¿A dónde fue nuestro dinero?

El Bitcoin como mecanismo de defensa frente a las arbitrariedades de los Bancos Centrales. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

¿Es Alejandro Vanoli un buen titular del Banco Central? ¿Lo fue acaso Juan Carlos Fábrega? Mientras algunos se encuentran satisfechos con su gestión al frente del BCRA, y otros esperan el turno de alguno mejor, perdemos el foco de la cuestión realmente importante. Es verdad: hay gobiernos que administraron mejor, y otros que lo hicieron peor. La pregunta que intenta resolver este artículo es entonces, cómo podemos protegernos de aquellos que administran mal o de una manera distinta a la que nosotros quisiéramos.

Si nosotros le damos un arma de fuego a un psicópata, corremos un riesgo alto de que muera mucha gente. Si nosotros le damos un arma con balas de goma, el riesgo de posibles víctimas es menor. Mientras que si le damos un tenedor descartable, lo más probable es que nadie salga herido. ¿Puede ser que el psicópata tenga un arma de fuego en la mano y no mate a nadie? Por supuesto que sí. Pero la cuestión aquí se trata de no correr el riesgo.

Trasladando este ejemplo al ámbito estatal, le hemos dado la posibilidad de empobrecernos a cualquier funcionario de turno que dirija el Banco Central de la República Argentina. Es de esta institución de quien depende hoy que los pesos que cobramos a fin de mes sirvan –o no- para satisfacer nuestras necesidades y deseos, y nos pone en una situación de riesgo que no deberíamos correr. Como dijo Milton Friedman, «la moneda es un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de banqueros centrales».

Hace pocas semanas un alumno de mi curso de economía, mientras explicaba las funciones del dinero, preguntó si aunque el peso no cumpla estrictamente con todas ellas mantenía su status de dinero. «Si los precios se modifican constantemente por la inflación entonces no es unidad de cuenta; si no sé cuánto voy a poder comprar el año que viene con mis $100 tampoco es un depósito de valor confiable; por lo que la única función que mantiene es la de medio de cambio y porque es obligatorio: ¿qué pasa si intentáramos probar con otra cosa?».

El peso es dinero de tipo fiduciario: carece de valor intrínseco y se utiliza como dinero por decreto gubernamental. Es el gobierno argentino quien nos obliga a ser cada día más pobres, emitiendo sin límites y poniendo al frente de la banca central a un funcionario que compara la cotización del dólar paralelo con la del precio de la cocaína. ¿Cómo podemos protegernos de semejante avasallamiento sobre nuestro patrimonio?

La respuesta es clara: debemos buscar alternativas. Quienes creen que el dólar es la solución, no comprenden que corren con la misma suerte. La moneda estadounidense se ha depreciado un 41% entre el 2002 y el 2008, como consecuencia de las políticas aplicadas por la Reserva Federal de EEUU. Hay un camino de escape a estas arbitrariedades del poder político, y es el Bitcoin.

Cada vez más aceptado como medio de cambio en la economía global, el Bitcoin se acerca más al concepto de dinero que el peso argentino. Escapa a las disposiciones del Banco Central, a los caprichos de un presidente, o a las consecuencias de una emisión desenfrenada de moneda oficial. Su valor es determinado por el mercado, mientras que su uso no es estudiado con lupa por la AFIP.

Algunos seguirán esperando un gobierno mejor, mientras otros esperamos que tanto poder acumulado no esté al alcance de nadie ni de nada.

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Michel FallikMichel Fallik, Docente de Principios de Economía y Director de la Asociación Civil DAR es DAR

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