El Gobierno pronostica una inflación de alrededor del 2% para junio

Por Damián Nabot | El gabinete económico pronostica que en marzo del año próximo podrán cumplir la meta anualizada del 25%. Será de marzo de 2016 a marzo de 2017. Heterodoxia y esperanzas.

Redacción Fortuna

A pesar de que el primer relevamiento del INDEC mostró en mayo una inflación del 4,2%, el Gobierno asegura que el índice de junio bajará hasta ubicarse unas décimas por encima del 2%. No llegará a tres. El pronóstico ya circula en los informes del gabinete. Sobre las expectativas de la reducción gradual de la inflación se asientan gran parte de las esperanzas del Ejecutivo. Más allá del aire que tomó gracias a los escándalos de corrupción que devoran al kirchnerismo, la administración de Mauricio Macri sabe que la clave del respaldo de la sociedad se sostiene sobre las esperanzas en torno al futuro de la economía, un horizonte donde pesan esencialmente dos variables: precios y empleo.

En los últimos días, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, ratificó las proyecciones que había expuesto ante el Presidente. Con nuevos aumentos de tarifas descartados para la segunda mitad del año, el gabinete económico pronostica que en marzo del año próximo podrán cumplir la meta anualizada del 25% anual de inflación. No será de enero a diciembre de 2016, como habían proyectado inicialmente. Eso ya fue olvidado. “Le pifiamos por unos meses”, es la autocrítica que resonó en la quinta presidencial de Olivos en lenguaje poco científico. El horizonte del 25% aparece ahora de marzo de 2016 a marzo de 2017. La corrección, con el trasfondo del impacto del aumento de las tarifas, enfrentó al Gobierno con la mayor tensión social desde que llegó al poder. No está superada.

Y el empleo comparte la prioridad de la preocupación con los precios. De ahí que el Gobierno echó mano a los manuales de keynesianismo y busca acelerar la puesta en marcha de las obras públicas. El desconocimiento de los engranajes de la administración, las prevenciones frente a la judicialización de las licitaciones y el efecto de las lluvias se combinaron para retrasar los proyectos. La urgencia ahora es ponerlos en marcha.

El maná prometido para la segunda mitad del año quedó en el pasado, reservado para la inventiva humorística como la placa roja que anunció que las monjas del monasterio de General Rodríguez habían visto caer dinero del cielo y creyeron que había empezado el segundo semestre. Ya nadie se atreve a decir que el simple cambio de escenario gubernamental es condición suficiente para las inversiones. “Creemos en un papel activo del Estado”, lo cruzó el miércoles el jefe de Gabinete, Marcos Peña, a quien insinuaba lo contrario. Y es en la nueva heterodoxia macrista donde el Gobierno asienta sus esperanzas para sostener el respaldo social.

(*) Especial para Perfil.com, de la redacción de diario PERFIL | En Twitter: @DamianNabot

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