El millonario dueño de IKEA que viste ropa usada y compra yogur a punto de vencer

Ingvar Kampard posee una fortuna valuada en 64.000 millones de euros y es considerado el cuarto hombre más rico del planeta, pero hace un culto de la vida austera, que intenta transmitir a su empresa.

Redacción Fortuna

“Creo que no hay una sola prenda en mi guardarropa que no sea de segunda mano”, dice el multimillonario sueco Ingvar Kampard, que el 30 de marzo cumplirá 90 años, en el documental sobre su vida que se estrenará en su país con motivo de su aniversario.

A pesar de ser el dueño y fundador de IKEA, corporación transnacional dedicada al diseño y venta de muebles en todo el mundo, la vida de Kampard no podría ser más frugal. En 2013, tras la muerte de su mujer, dejó su residencia en Lausana (Suiza) para volver a su Älmhult natal, un pueblito costero de 9000 habitantes, la mitad de los cuales trabajan para él.

Kampard maneja un Volvo 240 que compró hace más de 20 años, pero suele dejarlo en casa para viajar en transporte público. Amante de las caminantes por los pasajes bucólicos de Smaland, suele dar la nota al comprar en el supermercado productos lácteos a punto de vencer. La razón: evitar que se tiren a la basura alimentos que aún están en perfecto estado.

Quien lo viera vestir siempre ropa de segunda mano, andar en colectivo o viajar en clase turista (“Por qué elegir primera? ¿Para que la azafata me regale una copa de champán? Si me ayudara a llegar más rápido a mi destino, entonces tal vez”), difícilmente adivinaría que no sólo se trata un hombre pudiente, sino de una les personas más ricas del mundo. En 2006, Forbes valuó su fortuna en 64 mil millones de euros, o 69 mil millones de dólares al cambio actual, lo que posiciona cuarto en la lista de los que más tienen.

“Quiero dar un buen ejemplo”, dijo una vez en entrevista para la televisión de su país. Puede considerarse que exagera. Por ejemplo, como no le gusta desperdiciar en cortes de cabello, espera a viajar a un país del tercer mundo para hacerlo. La última vez se lo cortaron en Vietnam.

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