“El Sur”, derechos de autor y después…

La propiedad intelectual en la era de Internet finalmente está dando el debate que tanto se esperó. Por Paula Rossi (*) Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

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Por Paula Rossi (*)

Días atrás ardieron las noticias relacionadas con el funcionamiento de Internet y el modo de administrarla: a fines de abril el gobierno publicó en el Boletín Oficial la decisión de crear una Comisión para definir políticas en la red, mientras que en Brasil se llevaba a cabo la cumbre NetMundial, sobre gobernanza en Internet. Está visto que, en lo que a Internet se refiere, todavía queda mucho por resolver.

Entretanto, el 23 de abril se celebró el Día Internacional del Libro y junto con él, el del Derecho de Autor. Y el 26, el Día de la Propiedad Intelectual. En el medio, casi como una irónica síntesis entre los festejos y los nuevos desafíos, María Kodama denunciaba a Taringa! por infringir los derechos que ahora posee ella sobre la obra de Jorge Luis Borges.

No podemos desconocer que la llegada de Internet nos enfrentó a nuevos problemas. Pero también marcó el inicio de un nuevo paradigma, que entraña nuevas formas de comunicación, nuevos hábitos de consumo y de entretenimiento. Frente a esto, hubo quienes rápidamente comprendieron dónde se encontraba la verdadera esencia del nuevo coloso, y allí -en la participación, la creación y el intercambio de información- basaron el negocio de sus empresas. En Argentina, Taringa! fue una de ellas, conformando una comunidad virtual en la que se comparten todo tipo de contenidos. Un nuevo modelo de negocio que si bien satisface las necesidades de los usuarios, en muchos casos atenta también contra los derechos de los autores del material que pone en circulación.

Internet tiene esa doble cara: por un lado, es una amenaza que acecha y menoscaba los derechos de los autores de las obras y, por otro, se presenta como un mercado propicio con oportunidades al alcance de todos. ¿Habrá un equilibrio en el que “todos ganen”? Es posible. Por lo pronto, las industrias culturales, tan afectadas al principio, están comenzando a entender que hay nuevas reglas de juego, y están intentando jugarlo.

En muchos casos las industrias tradicionales (musical, editorial, cinematográfica, etc.) celebraron convenios con sitios web de intercambio de datos con el fin de “regular” de algún modo la circulación de contenidos protegidos bajo Derecho de Autor. En Argentina, también Taringa! se hizo eco de esta tendencia que impera a nivel mundial y celebró convenios con la Cámara Argentina del Libro (CAL) brindando un canal para denunciar contenidos que infrinjan Derechos de Autor, darlos de baja automáticamente y luego revisarlos. Además, acordó con la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) y la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF) para facilitar el intercambio de contenidos por Internet.

Los antiguos enemigos ahora buscan hacer las paces. La firma de estos convenios marca un punto de inflexión en nuestro país con relación al conflicto que plantea la circulación de las obras protegidas en el entorno digital. Al mismo tiempo, abre un camino de diálogo y trabajo en conjunto entre los distintos actores en pos de lograr un entendimiento hasta tanto exista una regulación específica.

Mientras yo cerraba esta columna, los hermanos Botbol buscaban el teléfono de Kodama para conversar.

(*) Especial para FortunaWeb de Clarke, Modet & Co. Argentina

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