Uber, perdónalos, no saben lo que hacen

Por Federico Rouco | Se está perdiendo la oportunidad de adecuarnos al futuro, a lo que es mejor para todos, ya sea peones de taxi o pasajeros. Una visión progresista del problema tendría como consecuencia la aceptación de Uber y no su prohibición y persecución como se hizo en estos pocos días que tiene operando.

Redacción Fortuna

En la última sesión de la Legislatura Porteña se votó a favor de una declaración de “enérgico” repudio hacia Uber. Así, si bien esto no es vinculante en lo más mínimo, aleja a la Ciudad de Buenos Aires del acceso a un servicio de mayor calidad y menor precio al tiempo que ahuyenta a la empresa líder a nivel mundial en el rubro.

Ya hace un tiempo, Tom Goodwin proponía que algo raro estaba pasando al darse cuenta que las empresas de mayor valor de algunos rubros clave en esta nueva era económica no se parecían en nada a las anteriores: Facebook es el medio de comunicación más caro del mundo y no crea contenido propio; Alibaba es la empresa de comercio minorista más cara del mundo y no tiene stocks; AirBnB, la empresa de alojamiento de mayor valor mundial, no posee inmuebles propios; Por último, y lo que aquí importa, la empresa de taxis de mayor valor del mundo no posee autos propios. Ah, Uber tiene un valor de mercado que equivale a 9 (nueve) YPFs.

Este “algo raro” del que habla Goodwin es la irrupción de las interfaces por sobre los productos en sí. Ya no importa quién es el que ofrece, vende o produce, o quién es el comprador: Lo importante es brindar el espacio para que ambas partes se contacten y pueda llevarse a cabo la operación. De esta forma, los costos de transacción son mucho más bajos; el consumidor puede conocer datos, si quisiera, del vendedor debido a que están todos en la misma lista; y, más importante, se reducen las barreras de información debido a que toda la oferta de un mismo bien estaría condensada en un mismo lugar. Los supuestos de la microeconomía clásica están cada vez más cerca de ser verdad para los mercados competitivos: Tanto productores como vendedores son tomadores de precios (dado que la dinámica del mercado competitivo impediría algo distinto), información perfecta y cero costos de transacción.

Localmente, Uber se encontró con una barrera legal por la cual se le quiere impedir trabajar. Las razones para declarar el “enérgico” repudio se basan en la diferencia que tiene los choferes de Uber y los taxistas normales frente a los requerimientos y a la situación laboral. Lo que resta preguntar es por qué no se exige más libertad al taxi y sí se exige más regulación para Uber. Es decir, por qué se prefiere encarecer un servicio cuando la alternativa es que sea mejor y más barato.

Lo curioso de esto es que no se considera, al menos públicamente, una modificación de la regulación para que se dé curso a una empresa que genera trabajo de forma simple y que permite que los precios del transporte sean menores.

Se está perdiendo la oportunidad de adecuarnos al futuro, a lo que es mejor para todos, ya sea peones de taxi o pasajeros. Una visión progresista del problema tendría como consecuencia la aceptación de Uber y no su prohibición y persecución como se hizo en estos pocos días que tiene operando. A menos de 24 hs de operar se retuvo un auto y su dueño fue multado con $77.000. Tuve la oportunidad de subirme a un auto vía Uber al segundo día de operación y la experiencia es muy recomendable. Según una encuesta elaborada por Cicmas Strategy Group, más del 70% de los consultados lo utilizaría, aunque casi todos creen que debería tener el mismo trato que un taxi. Por otro lado, una amplia mayoría está a favor de una modernización en los medios de pago.

El tema no es tanto por Uber en sí, sino por la idea de cambio, de mejora. Este proceso de irrupción que generó debería, al menos, mostrarles a funcionarios y empresarios de Taxis que el actual servicio no está en línea con lo que los consumidores quieren y que cualquier empresa nueva y sin historia en el país puede venir y ganarles el mercado. Así, si no quieren ser historia, deben ser futuro.

La causa de esta prohibición radica en un tema legal pero, también, en la fuerte capacidad de lobby que tiene el sindicato de taxistas, que opera para que nada cambie. Como dice Goodwin, algo está cambiando a nivel mundial. El PRO asumió con la idea del Cambio. Ojalá le presten atención a Goodwin, acepten que algo está cambiando y se sumen al Cambio. Mientras tanto, perdonalos, Uber.

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Federico Rouco es Licenciado en Economía por la UCA y la University of Leeds y está cursando el Posgrado en Economía Social de la UCA. Además es Analista Económico de la Fundación Libertad y Progreso.

Twitter: @fgrouco

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