Arreglar o no con los fondos buitre no salva al Gobierno de la recesión

Ocho economistas pronostican que con un acuerdo ingresarán divisas, habrá dólar más calmo pero solo se frenará la caída del PBI. Un default postergaría el rebote hasta 2016. Por Florencia Barreiro.

Redacción Fortuna

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Entrar o no en default. Esa es la cuestión. Frente a estas dos posibilidades se abren escenarios bien diferentes para el futuro del modelo. No tanto porque un arreglo solucione todos los problemas o distorsiones de una economía que ya entró en recesión, sino porque sin acuerdo todo podría estar aún peor de cara a la transición.

Los pronósticos de las consultoras y economistas relevados por PERFIL muestran que la entrada de dólares es clave para que repunte la actividad no del todo este año, pero para que se abra un horizonte más auspicioso en el bienio 2015-2016, tras un 2014 que sólo se debate sobre qué magnitud tendrán los números rojos.

Hay consenso en que las consecuencias del conflicto con los buitres se empezarán a ver recién en el último trimestre y de lleno el año que viene. Si hay acuerdo en Nueva York habrá cierta recuperación e incluso un rebote. Pero el escenario de default rompe todos los esquemas.

Negociación y puente. Si se llega a un arreglo, la mejora llegará vía financiamiento. Las provincias consiguen fondos, no caen tanto las reservas, se mantienen las tasas y el Gobierno puede pensar en no subir tanto el dólar. “Aparece la posibilidad de un maquillaje ante una situación que se presentaba como muy complicada”, asegura Juan Luis Bour, de FIEL.

Con esta postal, el año terminaría con una caída del PBI cercana a 1,5% en la mayoría de los pronósticos, una inflación nunca superior al 40%, un dólar oficial que oscila entre los $ 9 y 10 y una brecha con el blue cercana al 30%. El más optimista es Agustín D’Attellis, del Grupo Makro, afín al Gobierno, que ve un crecimiento del 1%.

De todas formas, hay cierta coincidencia en que la posibilidad de acceso al crédito externo no soluciona por completo las cosas. “Argentina tiene problemas económicos que van mucho más allá del conflicto con los holdouts: el déficit fiscal está descontrolado, no hay crecimiento de la productividad, hay caída del salario real, existe disminución del empleo formal privado, entre otras cuestiones”, postula Fausto Spotorno OJF. “Si se llega al arreglo, el Gobierno sólo tiene una herramienta más para resolverlos”.

Existe cierta sensación de que la posibilidad de endeudarse sólo permitiría tapar con más comodidad algunos agujeros. “Actualmente hay desequilibrios acumulados, problemas estructurales”, confiesa Lorenzo Sigaut Gravina de Ecolatina. “Y las chances de que este gobierno las resuelva son muy relativas. El endeudamiento puede servir para ganar tiempo y para llegar a 2015 con una economía no tan mala como la de este año”.

El fantasma. Si bien todos los economistas aclaran que estamos ante una situación muy diferente a la de 2001, el escenario del default terminaría de arrastrar una economía maltrecha un escalón más abajo: menos nivel de actividad, más inflación, mayor devaluación. La caída del producto podría llegar al 3% en 2014, y condenar a la economía de 2015 a extender la recesión en el año de cambio de gobierno. Toda la tarea de corregir y recuperar se trasladaría a quien llegue desde 2016.

Si bien todos esperan con acuerdo o sin él un ajuste del tipo de cambio, la principal consecuencia de la entrada en default es un estrés extra del mercado cambiario, tanto del precio del dólar como de las reservas. La presión por devaluar surgiría con fuerza, y la brecha entre el dólar oficial y el blue podría volver a rozar el 70%. En el mejor de los casos, se llegaría a un dólar a 10 y un paralelo que quedaría al borde de los $ 17.

“El escenario del default es el peor de todos y no creo que ocurra”, sentencia Ramiro Castiñeira de Econométrica. Es un escenario traumático para la economía que transformaría la actual recesión en una crisis, se juega. “No es la Argentina quebrada del 2001 pero sí es una Argentina que rompe los contratos y patea el tablero. Si esto ocurre nadie sabe dónde van a caer las fichas”, aventura.

En este caso, además, no aparecerían dólares frescos para cumplir con vencimientos, cubrir el déficit fiscal y asistir a las provincias. Problemas que se acentúan, sobre todo el año que viene. Caen las reservas, se dispararía la emisión monetaria y por este motivo, también la inflación, indica un informe del estudio del gurú ortodoxo Miguel Angel Broda. El año que viene puede ser bastante caótico: no hay dólares para anclar las expectativas, aseguran los economistas, y esto es fundamental.

Según Eric Ritondale de Econviews, el único atenuante sobre las reservas, es que el menor nivel de actividad y las menores importaciones ayuden a compensar un poco el menor acceso al financiamiento.

Reticente a dar pronósticos, Jorge Vasconcelos del Ieral de la Fundación Mediterránea cuenta que en los últimos 34 años, la Argentina pasó por siete recesiones, incluyendo ésta. “En los casos en el que dependieron de factores internos –como la que empezó en el ‘99– siempre fueron más prolongadas y requirieron de un plan de estabilización creíble para salir adelante, con una buena política fiscal”, explica. “Por eso el foco debe estar puesto allí, más allá de cualquier arreglo con los fondos buitre”.

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