Los mercados financieros celebraron las medidas ortodoxas del Gobierno

Devaluación, suba de tasas, blanqueo de la inflación y posible trato con el FMI dispararon bonos y acciones. Segunda semana de pax cambiaria. Los costos para la economía real.

Redacción Fortuna

Por Jairo Straccia (*)

Después de años de desconfianza y hostilidades, los mercados financieros tuvieron su Día de los Enamorados con la administración de Cristina Kirchner. Tras el sinceramiento de una inflación del 3,7% en enero a través de un nuevo índice oficial, no sólo se dispararon los bonos que siguen la evolución del costo de vida, también hubo euforia en la Bolsa, saltaron las acciones en Wall Street y el dólar paralelo se hundió en el cierre de otra semana de trabajosa calma en materia cambiaria gracias a un a esta altura indesmentible giro ortodoxo del kirchnerismo.

Los títulos públicos que se indexan por precios volaron. El Discount en pesos trepó 21%y el Cuasi Par lo hizo un 18,51%. El Par en pesos también saltó 17,95%. Los inversores buscaron posicionarse en ese título a la espera de una resolución oficial que revincule la cotización de esos papeles al nuevo índice, más creíble, de la gestión del ministro de Economía, Axel Kicillof. “Es un muy buen primer paso para la imagen del país y para los inversores, pero no nos olvidemos que un inversor no invierte o deja de invertir porque mientan en el índice, sino por las reglas de juego”, advierte Mariano Peretti, de Maxinver.

La Bolsa, en tanto, tuvo saltos del 7,76% en las acciones del Macro y del 6,31% en el Banco Francés, para redondear un salto del 2,24% en el índice líder, el Merval. Con estos números, el gaseoso mundo de “los mercados” festeja el esfuerzo ortodoxo del oficialismo. El 21 de enero se convalidó un salto del dólar oficial de $ 6,80 a $ 8. Días después, el Banco Central subió las tasas hasta cerca del 30% y quitó una cifra récord de pesos de la plaza. El jueves el Gobierno cosechó elogios del Fondo Monetario Internacional, con quien elaboró el índice que vuelve indiscutible el proceso inflacionario, y abre la puerta a una revisión no muy lejana de toda la economía por parte del organismo, en el marco de lo que manda el artículo IV de su estatuto.

“Sin dudas, el Gobierno está dando un giro ortodoxo, queda demostrado en la suba de tasas, en la licuación de los ingresos por la devaluación y en el aumento de tarifas que según declaraciones de los funcionarios se preparan para los próximos días”, asegura Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global. “La verdad es que se puede observar un giro ortodoxo en el Gobierno por las subas de tasas especialmente, pero sobre lo que no hay certezas es hasta dónde va a llegar”, agrega Juan Diedrichs, analista de Capital Markets.

Paños fríos. Con este recetario, Economía cerró su segunda semana de pax cambiaria. El dólar oficial bajó de $ 7,82 a $ 7,80, con una merma de siete centavos en la semana y 22 desde que arrancó febrero. El paralelo, en tanto, se operó a un promedio de $ 11,75, totalizando una merma del 6% en el mes. Así, el Gobierno consigue llevar la brecha cambiaria a 50% o menos y sostener un mensaje de algún grado unificación cambiaria en el horizonte. Con las cerealeras liquidando al menos US$ 2 mil millones este mes y los bancos vendiendo parte de sus divisas, el Central hasta puede recuperar reservas, que ayer cerraron en US$ 27.823 millones (en la semana subieron US$ 85 millones).

Costos. Todo es un triunfo módico a la espera de qué sucede con las paritarias, clave para la sostenibilidad del modelo. Lo que pareció alejarse es la sensación de crisis. “De aquí en adelante, lo que importará es qué medidas se tomen, pero se espera un plan económico de fondo que ataque el déficit fiscal”, indica el financista Carlos Donantueno. “La trayectoria temporal del tipo de cambio dependerá ahora de lo que haga el Ministerio de Economía, no el BCRA”, apuntó Economía & Regiones, respecto de la necesidad de un recorte del gasto público.

Lo cierto es que el ordenamiento de variables financieras conlleva lo que siempre quiso esquivar la Casa Rosada: el costo político de una economía que se enfría, con menos consumo por caída del salario real, que puede rozar una caída del nivel de actividad.

(*) Publicado en la Edición Impresa del DIARIO PERFIL el 15/02/2014