38 autos antiguos y deportivos de los 142 de la colección familiar privada que inició su padre, Rainiero III, entre ellos un Bentley, de la marca francesa Panhard y un Porshe. Vendió todo a través de Artcurial Motorcars y embolsó 1.180.000 euros.

La verdadera joya de la corona era el Berliet Type C2 de 1907, el más antiguo de la colección de su padre, que salió con una base de € 20 mil y se vendió en 70.700 euros.

Y el precio más alto pagado fue por el un Mercedes-Benz 500 SEC AMG de 1983 con apenas 8.400 kms, el auto personal del príncipe Rainiero, que salió con una base de € 15 mil y fue vendido en 117.600 euros.

También, entre los vintaje subastados había dos Panhard & Levassor, que salieron con un precio base de € 25 mil (un X19 Roaster de 1913 vendido en € 81.300 y un X47 de 1924), un exclusivo Bentley S1 de 1956 por el mismo valor y un Citroën Traction 11C de 1955 por € 12 mil.

Desde hace tiempo las generaciones de la familia Grimaldi han coleccionado autos vintaje y rarezas. Cada año una parte de su colección se subasta y compran nuevos modelos de autos, así la colección se actualiza constantemente.

Había otros más modernos y deportivos, como un Chevrolet Camaro de 1973, un Dodge Dart de 1964, un Porsche 928 S de 1982 con 67.000 kms que lo usaban de pace car y un Fiat 500 de 1971 con accesorios Abarth.

Ver el programa de la subasta siguiendo este enlace Artcurial motorcars

Hay quienes dicen que la crisis financiera internacional golpea hasta a los príncipes monegascos, pero en la aristocráticas familia aseguran que esta venta es sólo para hacer espacio y renovar la flota. Como cualquier coleccionista, venden para comprar, y movilizan un poco el mercado de los autos clásicos.

Alberto II confiesa haber heredado el amor a los automóviles vintaje de sus padres y de su abuelo, uno de los fundadores del Gran Premio de Mónaco, una de las carreras más prestigiosas de la F-1. Y, a su manera, continúa la tradición familiar, aunque sea vendiendo algunos.

7-8-2012

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