Apuestan a un piso de $ 14,50 para el dólar en un trimestre con abundancia de divisas

Paola Quain (*) | El Gobierno buscaría que las industrias no pierdan la competitividad ganada tras la devaluación. Ingresos por la cosecha y las emisiones de deuda post default pueden presionar la cotización a la baja. La estrategia.

Redacción Fortuna

Con la mirada puesta en el segundo trimestre del año, el Gobierno se prepara para tratar de sostener un dólar que ya sufrió en pocos meses, demasiados vaivenes. Desde el $ 13,74 tras el levantamiento del cepo en diciembre pasado y hasta tocar su máximo de $ 16 el 1ºde marzo, el $ 14,50 que muestran las pizarras de la City porteña en la actualidad, empieza a parecer un piso para los analistas, que advirten que si sigue bajando se regresaría al dilema del atraso cambiario de la etapa anterior.

Para Ramiro Castiñeira, economista jefe de Econométrica, la Argentina está cambiando su modelo económico, que agotó todos los superávits y stock de reservas, y vuelve a una economía de mercado: “Salimos del atraso cambiario, ya no se regalan dólares y suben las tarifas por la quita de subsidios. Creo que este tipo de cambio no le sobra nada y no le falta nada, eso significa que tampoco le permite ahorrar al Gobierno”.

En los próximos meses, la evolución del tipo de cambio dependerá de varios factores. Algunos de ellos presionarán a la baja. Se espera una fuerte liquidación de la cosecha que aumentará la oferta de divisas en el mercado generando un descenso en la cotización. En lo que va del año, ya ingresaron unos US$ 5.290 millones, cerca de un 85% más que en el acumulado en el mismo período de 2015, según datos de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), y podría sumarse una cifra similar en el próximo trimestre cuando se opere el grueso de las ventas con la cosecha.

Para Empiria, la inminente abundancia ligada a los sojadólares y al ingreso de divisas financieras planteará serios desafíos como un “dañoso atraso cambiario”.

Otro punto importante será la entrada de dólares como resultado de las emisiones de deuda de la Nación y las provincias. Tan sólo en el primer caso se espera captar unos US$ 11.800 millones, una vez que el Congreso apruebe el acuerdo de pago con los fondos buitre. En el sector financiero estiman con optimismo que ya hay unos US$ 5 mil millones en espera de las emisiones.

Con acuerdos cerrados por unos U$S 8.200 millones, aún queda un 30% de bonistas con los que negociar. Con todo, desde la consultora esperan “bastante volatilidad en el mercado cambiario”.

Demanda y piso. Pero habrá también, del otro lado de la balanza, herramientas que ayuden a impulsar la demanda para sostener el tipo de cambio. Desde diciembre cuando se levantaron buena parte de las restricciones cambiarias, Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, determinó que el monto operado por cada importador sería como máximo de US$ 2 millones mensuales hasta diciembre, mientras desde enero hasta mayo actualmente rige un tope de US$ 4,5 millones y “a partir de junio no habrá límite”.

En el sector industrial esperan que eso sostenga el tipo de cambio.

Las líneas de crédito en dólares otorgadas por bancos privados –específicas para el sector exportador–, si bien son reducidas, podrán ayudar a incrementar la demanda. Puertas adentro de las principales entidades, se preparan para un trimestre en el que “es esperable que el dólar no se encuentre por debajo de los US$ 14,50 que suena como un piso razonable”.

En las mesas de operaciones de la City, coinciden con esa apreciacíón y recuerdan las intervenciones de venta del Banco Central para frenar el pico de los $ 16, a partir de entonces la caída fue de 10% en las pizarras sin intervenciones de la autoridad monetaria. Pero también una aparición del Banco Nación días atrás cuando el tipo de cambio amenazaba con perforar el piso de los $ 14,50 y compró divisas. No descartan que eso vuelva a suceder.

Sin certezas. Maximiliano Castillo Carrillo, de ACM, coincide con el Banco Central en que “el mercado no debería anticipar con certeza los movimientos en el dólar, pero a la luz de los resultados creo que sería conveniente una menor volatilidad”.

En lo que se refiere a la tasa de interés, el intrumento por excelencia para controlar la demanda de divisas, Castillo Carrillo consideró que no se puede descartar que se intente avanzar en una baja de la tasa de interés, especialmente cuando se comience a observar la liquidación de los agrodólares.

Un ahorro en futuros Un tipo de cambio por debajo de los $ 15 tiene, especialmente en el corto plazo, un efecto positivo en las cuentas del Banco Central. Se debe a que marzo concentra buena parte de los pagos por contratos de “dólar futuro” heredados de la era Vanoli.

Estos acuerdos de cobertura de tipo de cambio donde habitualmente participan importadores y exportadores, tuvieron un boom y su volumen operado se disparó entre septiembre y diciembre pasado cuando el Banco Central pactó acuerdos con el objetivo de calmar expectativas de devaluación ($ 10,80 a marzo de 2016). Con el cambio de gestión y el inmediato salto del tipo de cambio, los compromisos a cancelar por parte de la autoridad monetaria se incrementaron, ya que debe compensar la diferencia con el dólar actual. “Fue tan grande el volumen acordado por la gestión anterior que toda baja actual del tipo de cambio alivia los compromisos a cancelar por la actualidad”, señalaron fuentes vinculadas a las operaciones, que estiman la deuda de la entidad por alrededor de $ 50 mil millones. El juez Claudio Bonadio investiga responsabilidades.

(*) Publicado en la edición impresa de Diario PERFIL.

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