Las obsesiones de Brito, que pasó de San Martín a enemigo en 24 horas

Apostó a mejorar el balance, ordenar la transición para los candidatos y tender puentes con el Gobierno en pleno avance del caso contra Boudou.

Redacción Fortuna

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Por Jairo Straccia | Paola Quain

Fueron necesarias sólo 24 horas para que el banquero que más creció de la mano de la administración kirchnerista pasara de ser un potencial héroe al peor de los villanos. La seguridad y el paso tranquilo de Jorge Brito, presidente del Banco Macro y de la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba), el pasado miércoles en Sarmiento al 700 frente a la casa matriz de entidad que comanda desde 2003,no anticipaban el salto al vacío que tendría su gestión para llegar a un acuerdo con los fondos buitre a través de sus representantes en Nueva York. Tampoco lo imaginaba el mercado, que empujó el mismo día la acción del banco hasta alcanzar casi su cotización más elevada en lo que va del año ($ 45).

Brito había llegado de vacaciones en el exterior el sábado. Tras festejar el cumpleaños con la familia, arribó al país y se puso al frente de una “vaquita” empresaria que le pidieron de la Casa Rosada para intentar que el juzgado estadounidense repusiera una cautelar que fuera un puente antidefault. Habló con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el secretario Legal, Carlos Zannini y se fue a ver a Juan Carlos Fábrega. En el exterior, prometía contactos Gustavo Cinosi, accionista del Sheraton Pilar. El plan original era poner US$ 250 millones de entre todas las entidades como garantía. Todo evolucionó a comprar en cuotas el juicio entero por US$ 1.400 millones, a cambio de que los bancos recibieran bonos de mejor cotización entrado el 2015. Una de entre varias opciones, dicen cerca de Brito, era respaldar la operatoria con los depósitos de los clientes que hay en Sedesa, una sociedad creada en 1995 para garantizar los fondos del sistema.

El tiro de gracia, a manos del ministro de Economía, Axel Kicillof: “Ser generoso con la plata de otro es malo, con la del pueblo es peor”, disparó el funcionario que dijo que se venía a “desayunar que los bancos iban a poner plata para comprar la deuda a los buitres, pero, si no se les pagaba, estaban asegurados en Sedesa”. Cristina re respaldó y redobló las críticas a Brito más tarde en Casa de Gobierno.

Así puso fin a la negociación paralela que Brito llevaba a través de su representante Sebastián Palla y directivos de JP Morgan, HSBC y Citi, según trascendió. Palla, de 40 años, intentaba por su parte cerrar la herida abierta de ser uno de los autores de los canjes en la era del ex ministro Roberto Lavagna, que hoy le dan dolores de cabeza a la gestión del kirchnerismo.

Razones y obsesiones. “El se entusiasmó porque cree que el default es malo para todo el país”, dicen en el Banco Macro. Si se creyó San Martín, como lo chicaneó sin nombrarlo la propia jefa de Estado, las razones del cruce de los Andes pueden haber sido varias:

◆ El Macro, el mayor banco privado de la Argentina tiene una fuerte exposición a títulos públicos, aunque no a bonos del Estado, sino a Lebacs, las letras que emite el Banco Central.

◆ El esfuerzo que le pedían no era grande en términos financieros. Es cierto que propuso poner US$ 100 millones por su parte, el equivalente a un trimestre de ganancias de la entidad. Los bancos estaban dispuestos a poner sus “excesos de capital”.

◆ Había varios banqueros y empresarios preocupados, desde Eduardo Eurnekian, de la Corporación América, hasta David Martínez, del fondo Fintech. Todos consideran que sus negocios en el país mejorarían sin una cesación de pagos.

◆ La preocupación por la causa Ciccone. El banquero, que no fue incluido en el procesamiento del vicepresidente Amado Boudou y los Ciccone, estaría en la mira del fiscal Jorge Di Lello (ver aparte).

Entre Fábrega y Massa. Brito ya tiró la toalla en este tema. No negocia más, dicen en su entorno aunque en Adeba esperan una “ventana” para volver a la carga. Fábrega, su coequiper en el armado de la estrategia, quedó enojado por los costos del default. El jefe del Central nunca confió demasiado en Brito, de hecho en un almuerzo empresario, en mayo, le preguntó indirectamente por el blue. El otro que refunfuñó por el plan caído es Sergio Massa, el candidato del Frente Renovador, de muy buen trato con Brito. Aspiraba a que su amigo de Tigre , con un acuerdo, le garantizara una transición ordenada para una eventual gestión.

Esta nota fue publicada en la edición Nº 909 de Diario PERFIL.