Detuvieron a una banda que evadió más de $500 millones

Por una denuncia de AFIP, la Justicia arrestó a seis personas que evadían a gran escala mediante facturas truchas. Cómo era el negocio.

Redacción Fortuna

En un megaoperativo en el que participaron más de 300 inspectores de AFIP, la Justicia logró desbaratar a una banda que evadió más de 500 millones de pesos a través de facturas truchas. Los procedimientos finalizaron con la detención de 6 integrantes de la asociación ilícita fiscal.

Según indicó el ente recaudador en un comunicado,  el Juzgado Federal y Criminal y Correccional N° 3 de Morón a cargo del Dr. Juan Pablo Salas, ordenó detener esta mañana al cabecilla de la banda; su esposa; el contador y el imprentero; además de un abogado del RENAPER que habría facilitado documentos falsos; el encargado de conseguir los negocios ilícitos; y una persona que utilizó una de las usinas para comercializar productos electrónicos.

Las detenciones se llevaron a cabo en el marco de 46 allanamientos simultáneos realizadas en la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires.

Por las maniobras, la AFIP suspendió preventivamente las CUITS de los involucrados y emitió un Reporte de Operación Sospechosa a la Unidad de Información Financiera (UIF), presidida por José Sbatella.

El hallazgo. La investigación comenzó cuando los agentes de la AFIP detectaron a un grupo de empresas que no presentaban sus Declaraciones Juradas.

A partir de ello, las tareas de inteligencia fiscal de los agentes de la AFIP y el cruce de información con las bases de datos del organismo permitieron determinar la adulteración de la identidad de los integrantes de las sociedades.

Por ello, se presentó la denuncia a la Justicia y se solicitaron escuchas telefónicas. La AFIP detectó que la banda tenía una cuenta bancaria radicada en Hong Kong en la cual depósito cerca de 10 millones de dólares.

Las maniobras desplegadas se perfeccionaron con la utilización de cheques robados y rechazados como también la solicitud de créditos sin cancelar.

Las personas involucradas se presentaban en los bancos aportando avales fraudulentos como balances y certificaciones de ingresos suscriptos por contadores inexistentes y, de este modo, solventar un patrimonio societario inexistente.

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