Mejores perspectivas para la actividad

Redacción Fortuna

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Desde el momento en que se conoció el resultado definitivo de las elecciones presidenciales, se supo que 2016 sería un año de importantes correcciones económicas (eliminación del cepo cambiario, aumento de tarifas, recorte del gasto público, suba de tasas de interés, etc.), con los consecuentes costos de corto plazo que ello traería aparejado para la actividad. Por este motivo, la mayoría de los economistas planteaban que durante al año en curso el PBI no iba a crecer.

Sin embargo, los primeros meses del año revelaron que las políticas llevadas a cabo por el gobierno tuvieron un profundo sesgo contractivo. Sea por la subestimación del impacto de las medidas, fallas de implementación y/o coordinación del equipo económico, o incluso por un contexto externo más adverso (destaca la crisis política-económica de Brasil), lo cierto es que el deterioro de la actividad fue más profundo de lo esperado.

Frente a un escenario más negativo de lo previsto, el gobierno aplicó diversas medidas para revertir y  mitigar los efectos recesivos de las correcciones macroeconómicas. Mientras que las políticas de los primeros meses estuvieron destinadas a generar un entorno de mayor previsibilidad para fomentar la inversión en el mediano plazo, desde mediados de año las medidas implementadas por el Ejecutivo buscaron revertir en el corto plazo el deterioro de la demanda interna.

De cualquier manera, la mayoría de estas políticas tardaron en aplicarse y en muchos casos su impacto fue parcial, por lo que en el tercer trimestre del año recién se estaría logrando estabilizar el nivel de actividad. Y más allá que esperamos brotes verdes con la primavera, conforme a los datos de los primeros meses del año, proyectamos una contracción del PBI en torno al 2% durante 2016.

Así como había cierto consenso sobre la performance esperada para este año, son pocos los que dudan sobre la posibilidad de crecimiento en 2017.Sin embargo, frente a un escenario más pesimista de lo esperado inicialmente, surgen dos preguntas claves a dilucidar. Por un lado, cuándo comenzará a materializarse la recuperación y, más importante aún, cuáles serán los sectores que impulsen dicha expansión de la actividad.

¿Cuándo comienza la recuperación?

Luego de la “etapa de corrección” de los primeros meses del año, en el segundo trimestre el gobierno consiguió la “estabilización cambiaria y financiera” (la reapertura de la cuenta capital tras el acuerdo con los holdouts fue clave) pero ello no le alcanzó para recomponer la actividad, que de hecho profundizó su caída en el período. Acercándonos ya al final del tercer trimestre, podríamos caracterizar estos últimos meses como de “estabilización de la actividad”, ya que los sectores productivos de mayor peso habrían frenado sus caídas.

Por caso, el Índice Construya, que releva la evolución de las ventas de las empresas líderes de la construcción, en el promedio julio-agosto se ubica 0,5% por encima del nivel del segundo trimestre en la medición desestacionalizada. Más optimista aún, los despachos de cemento evidencian un incremento del 6% en igual período, confirmando la incipiente mejora de la actividad de la construcción. De manera análoga, los índices privados que miden la evolución de la industria manufacturera muestran que incluso desde mayo la producción del sector detuvo sus caídas en la comparación destacionalizada, retomando en el margen un mínimo crecimiento (+0,5% promedio por mes).

En base a estos indicadores, nuestras estimaciones señalan que durante el tercer trimestre el nivel de actividad habría detenido las caídas (desestacionalizadas). Más aún, es muy probable que en los últimos tres meses del año se avizoren los primeros brotes verdes: pese a que en la comparación interanual del PBI continuará mostrando caídas, la economía volvería a trepar significativamente en la medición desestacionalizada durante el cuarto trimestre, dejando un arrastre estadístico levemente positivo para el 2017.

Dados los signos ya evidenciados, consideramos que la recuperación de la actividad de los próximos meses vendrá fundamentalmente a través de dos frentes. Por un lado, del accionar del sector público, tanto por el lado del mayor gasto de capital (obra pública) como por los esfuerzos dirigidos a incrementar los ingresos de los sectores más vulnerables y los jubilados. Si a esto se le suma la leve recomposición del poder de compra de las familias (los salarios y gran parte de las prestaciones sociales se ajustan a la elevada inflación pasada, en un contexto de desaceleración del incremento de precios), el consumo de las familias volvería a crecer en la última parte del año.

De esta manera, en 2017comenzarían a cosecharse los frutos de las correcciones realizadas por el gobierno: en un entorno de mayor previsibilidad y recuperación de la demanda interna, el ingreso de capitales del exterior podría dirigirse a las inversiones productivas que el Ejecutivo ha intentado impulsar desde el comienzo de su gestión.

Sin embargo, muchas de las correcciones económicas fueron parciales, y ello lleva a preguntarnos cuáles son los sectores que han quedado mejor posicionados. Por caso, dado que no se consiguió una mejora significativa del tipo de cambio real, es probable que sólo aquellos sectores transables que cuentan con ventajas comparativas muestren una mejor performance durante 2017.Tal es el caso de la agroindustria, que además de haber sido favorecida por la quita de retenciones, mantiene buenas expectativas por los niveles de los precios internacionales (se destacan las subas de trigo y maíz proyectadas por el FMI).

En contraposición, aquellos sectores transables menos competitivos a nivel internacional quedarían más relegados. El caso más emblemático es el de la industria que, exceptuando algunas ramas puntuales, enfrenta dificultades a la hora de competir con los productos del exterior y encuentra un techo bajo de expansión por la situación de Brasil (se espera que el país vecino vuelva a crecer pero a una tasa muy baja).De esta manera, aunque proyectamos una recuperación de la actividad manufacturera en 2017 (en línea con la expansión del PBI), el nivel la producción se mantendría lejos del máximo alcanzado en 2013.

Los sectores que no compiten con el exterior (no transables), se verán plenamente favorecidos por el aumento de la demanda interna ya que no les afecta directamente el atraso cambiario. Por este motivo, los servicios volverían a crecer en 2017, recuperando el terreno cedido durante este año y superando los niveles de actividad del 2015.

Finalmente cabe destacar las buenas perspectivas de aquellos sectores ligados al Estado. Por un lado puede mencionarse el caso de los servicios públicos, que en los últimos años estuvieron postergados por la distorsión de precios relativos y que, tras cierta recomposición de tarifas, volverían a crecer (el sector energético estaría al frente de esta recuperación). Por otro lado, la construcción sería otro de los sectores más favorecidas por el dinamismo de la obra pública y los proyectos de infraestructura que el gobierno se ha comprometiendo a ejecutar.

Recuperación parcial para 2017

En suma, proyectamos un incremento de la actividad entre 3% y 4% para el año que viene. Aunque este guarismo parece elevado no lo es tanto si se tiene en cuenta el impacto recesivo de las correcciones macroeconómicas de este año (caída del PBI en torno al 2%). De hecho, de materializarse nuestros pronósticos la recuperación de la producción sería acotada ya que el PBI per cápita de  2017 no llegaría si quiera a recuperar el nivel del año pasado, ubicándose 3% por debajo del máximo alcanzado en 2013.

Frente a este escenario, el desafío del gobierno es alcanzar un crecimiento sostenido en el mediano plazo. Aunque a esta altura del año es necesario una reactivación rápida de la demanda, no habría que perder de vista que aún faltan corregir desbalances macroeconómicos. Quedan pendientes para 2018 numerosos frentes por corregir, entre los cuales destaca terminar de recomponer precios relativos minimizando los costos recesivos e inflacionarios.Ello es esencial para lograr una inserción más inteligente en el comercio internacional, tal que los principales sectores generadores de puestos de trabajo sean los que tracción en la actividad.

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