Cristina, Alberto y los ´70: asustando al capital

Por Ceferino Reato* / Los empresarios se muestran preocupados por la tendencia al volver al espíritu de izquierda de los ´70 del peronismo. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Las consecuencias son económicas, y, por ende, sociales, pero el problema es político. Hay una crisis de confianza en los empresarios sobre el presente y el futuro de sus negocios en la Argentina. Tanto el discurso como varias de las decisiones de las últimas semanas de los funcionarios —comenzando por el propio presidente Alberto Fernándezpreocupan a los dueños y a los ejecutivos del capital radicado en el país y convocan a los peores fantasmas del pasado: el peronismo vuelve a ser recordado como esa fuerza política cuya popular marcha los muestra “combatiendo al capital” y no por el pragmatismo y la ductilidad que explican su vigencia extraordinaria.

Muchos de los preocupados de hoy confiaban en la moderación del Presidente para frenar las tendencias populistas que le atribuyen a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero se muestran decepcionados por la creciente influencia de la ex presidenta en la agenda del Gobierno, al menos desde el frustrado intento de expropiar Vicentin, la empresa agroexportadora radicada en el norte de la provincia de Santa Fe.

La Vicepresidenta, que controla el Senado y, en buena parte, Diputados, encarna un “setentismo” que inclina al peronismo hacia un populismo de izquierda que los mercados financieros internacionales y algunos núcleos del establishment local vinculan con el desastre actual de la Venezuela de Chávez y Maduro. Es un análisis esquemático y seguramente impreciso, pero sirve para explicar tanto desasosiego.

LOS 70. Una década que sigue vigente para buena parte de la sociedad.

Toda esa desconfianza, toda esa incertidumbre derrama en el resto de la sociedad. ¿Hay alguna otra explicación para esta ola de empresas y personas que quieren irse de la Argentina? Algunas empresas transnacionales ya han decidido irse, como LAN y Falabella, y otras todavía no se fueron solo porque no han encontrado un socio que se haga cargo de su operación local.

En cuanto a las personas, la creciente presión fiscal explica la siempre difícil opción por el desarraigo de sectores de clase alta y media alta, en especial a Uruguay, como señala el especialista Adrián Diplotti en este número. Pero también son tantos los jóvenes de la vasta clase media que parecen decididos a emigrar, frustrados con un país envuelto en otra de sus crisis habituales.

Un país con una llamativa vocación por el pasado, con los liderazgos políticos predominantes nuevamente atraídos por los 70, una década que siempre vuelve, tal el tema —casualmente— de mi nuevo libro. ¿Ese pasado será nuestro futuro?

*Editor ejecutivo de revista Fortuna

Galería de imágenes