Dólar: la paz forzosa profundiza recesión en fábricas

Por Paola Quain | Antes de las elecciones, el Gobierno aplaca la tensión cambiaria. Pero con el tipo de cambio fijo se muerde la cola: extiende el parate industrial y golpea el empleo y retrasa la inversión. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

La paz cambiaria que consiguió el Gobierno a partir de un mix de controles, acuerdos bilaterales y expectativas respecto de un cambio de gestión después de diciembre se profundizó esta semana con un nuevo descenso del dólar blue (aunque ayer repuntó levemente). Sin embargo, la tranquilidad gestada suma interrogantes sobre los costos que genera esta estrategia a mediano plazo en la actividad económica, según interpretaron diferentes economistas.

Con un nivel de reservas superior a los US$ 31 mil millones luego del acuerdo de intercambio de monedas con China, una brecha entre el dólar oficial ($ 8,71) y el ilegal ($ 13,10) de 49%, la tranquilidad se consolida como una realidad desde los temblores de octubre pasado. La brecha cambiaria descendió más de diez puntos porcentuales desde el inicio del año. Sin embargo, una inflación todavía elevada y un tipo de cambio que apenas se desliza son motivo de preocupación para los economistas, que advierten que el nivel de actividad económica, el empleo y la inversión serán fuertemente afectadas con el paso de los meses, en el marco de un proceso que ya lleva varios años de deterioro y que llena de desafíos a la gestión que llegue desde 2016.

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Milagros Gismondi, de Empiria Consultores, remarca: “Claramente, un tipo de cambio atrasado afecta el nivel de actividad y el empleo, y la caída de la brecha cambiaria es resultado no sólo de los controles en el microcentro sino también de que la demanda estacional fue cubierta con la fuerte venta de dólar ahorro y las compras con tarjeta en el exterior”.

En términos de competitividad, la voluntad de extender la tranquilidad cambiaria por mucho tiempo, o al menos hasta las elecciones primarias de agosto, suma aun más problemas en un año de recesión. Lorenzo Sigaut, economista jefe de Ecolatina, asegura que “en 2015 el atraso cambiario no sólo no se va a aliviar, sino que se va a agravar, dejando una situación aun más compleja para la próxima gestión”.

En lo que se refiere al tipo de cambio multilateral con Estados Unidos, el economista apuntó que “ya estamos en niveles de la convertibilidad”, mientras que con respecto al resto de los países “seguimos perdiendo terreno porque el resto de las monedas de la región se deprecian, como el real en Brasil, nuestro principal socio comercial”.

Ambos especialistas destacan que el ahogo de las economías regionales es preocupante, y la tendencia negativa de los últimos meses en exportaciones podrá profundizarse. “Las ventas de tabaco, frutas y olivos fuera del país siguen cayendo”, dijo Gismondi sobre el tipo de cambio real para estos sectores, que descendió fuertemente en el último año. Tan grave es la situación en el interior que “las empresas chicas tienen que cerrar o vender su negocio”, remarcó Sigaut. Con todo, el calendario electoral parece todavía lejano para avizorar la llegada de inversiones –tanto de actores locales como del exterior–, porque no hay incentivos. Hay una fuerte necesidad de infraestructura, y recién en el segundo semestre de este año podrían ingresar fondos por la expectativa de cambio de gestión, aclaró la economista de Empiria.

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En este escenario, la pregunta de cara a los próximos meses dejó se ser cómo contener el blue, sino cuánto estamos dispuestos a perder por mantener el dólar como ancla antiinflacionaria.

Para los cambistas de la City, sin embargo, todavía no se puede descartar que el blue vuelva a calentarse. “Es un mercado pequeño y sobrerreacciona ante cualquier cambio”, recordó un experto en cambios, que opinó que parte de la caída de la brecha cambiaria se debe también a una menor capacidad de ahorro por parte del público en los meses previos a las paritarias.

Advierten que la muerte de Nisman golpea la economía

“La tragedia del fiscal Nisman no es inocua para la economía”, asegura en su título el último informe de la Escuela de Negocios del IAE de la Universidad Austral, que firma el economista y sociólogo Juan José Llach.

Uno de los impactos en números, señala, se verá en el gasto y la inversión. “Hasta que los efectos de esta tragedia se aclaren, la gente prefiere estar líquida, o sea, guardarse los dólares”, indica Llach, que diferencia por otro lado el apetito financiero que ya se está viendo respecto de inversiones que miran el mediano plazo, el cambio de presidente el 10 de diciembre próximo.

Según el ex viceministro de Economía, hasta ahora una de las bases sobre las cuales se asentaban los pronósticos más optimistas a mediano plazo eran “las delicias de la democracia”, en referencia a la posibilidad de cambio de gobierno y mejoras políticas. Pero, tras la muerte del fiscal de la Unidad AMIA, que califica como “política”, aumenta el “temor por las malas cosas nuevas que pueda inventar el Gobierno” contra la Justicia.

Nota publicada en la edición N° 967 del Diario PERFIL

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