Los bancos, en alerta por un diciembre con cajeros a full

Por Paola Quain | Ante la emisión récord, triplicarán las recargas de efectivo a fin de año. Las terminales se rompen por el peso de los billetes. Instalan “desarmaderos” por los repuestos.

Redacción Fortuna

Diciembre representará un desafío para muchos bancos que se preparan para hacer frente a una mayor demanda de efectivo en cajeros automáticos por parte del público, explicada no sólo por las compras de fin de año, sino también por el efecto de la suba de precios en un marco de mayor emisión de pesos, en el que la velocidad de circulación aumenta notablemente, según estiman especialistas para el último bimestre.

Esta combinación de un alto nivel de inflación, más billetes en circulación y un creciente monto de extracción por operación, hicieron que los bancos comenzaran a acelerar la entrada de nuevos cajeros, aunque muchas de las máquinas están trabadas en la Aduana.

Ejecutivos del sector explicaron que “todavía no pueden acceder a la compra de dólares” para cancelar esos pagos, pero ya hay tratativas con el Banco Central para resolver el tema. Según pudo saber PERFIL, esta semana Miguel Angel Pesce, vicepresidente de la autoridad monetaria, mantendrá reuniones con bancos privados por este tema y será el encargado de cuidar que las reservas internacionales no desciendan demasiado de los US$ 28.103 millones alcanzados.

Mientras que los bancos esperan que les liberen al menos unas 600 máquinas este año, otras entidades tienen planeado ingresar una cantidad similar en el primer tramo de 2015, “pero ya sabemos que será difícil”, explicaron y agregaron que el precio de cada unidad va desde US$ 13 mil hasta US$ 30 mil las más complejas –cuentan con cofres de seguridad, lectora de billetes y cheques–, con una vida útil de cinco años.

Ante esta situación, algunos bancos improvisaron talleres de reparación de cajeros en sus depósitos. PERFIL logró acceder a una dependencia –no se revela cuál por seguridad– y comprobó el estado de las máquinas. “Desarmamos algunos para arreglar otros”, confiaron las fuentes que detallaron que lo más requerido son las poleas que llevan los billetes desde los cartuchos que los contienen al exterior, porque los artefactos están diseñados en el extranjero para extraer tres o cuatro billetes, mientras que aquí una operación de $ 3 mil requiere treinta papeles.

Desde hace más de dos años sólo se recargan con billetes de $ 100, porque de lo contrario la logística para abastecer de efectivo sería imposible, afirman. Así, se alcanza el máximo de $ 800 mil para los cajeros de cuatro cartuchos, y $ 1.600.000 para los de ocho en cada terminal.

Cuello de botella. Una entidad orientada a clientes de ingresos medios estimó que en diciembre se multiplicará por dos o tres veces el número de recargas de noviembre y proyectó que la extracción promedio de sus clientes crecerá un 26%. “El uso del débito hace que no siga la inflación”, calculada entre 35 y 40% pero “nuestros problemas aumentan cuando a fin de año proliferan los descuentos por pagos con cash”, agregó.

Néstor Morena, director de Brink’s Argentina afirmó que la demanda del servicio de transporte creció en 2014, al punto que la empresa debió sumar nuevas unidades y personal, “porque la enorme cantidad de billetes que se necesita trasladar es mayor”, y resaltó que las unidades que  requieren más efectivo son las ubicadas en shoppings, supermercados y universidades.

Aldo Pignanelli, expresidente del BCRA, aseguró que se necesita un billete de mayor nominalidad: “El de $ 100 se emitió hace veinte años –un peso era un dólar– y desde entonces vale 15 veces menos. Tendría que haber un billete de $ 500 y otro intermedio”, dijo pero resaltó que lo preocupante es que el Gobierno se sigue financiando con emisión. Estima que la base monetaria cerca de $ 410 mil millones, podría sumar unos $ 80 mil millones, alentando la inflación.

Otro ex presidente del BCRA, Martín Redrado, sostuvo luego del seminario de la revista Bank, que hay que apuntar a las causas profundas para resolver estos problemas, con un plan integral que reduzca la inflación, algo que llevará más de un año.

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