Cómo piensa y opera Biscay, el talibán de la guerra al blue

Con 36 años y formado en la lucha contra los delitos económicos, es el cerebro detrás de los controles en la City. Sus próximos movimientos.

Redacción Fortuna

Pocas veces el nombramiento de un director del Banco Central causó tanto revuelo. La llegada de Pedro Martín Biscay a la mesa chica de decisiones de la autoridad monetaria de la mano de Alejandro Vanoli, durante la primera semana de octubre, marcó un giro en la actuación de la entidad que debía mostrarse eficaz a la hora de frenar al dólar blue y contundente al momento de encontrar responsables.

La ardua tarea que se le encomendó al abogado de 36 años egresado de la UBA y nacido en Villa del Parque no es sencilla. A tan sólo pocos meses de abandonar la imagen descontracturada y con barba que solía lucir, hoy, como director y vicesuperintendente de la entidad, no sólo determinará los lineamientos principales de la política monetaria y financiera, también podrá brindar o revocar autorizaciones de las entidades para operar.

Sin embargo, su visión sobre el sistema financiero ya había quedado plasmada en un editorial de octubre de 2013 de la revista Tierra Socialista, donde se desempeñó como subeditor. El escrito con su firma al que accedió PERFIL señala que la pelea por las contradicciones entre el modelo de endeudamiento externo y de desarrollo industrial “siempre se da en el ámbito del mercado y las finanzas, a través de estrategias complejas como la compra de bonos, la emisión de acciones o la inversión en productos sintéticos de altísima complejidad”.

Para Biscay, “la regulación de los mercados no ha logrado hasta ahora doblegar la separación entre producción y especulación, situación que para nuestra economía abre una serie de problemas ligados a los límites propios del modelo desarrollista”.

La cruzada del joven funcionario contra la cotización del dólar ilegal, que en las últimas semanas sumó una larga lista de allanamientos y varias suspensiones en la City, es articulada con Cristian Girard de CNV, José Sbattella de la Unidad de Información Financiera (UIF), y Carlos Gonella, de Procelac.

Crítico de la gestión de Juan Carlos Fábrega en el Banco Central, a la que parte del equipo de Vanoli considera responsable de filtrar información sensible, Biscay tendrá la oportunidad de demostrar su amplio conocimiento sobre cómo se articulan operaciones ilícitas en el mercado financiero, especialmente las interconexiones entre bancos, financieras y cuevas. Para ello, ya renovaron gran parte del plantel de inspectores.

Pese a los buenos resultados que los operativos en la City demostraron en lo que se refiere a la fuerte caída del blue en tan sólo un mes, el objetivo de reducir la brecha cambiaria a su mínima expresión parece poco cuando se observa detalladamente los objetivos que Biscay persiguió en los ámbitos de trabajo en los que incursionó.

Hasta enero de 2012 fue director ejecutivo del Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (Cipce), una organización no gubernamental dedicada al desarrollo de políticas de prevención de la criminalidad económica. Agustín Carrara, que ocupó su cargo después, resumió a este medio: “Nuestro objetivo principal consiste en ayudar a recuperar el dinero que genera la delincuencia económica o que es sustraído de las arcas públicas por políticos corruptos. Buscamos que esos capitales sean devueltos al Estado y sean utilizados para la implementación de políticas que reparen el daño social causado”.

En 2013 formó parte del equipo de la oficina de Derechos Humanos, Verdad y Justicia de la CNV, donde trabajó en un primer informe sobre el rol de la institución en la dictadura y las complicidades cívicas en delitos financieros. En la Procelac continuó esa línea. “Su método de trabajo es la revisión exhaustiva de archivos y expedientes, la sistematización de la información dispersa y la elaboración de materiales que permitan dar cuenta del entramado de operaciones que se iniciaron entre 1976 y 1983, pero que continuó en la democracia”, cuentan quienes han compartido tareas con él.

Así, su convocatoria por Twitter para escrachar a Cavallo parece sólo un dato de color. Dio de baja su cuenta @Rask17, el mismo nombre de usuario de su Instagram chino que mantiene activo.

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