Una receta del éxito basada en la inversión

Por Claudio Celano Gómez y Ceferino Reato / El fundador del Grupo Insud, que recibió el Premio Fortuna al Empresario Destacado en el Exterior, factura más de u$s 1.500 millones en 45 países.

Redacción Fortuna

Líder en un sector donde la industria nacional es muy competitiva a nivel global, Hugo Sigman es un empresario con intereses y gustos muy diversos, desde los medicamentos y el agronegocio hasta los libros y las películas.

Sigman, médico y psiquiatra, tiene, además, una coequiper excepcional, su esposa y socia, la bioquímica Silvia Gold; ambos son dueños del Grupo Insud. “El nombre es un acrónimo de Innovación, Sustentabilidad y Desarrollo”, señala en una entrevista con FORTUNA.

Son los tres valores que, explica sustentan el conglomerado, que inició en 1977, en España, gracias a la ayuda de su suegro, que le prestó unos 500 mil dólares. Sigman y su esposa los multiplicaron largamente: el Grupo Insud factura más de 1.500 millones de dólares por año. “Lo que nos caracteriza es que siempre reinvertimos mucho”, asegura.

Fortuna: ¿Cómo está actualmente la industria farmacéutica en la Argentina?

Sigman: Es una industria y un sector muy competitivo, con empresas argentinas muy internacionalizadas y fuerte presencia en América latina. De las 10 primeras compañías farmacéuticas en el país, 7 son nacionales. La balanza comercial general del sector farmacéutico es deficitaria en unos u$s 1.500 millones, pero la de la industria nacional es superavitaria en u$s 300 millones.

Fortuna: ¿Por qué se da esta situación tan particular?

Sigman: Porque las empresas del sector son compañías familiares donde, como mínimo, los que están al frente son de la tercera generación. Hay varias firmas que tienen más de 100 años. Y, lo que ha pasado, es que se ha convertido en un modelo empresario muy virtuoso. A pesar de una durísima competencia, los intereses de la industria son muy fuertes y hay una defensa muy fuerte y clara de esos intereses. Cuidamos nuestros intereses comunes, de la mano de una cámara muy fuerte, con profesionales de primera, que analiza los problemas y plantea soluciones para las empresas socias.

Fortuna: ¿Cuáles son los principales desafíos que tiene el sector?

Sigman: El principal desafío es el de profundizar la inversión en investigación y desarrollo. En Argentina la industria es capaz de fabricar lo que se llaman productos ambulatorios, como analgésicos, antibióticos, para el colesterol, la presión. Y se hace en condiciones de mucha competencia. Pero hace falta dar un paso adelante para poder descubrir productos originales, con patentes argentinas. El otro desafío es mejorar la accesibilidad de estos productos. Y tenemos que mantener una preocupación por algunas enfermedades que todavía subsisten y que no hay razón para que existan. Por ejemplo, la enfermedad congénita más numerosa de Argentina es la sífilis. Esto es increíble.

Fortuna: ¿Por qué sucede esto? ¿El problema es del sector público, del privado o de la falta de interrelación entre ambos?

Sigman: Yo creo mucho en la interrelación entre lo público y lo privado. Y es un camino que hay que recorrer mucho en el país. Nosotros hicimos una experiencia que terminó siendo muy buena para el país y la industria. Cuando se produce la epidemia de Gripe A en el mundo, los países como los nuestros no tenían vacunas porque la cantidad que se producía era limitado. Los fabricantes son pocos y los gobiernos de esos países obligaron a esas empresas a entregarlas primero a los países donde se fabricaban o de donde eran los accionistas. Entonces, la vacuna la recibieron Estados Unidos, Europa Occidental y Canadá. No había suficiente para los países en vías de desarrollo. Era una situación indignante. Luego de varias reuniones, hablamos con el entonces ministro de Salud de ese momento y le propusimos que abriera una licitación internacional para fabricar las vacunas acá. Lo habló con la Presidenta, y a ella le gustó la idea. Se abrió esa licitación y nosotros nos presentamos en alianza con Novartis y Elea. Ganamos y desde hace varios años se fabrican vacunas en la Argentina. El compromiso fue que el Gobierno compraría esas vacunas al mismo precio que estaba comprando a nivel internacional pero a una empresa nacional. El resultado de todo esto fue que hoy se fabrican tres vacunas en la Argentina que antes no se fabricaban, invertimos más de u$s 110 millones, trabajan más de 200 personas de las cuales 70% son profesionales y técnicos. Es un sistema de cooperación público-privado muy virtuoso donde el Estado no paga ni un peso más, lo que antes se iba como divisas queda en el país, se fabrica en Argentina y se creó un polo de desarrollo extraordinario.

Fortuna: En este contexto, ¿Cómo ve al gobierno de Mauricio Macri, que pareciera ser más cercano a los empresarios que el anterior?

Sigman: A mí me gustó el resultado de las PASO porque creo que les fue bien a todos. Tanto al Gobierno como a la oposición, que volvió a ganar en varias provincias. Lo que veo es que la sociedad le está pidiendo a los políticos que dialoguen. Creo que algunos problemas en la Argentina no tendrán solución si no se trabaja de una forma coordinada. Y lo curioso es que, cuando hablo con una persona de Cambiemos o con una de la oposición, no hay grandes diferencias en lo que plantean para educación, salud, seguridad o pobreza, entre varios temas. Tenemos tantos problemas graves en la Argentina para solucionar que el diálogo es necesario. Lamentablemente creo que hasta octubre este tan necesario diálogo no se va a producir.

Grupo completo. El Grupo Insud, fundado por Hugo Sigman, hoy es un conglomerado de empresas en sectores muy diversos. Desde la industria farmacéutica, pasando por el agronegocios hasta el diseño de indumentaria, la cultura y la responsabilidad social con la Fundación Mundo Sano. Esta diversificación es parte del ADN del Grupo. “Nos llamamos Insud porque es un acrónimo de Innovación, Sustentabilidad y Desarrollo, que son los valores que rigen nuestra compañía. Nos ha ido muy bien. Desde 1976, cuando me tuve que ir de la Argentina por la dictadura y mi suegro me dio la posibilidad de comenzar un emprendimiento de trading en España, luego con los primeros pasos en tecnología hasta el diversificado Grupo que tenemos hoy. Y, mi forma de agradecerle a la sociedad es a través de la Fundación Mundo Sano, donde trabajan 60 personas y está subvencionada en casi un 90% por nuestra familia, y con otras actividades que no son rentables pero que ayudan y me realizan como persona y profesional, como son la editorial Capital Intelectual, editar Le Monde Diplomatique Cono Sur y la productora de cine K&S Films”.

Fortuna: ¿El negocio más rentable pero más complicado es el farmacéutico?

Sigman: Lo que caracteriza a nuestro Grupo es que siempre reinvertimos mucho. La búsqueda de resultados económicos tiene como objetivo la disposición de recursos para seguir invirtiendo. Y eso queda demostrado en la expansión que tenemos en tan diversas industrias y sectores. Mi objetivo fue siempre el de buscar la verticalización. Pasamos de ser traders, a fines de los 70, a producir materias primas, para luego tener nuestro propio laboratorio de genéricos y también con marca propia. Precisamente, en el sector farmacéutico, la clave está en invertir, porque es un negocio que, en nuestro caso, engloba varios negocios. Por un lado, fabricamos materias primas y productos terminados que vendemos a otras compañías productoras de genéricos en el mundo. Es un negocio de volumen y el más grande que tenemos. Exportamos a más de 1.600 clientes en 120 países. Por otro lado, un segundo negocio, es el de fabricar esos mismos productos con marca propia. Tenemos fábricas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Centro América, España, Indonesia e India. Ahí vendemos un producto con marca. El tercer negocio es el de la biotecnología, que hoy está viviendo una segunda oleada con lo que se llama anticuerpos monoclonales, que son proteínas con azúcares a su alrededor y lo que hacen es bloquear o estimular una determinada función. Nos metimos en este negocio porque vemos que este tipo de productos contribuyen mejor que los anteriores a mejorar y curar enfermedades muy severas. Nos inspiró tratar de mejorar la accesibilidad de los pacientes a los tratamientos que necesitan estos productos.

Fortuna: ¿Los tratamientos con este tipo de productos, no son todavía demasiado caros en el mundo y en la Argentina?

Sigman: Hoy la medicina está viviendo una situación muy especial, porque los nuevos productos que salen al mercado, que vienen del lado de la biotecnología, están generalmente destinados a las enfermedades huérfanas, que se llaman así porque el número de personas afectadas por ellas es muy reducida. La industria farmacéutica no invertía en ellas y empezó a hacerlo, pero los precios con los que sale al mercado son absolutamente imposibles. Yo estuve reunido con dos de las más grandes prepagas de la Argentina y hablamos de este tema, que es muy preocupante. Hay productos que hacen que algunos tratamientos cuesten u$s 850.000 por año. Entonces, la pregunta es quién lo pagará. Las obras sociales y las prepagas se niegan a hacerlo, pero los familiares van a un juez, consiguen una medida cautelar y las obligan a pagarlos. Estas dos prepagas me decían que en los últimos meses tuvieron 10 casos por estos tratamientos. Son muy eficaces para determinadas enfermedades pero el tratamiento es carísimo.

*Editor ejecutivo  y **Subeditor de Revista Fortuna