Blanqueo de la inflación: verdades y mentiras de un anuncio esperado

El debut del nuevo índice dejó varios puntos destacables. Las contradicciones de Kicillof y las consecuencias del sinceramiento. Galería de imágenes Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Con dardos hacia los "formadores de precio", el ministro de Economía, Axel Kicillof, presentó hoy el nuevo Índice Oficial de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNU) que debutó con una medición del 3,7%.

Al igual que en sus últimas apariciones, el titular de la cartera económica criticó a las consultoras que elaboraban índices propios de inflación, a quienes culpó -junto a los medios que "hostigan" y a los comerciantes que "especulan"- de la inflación. 

Al criticar a quienes emiten sus propios índices de inflación, el ministro también estaba cuestionando al Axel Kicillof previo al kirchnerismo, cuando desde el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino -CENDA- daba a conocer su propio índice de precios, muy diferente al del gobierno, como así también brindaba su opinión sin ahorrar críticas hacia las políticas económicas del kirchnerismo.

Por otro lado, la sola idea de criticar a todos los que "empujaron" a la inflación, delata que el mismo gobierno la ocultó durante años -siete, para ser más exactos-, período durante el cual negaron sistemáticamente que la inflación fuera otra. Curiosamente, esas críticas colisionan con la idea de presentar un índice que blanquee una inflación más cercana  a las cifras criticadas hoy por Kicillof, que a las que criticaba antes, cuando le molestaban los "dibujos" de Guillermo Moreno.

De lo único que no acusó Kicillof a los demás, es de la emisión de moneda, uno de los grandes factores que influyen en la inflación y de la cual el único responsable es el Gobierno Nacional.

Dirigentes del arco opositor se manifestaron satisfechos por la novedad, incluso Miguel Peirano celebró que "se reconozca la realidad". Peirano, que fue el último ministro de Economía de Néstor Kirchner, cuando el Indec ya estaba intervenido, también destacó que ahora es necesario abordar el problema, en sintonía con la mayoría de los economistas de los distintos espacios.

La problemática radica en varios frentes que el Gobierno se negó a afrontar por años y que, con el blanqueo inflacionario, no le quedará otra que abordar: paritarias y deudas.

Un reconocimiento inflacionario -suponiendo que este índice es el que corresponde, a pesar de desconocerse el listado de productos relevados- complica cualquier referencia de tasas de interés, sea en materia de deudas, créditos o plazos fijos.

Incluso a nivel gubernamental, el hecho de sincerar la inflación era un requisito harto requerido por los organismo de financiamiento internacionales. Y si bien es cierto que al gobierno le gusta remarcara que es libre del Fondo Monetario Internacional, el FMI se cuela en el momento menos indicado, como en la negociación por la deuda con el Club de París. El FMI tomó nota y dijo que "evaluará" la nueva metodología.

En materia salarial, la cuestión pasa por otro lado: si por años hubo aumentos que duplicaron a la inflación oficial, todo hace pensar que los gremios se verán tentados a reconsiderar las cifras del reclamo, y está vez tendrán datos oficiales para pelearlo.

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