El dueño de Camuzzi, la mayor distribuidora de gas natural de la Argentina, reconoce que para extender la red “se necesita crédito” y para eso la macro es fundamental. Además, afirma que hoy “se pagan tarifas razonables” de gas.
Camuzzi Gas Pampeana SA y Camuzzi Gas del Sur SA forman en conjunto la mayor distribuidora de gas natural de la Argentina: tiene 2,2 millones de usuarios, de los cuales un 93% es residencial; está presente en más del 40% del territorio nacional (370 localidades de 7 provincias); cuenta con 53 mil kilómetros de cañería y el volumen de gas entregado el último año fue de más de 10.200 millones de m3, lo que equivale al 34% de la demanda energética nacional. Además, en 2024 tuvo el mejor balance de su historia, lo que quedó en evidencia al ganar el Premio Fortuna de Oro a la Mejor Empresa del Año.
A partir de este galardón, Fortuna habla con su titular, el empresario Alejandro Macfarlane, que conoce como pocos el negocio energético del país. Fue propietario de Edelap y EDEA, y en 2012, junto con Jorge Brito, compró el 49% de las acciones de Camuzzi. “Era un activo con gran potencial”, comenta. Durante más de una década esperó que las tarifas de gas fueran razonables, ya que los números de Camuzzi no cerraban. El resultado de la empresa siempre dio negativo, como para casi todas las energéticas durante los gobiernos kirchneristas. A pesar de cierta mejora en la presidencia de Mauricio Macri, los resultados volvieron a rojo con la llegada de Alberto Fernández a la Rosada, la pandemia y la inflación galopante, ya que las tarifas volvieron a congelarse. Sin embargo, todo cambió con la llegada de Javier Milei. “Hoy hay tarifas razonables”, expresa Macfarlane, “y podemos pensar en ampliar nuestra red de gas por la estabilidad macroeconómica, que es clave para estas obras”.
En su conversación con Fortuna, el empresario explica en detalle cómo y por qué cambió el negocio desde abril de 2024, critica la ampliación de la zona fría realizada por Fernández y está esperanzado con la vuelta del crédito: “En los últimos meses es cierto que el acceso al crédito se limitó un poco, pero estamos convencidos de que la macro se volverá a acomodar. La macro estable nos permite pedir un crédito para financiar obras de expansión y son las tarifas razonables actuales las que nos permiten pagar ese crédito. Ese es el círculo virtuoso en el que estamos”.
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Fortuna: En la entrega de los premios Fortuna, cuando Camuzzi ganó el premio a la Mejor Empresa del año, usted dijo que por primera vez en más de 20 años habían podido cumplir el contrato de concesión. ¿Por qué?
Macfarlane: Los servicios públicos, al igual que el transporte, como son servicios regulados son la primera herramienta que cuando hay una espiral inflacionaria tienen los que gobiernan para controlar su precio. Cuando hay inflación, regulan y controlan el precio de los servicios públicos, del transporte; y también del combustible a través de YPF; y con eso creen contener la inflación y es lo que tienen a mano para rápidamente hacer algo. La consecuencia de hacer esto durante períodos largos es que te empieza a generar un déficit que te va a impactar primero en las cuentas y después en el abastecimiento. Por eso es que hubo varios momentos en que nos quedábamos sin luz o sin gas. Esta situación que comento ocurrió en los últimos 30 años. El no haber incrementado las tarifas en 2002 tardó dos años en impactar, porque fue en 2007 que las compañías que tenían contratos de exportación a Chile no pudieron enviarles más porque fue el momento en que comenzó a crecer fuertemente el consumo en la provincia de Buenos Aires y en los sectores industriales por las tarifas artificialmente bajas.
Fortuna: ¿Cuál fue el cambio que llevó adelante el Gobierno de Javier Milei?
Macfarlane: Hizo lo que tenía que hacer, que fue aplicar el contrato de concesión y lo hizo de una vez. Generó un incremento muy importante al principio, pero hoy lo que paga la gente de luz y de gas, comparado con otros países de la región, es totalmente razonable. Además, a partir de abril de 2024, los incrementos empezaron a ser mensuales, como en todo el resto de los bienes y servicios de la economía; y eso también ayudó a la normalización. Y dónde vemos que fue exitoso lo que se hizo, en que no tuvimos problemas de incobrabilidad. Habíamos preparado un montón de sistemas de amortiguación del aumento, desde cuotas hasta formas diferentes de pago; porque el aumento fue muy grande de un mes para otro; pero nadie lo pidió. Mejor dicho, solo 12 usuarios, de 2,2 millones; solicitaron ayuda.
Fortuna: Usted dice que los valores que se pagan de energía son razonables, pero hay facturas que parecen impagables.
Macfarlane: Hay una confusión muy grande sobre cuánto pagan por mes de gas los usuarios. Yo puedo hablar por Camuzzi, pero sé que pasa con las otras distribuidoras también. La gente no paga $ 500 mil. En promedio, los usuarios de bajos ingresos pagan $ 32 mil; los de ingresos medios menos de $ 34 mil y los de altos ingresos casi $ 39 mil (Ver tabla “Promedio de facturas”). La luz tiene valores similares. Eso quiere decir que por mes, en energía, se paga entre u$s 80 a u$s 120. Eso no es dramático. En los países vecinos, con ingresos muy similares a los nuestros, pagan mucho más. Y algo que también hay que remarcar, que en otros países la gente consumía la mitad de gas y luz que acá. Lo que vimos es que, luego de los aumentos de las tarifas, los primeros tres meses el consumo se mantuvo estable porque las facturas son recibidas por los usuarios de forma posterior a los consumos realizados, llegan de 60 a 90 días después, con incrementos y empezó a bajar el consumo.
Fortuna: ¿Ve una baja en el consumo del gas?
Macfarlane: La gente empezó a consumir lo que necesita de energía. Lo que yo veo no es una retracción, sino un ahorro en el consumo. Hay que seguir incentivando a la gente a que consuma lo que realmente necesita de gas y de luz. Eso hace que la gente, a su vez, pague por lo que realmente utiliza. Y nosotros, a nivel tarifa, tenemos la tarifa que necesitamos.
Fortuna: En Argentina exista lo que se conoce como “zona fría”, que originalmente era para la Patagonia pero se amplió en el gobierno de Alberto Fernández. ¿Qué impacto tiene eso en las tarifas?
Macfarlane: Zona fría es un una ley bastante vieja, de 2002, que estableció el Fondo Fiduciario para Subsidios de Consumos Residenciales de Gas para las regiones de la Patagonia, la Puna y Malargüe. Mediante este mecanismo, los usuarios de esos lugares pagan una tarifa diferencial equivalente al 50% de la tarifa plena. A su vez, el resto de los consumidores de todo el país, tienen en su factura, un porcentaje del 7,2% que está destinado a esa zona fría. Lo que es muy cuestionable es que el criterio es solo geográfico, entonces una persona de clase baja de Capital Federal le está subsidiando la tarifa de gas a un multimillonario de Bariloche. Es un subsidio indiscriminado porque no le está yendo directamente a la persona que realmente lo necesita sino a todos. Pero esto no quedó ahí, porque los legisladores, que fue lo más fácil de hacer, sobre final del gobierno de Alberto Fernández decidieron ampliaron la zona fría, con un beneficio del 30% de la tarifa. ¿A qué zonas? En la provincia de Buenos Aires a 95 municipios, que incluye casi todo menos GBA y CABA; en Santa Fe ciudades como Rosario, Villa Constitución, Rufino, Gálvez, Venado Tuerto también están beneficiadas; Córdoba tiene una veintena de localidades y hasta en el norte del país hay ciudades consideradas zona fría. Esto lo que implicó es el subsidio se hizo más grande, pero el sistema de recaudación del fideicomiso no, entonces es el Estado el que tiene que poner plata ahí. En la ley de presupuesto que se envió para 2026 se pide volver al esquema original porque hoy la mitad de los consumidores de gas en Argentina son de zona fría.
Fortuna: Usted dijo que las tarifas que se pagan ahora son razonables, ¿qué impacto tiene esto en la estrategia de Camuzzi?
Macfarlane: Hasta ahora nunca fue un buen negocio extender nuestra red de gas. Actualmente abastecemos a 2,2 millones de usuarios, un 93% residenciales. Con las tarifas actuales tenemos un montón de planes de expansión de la red que va a permitir reemplazar el uso de las garrafas, que es mucho más caro. Este plan de expansión no se debe solamente a tener tarifas adecuadas, sino también a la importancia de tener estabilidad macroeconómica y la posibilidad de volver a tener acceso al crédito. Necesitamos crédito para extender la red porque si uno financia la expansión de un tendido de gas a cinco o diez años, con estas tarifas, la inversión se recupera. En los últimos meses es cierto que el acceso al crédito se limitó un poco, pero estamos convencidos de que la macro se volverá a acomodar. La macro estable nos permite pedir un crédito para financiar obras de expansión y son las tarifas razonables actuales las que nos permiten pagar ese crédito. Es un círculo virtuoso muy claro donde el mayor beneficiado es el usuario.
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Fortuna: ¿En qué consiste este plan de expansión?
Macfarlane: Esperamos aumentar un 10% nuestros clientes en los próximos cuatro a cinco años, lo que equivale a 220 mil nuevos usuarios que dejarán de usar garrafas y pasarán a utilizar gas por red, con el cambio en la calidad de vida que esto supone. Para lograr este plan de expansión, la estabilidad macro es clave.
Fortuna: ¿Dónde están llevando adelante estas expansiones de sus redes?
Macfarlane: Lo primero que uno ve son las zonas cercanas a sus redes existentes para ampliar esa red que ya está en funcionamiento. En paralelo, uno tiene que asegurarse que va a recibir gas por parte de la transportadora de gas, porque si uno hace una ampliación, pero con el mismo gas, se pierde presión y no llega el gas. Por eso es que, en la zona cercana a la Cordillera de los Andes, donde hay 25 localidades, tenemos muchos potenciales nuevos usuarios pero los gobiernos, desde 2015, no nos daban la certeza de que nos enviarían gas. El año pasado nos lo confirmaron, empezamos las obras en una inversión de más de $ 50.600 millones de pesos y ya entregamos una parte de ellas.
Fortuna: Ustedes ya estaba en el negocio de energía, con Edelap, y ya sabía que era un negocio no solo regulado sino deficitario. Sin embargo, en 2012 igual compró la mayoría accionaria de Camuzzi, la principal distribuidora de gas del país. ¿Por qué decidió hacerlo sabiendo todas las contras económicas que había?
Macfarlane: En 2012 compramos el 49% de Camuzzi junto con Jorge Brito. Había habido elecciones el año anterior y Cristina había arrasado con más del 54% de los votos. Sabíamos que la tarifa estaba super atrasada, porque yo tenía las empresas de distribución de energía eléctrica Edelap y EDEA. Pero se dio la oportunidad. Los vendedores eran una empresa de Estados Unidos, llamaba Sempra, que estaba en conflicto con el gobierno y había decidido irse del país. No había mucho interés en los activos que vendían, pero para nosotros sí y estaba muy barata. Compramos el 49% esperando que la situación tarifaria se iba a normalizar en algún momento. Tardó mucho más de lo esperado, pero finalmente sucedió. Hubo momentos que mejoraba un poco, que aumentaban un poco la tarifa y se iba se iba resolviendo, pero el motivo real por el cual hicimos la compra fue porque era un activo barato y con gran potencial. Hoy puedo decir que fue una muy buena decisión.
