Shinkansen | El tren bala japonés cumple 50 años

2.663 kilómetros de vías, 10 mil millones de pasajeros transportados a 320 kilómetros por hora, ningún muerto en medio siglo. Galería. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Con el hocico alargado y plano, la carrocería delgada y ventanas cuya forma recuerda a las de los aviones, el tren entra suavemente en la estación de Tokio, como en una película de ciencia ficción. El fascinante aura que envuelve al tren de alta velocidad japonés Shinkansen, que alcanza velocidades máximas de más de 300 kilómetros por hora, despierta entre los fanáticos del ferrocarril un asombro similar al que antes causaba el vuelo a baja altura de un avión supersónico Concorde.

Sin embargo, a diferencia del Concorde, el Shinkansen, que en octubre de 1964 inauguró la era de los trenes de alta velocidad, exhibe un balance de seguridad casi impecable. Desde que entró en servicio hace 50 años, ninguna persona ha muerto en un accidente del Shinkansen.

"En aquel entonces, ser conductor de un Shinkansen se convirtió en una profesión de ensueño absoluto", relata Atsushi Niwa. Este japonés, que hoy tiene 63 años, condujo la primera generación de los trenes de alta velocidad. Aún recuerda muy bien que ya entonces lo rodeaban niños para hacerse fotos con él, según dijo al periódico económico "Nikkei".

El primer tramo, de una extensión de unos 515 kilómetros, entre la capital de Japón y Osaka, fue inaugurado el 1 de octubre de 1964, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de Tokio. Desde entonces, la red ferroviaria para el Shinkansen, palabra japonesa que significa literalmente "Nueva línea troncal", se fue ampliando progresivamente.

Según la organización japonesa de comercio exterior Jetro, la red de líneas ferroviarias tiene actualmente una extensión total de 2.663 kilómetros. Por esa red fueron transportados en los últimos 50 años más de 10.000 millones de pasajeros.

Los japoneses estaban muy adelantados a su tiempo. El éxito del Shinkansen se contagiaría más tarde a muchos países de Europa. Es cierto que actualmente también en otros países circulan trenes de alta velocidad, tales como el ICE y el AVE. Sin embargo, el aura que todavía hoy envuelve a los "trenes bala" japoneses es diferente. Además, el Shinkansen sigue teniendo fama de ser con diferencia el tren de alta velocidad más seguro del mundo.

Por esta razón, los japoneses quedaron perplejos cuando en octubre de 2004, tras un terremoto, descarriló por primera vez un Shinkansen, aunque nadie resultó herido. El accidente hirió tan fuertemente el orgullo de toda la nación que durante varios días la televisión estatal mostraba imágenes del tren descarrilado.

Otro motivo de orgullo es la ya legendaria puntualidad de los Shinkansen, que en este aspecto no tiene parangón en el mundo. Salvo cuando ocurren catástrofes naturales como terremotos o tifones, en Japón apenas se registran retrasos. En 2011, el retraso medio de un Shinkansen no llegaba a más de 36 segundos, informó orgullosamente el diario "Sankei Shimbun".

Esta gran puntualidad no solo se debe a la excelente tecnología y al buen mantenimiento de los trenes, sino también al hecho de que la red para trenes de alta velocidad está separada de la de los suburbanos y de mercancías y está casi totalmente vallada. Los tiempos de viaje y las horas de llegada y de paso están planeados en unidades de 15 segundos.

El conductor tiene que saber exactamente cuál es la distancia respecto de la próxima estación. Tan pronto como el retraso corre el riesgo de superar un minuto, se envía una señal de alarma al centro operativo. En tales casos, el conductor y el centro operativo hacen todo lo posible para recuperar el tiempo perdido.

Lo que también impresiona es la limpieza de los trenes. Ya minutos antes de la llegada del convoy, filas de limpiadores uniformados se alinean en el andén. Cuando el Shinkansen efectúa su entrada, se inclinan profundamente. Con una enorme eficiencia y meticulosidad recogen la basura en el tren y vuelven a colocar las filas de asientos en el sentido de la marcha.

Con una pequeña "escoba de limpieza", que tiene sensores en las puntas, se detectan mediante una señal acústica los lugares húmedos, explicó a "Nikkei" Yuji Maeda, de la empresa "Shinkansen Maintainance Tokai". De esta manera, el personal de limpieza puede cambiar rapidísimamente los cojines sucios.

Actualmente, los trenes Shinkansen salen de la estación central de Tokio en intervalos de pocos minutos, casi la misma frecuencia que los trenes suburbanos. Tan solo entre Tokio y Osaka viajan diariamente en el Shinkansen unos 400.000 pasajeros. Si hace 50 años el tren tardaba cuatro horas en cubrir esa distancia, hoy recorre el trayecto en poco más de dos horas y media. Por tanto, lo que distingue al Shinkansen es la alta velocidad de desplazamiento continuo, más que la velocidad máxima. Sin embargo, el perfeccionamiento del sistema ferroviario nipón sigue adelante.

Hace pocos días, la compañía de ferrocarriles Japan Railway (JR Tokai) sometió a prueba el tren de levitación magnética Maglev. El vehículo alcanzó en un tramo de prueba una velocidad máxima de 500 kilómetros por hora, bastante más que el Shinkansen más rápido que actualmente está en servicio, el "Hayabusa", cuya velocidad máxima es de 320 kilómetros.

Por Lars Nicolaysen

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