Bisagra, un rincón para el arte joven en pleno Palermo

La arquitecta Florencia Kaplan y la artista plástica Mime Giraudi se conocieron en un taller de arte en 2007 y decidieron que querían armar un emprendimiento que uniera negocios y pasión.

Redacción Fortuna

Por María José Bonacifa *

-¿Cómo nace Bisagra?

-Comenzamos organizando muestras en un espacio cultural  en Pilar, donde varios artistas que participábamos de un taller nos juntamos para mostrar nuestro trabajo. Nosotras nos ocupábamos de la curaduría. Y la gestión de prensa y gráfica. Y ese proyecto creció hasta convertirse en una necesidad, y empezamos a buscar un espacio, primero como atelier y para poder mostrar nuestro trabajo, en ese entonces éramos tres socios. Así encontramos el espacio y la necesidad se convirtió en oportunidad, y ésta en Bisagra. Y en ese estudio de 100 mt2, de la calle Bonpland, desde marzo de 2009 funciona nuestra galería.

-¿Por qué Palermo?

-Porque nos pareció que era la zona que respondía a nuestra imagen y a donde queríamos estar, pensamos mucho que zona nos representaba mas, investigamos que galerías habitaban una zona u otra y confiamos en nuestra intuición... y hoy nos ubicamos dentro (justo en el núcleo) del perímetro de unos cuantos importantes (Braga Menéndez/Elsi del Río/This is Not a Gallery/Espacio Milo Locket)

-¿Cuál es la principal característica de los artistas de la galería?

-La variedad como común denominador, es lo que define a los artistas de Bisagra, si bien el espacio tiene una identidad estética y discursiva que se vincula con la sorpresa y lo impredecible, los artistas que trabajan para la galería avanzan en bloque con cierta idea y armonía, esto hace  que las producciones que se muestran es bisagra, sean únicas, pensadas básicamente para el espacio.

A su vez, esto le otorga memoria al espacio, sea implícita o explícita, ya que cada artista al pensar en su muestra va a tener en su cabeza, que hizo el anterior y lo que hará el próximo, conociendo exactamente la obra, el concepto y los porqué de montaje y ciertas decisiones curatoriales de parte de la galería, que son las que conforman finalmente la lectura de dialogo con el espectador, que aunque no sea claramente visible, se percibe en la totalidad del trabajo conjunto y conciente.

-¿Cómo ven el mercado de arte argentino en la actualidad?

-Mime Giraudi: Creo que el arte emergente en la argentina, o en otros mercados pequeños latinoamericanos se encuentra enfrentado. En una esquina encontramos a los artistas más referentes que son acreditados a nivel internacional y que al  experimentar esta ampliación del “valor obra” en el extranjero, pierden terreno en el mercado  local. Esto creo que surge a partir del auge en los últimos años del arte latinoamericano en el mundo, ya que este puede conseguirse a montos competitivos en relación al arte europeo principalmente.

En la otra, están los artistas de menor reconocimiento, que son mayoría y  viven en la argentina o países limítrofes (mas jóvenes, mas “creyentes” del arte en si mismo) y son más sensibles a las crisis económicas tan comunes en estos escenarios, por esto creo, que  el perfil del mercado local y el internacional de artistas argentinos y latinoamericanos se distancian aún más en épocas de enérgico desequilibrio, y la diferencia de costos que manejan estos otros países, ya sean europeos o americanos con mercados más amplios culturalmente en proporción a nuestro país, son síntoma de ese alejamiento.

Flor Kaplan: Los artistas jóvenes, tienen a favor que aunque no cuenten con la trayectoria adecuada o esperada, pueden alcanzar una muy buena cotización de obra en su propio mercado  local y eso tienta al coleccionista joven local, que habita (y comparte) dentro de esa misma crisis y que confía en una evolución a futuro del artista y su trabajo. Entonces muchas veces toma esta adquisición como una inversión más, donde asegurar sus intereses.

-¿Quiénes son los visitantes y quiénes compran, qué compran?

-La mayoría de la gente inicia comprando arte de manera casual, y esto en algunos casos se torna habitual hasta formar su propia colección de arte. Este circuito de compra lo transitan habitualmente gente joven en su mayoría argentinos, de ahí surge el termino “jóvenes coleccionistas”, que son aquellos jóvenes (35/45 años) que en gran medida han alcanzado puestos gerenciales en un tiempo corto y que necesitan avalar su paso por allí, también desde el arte.

La galería es visitada y transitada también por turistas, que buscan un souvenir más interesante, o entendidos del arte que tienen posibilidad de invertir unos cientos de dólares en alguna obra. Y luego existe el grupo de “clientes secundarios” que buscan obra para sus clientes ej: productoras, arquitectos, decoradores, emprendedores gastronómicos y/o del rubro de la hotelería.

* Editora de Perfil.com

18/9/2010

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