Daniel Pelegrina habla de la falta de competitividad

Por Gustavo García / En el Reportaje de revista Fortuna, Pelegrina respalda al Gobierno, pero enfatiza los problemas "macroeconómicos".

Redacción Fortuna

En el centenario edificio de la Sociedad Rural Argentina los fantasmas de la “vieja oligarquía terrateniente” no deben dar crédito a sus oídos cuando escuchan al presidente, Daniel Pelegrina, hablar de alta tecnología aplicada al sector agropecuario, de paquetes de software, herbicidas, genética, drones, control satelital. Este es, claramente, otro campo.

La discusión no pasa ya por el autoabastecimiento sino por la necesidad de dar un salto productivo para ganar mercados allende las fronteras. Y en esta estrategia hay una palabra clave: competitividad. Vocablo que encierra, como una caja de Pandora, variables sensibles como el costo laboral, la logística, la infraestructura y una presión tributaria en niveles récord.

Fortuna: ¿Cuál es el humor del productor rural hoy en día?

Pelegrina: El productor viene apoyando este rumbo de política agropecuaria. Entiende que es el esquema para salir adelante. Esto de la mano de un marco que permite planificar e invertir. Me refiero a las oportunidades que da una Argentina que vuelve al mundo, y eso es para nosotros imprescindible.

Fortuna: En esto no se pueden quejar, el Gobierno les ha allanado el camino.

Pelegrina: Están trabajando muy bien. Tenemos que remontar muchos años de estar de espaldas al mundo. El campo ha demostrado tener respuesta rápida. Cuando se quitaron los cupos enseguida creció. Este año cumplimos la cuota Hilton, luego de no haberlo logrado durante mucho tiempo. La preocupación está en la falta de competitividad. Hay problemas macroeconómicos, que son una parte de los que afectan la competitividad, y problemas de cadena y estructurales.

Fortuna: Para dar un salto productivo hace falta invertir. ¿Quién invierte en el campo argentino?

Pelegrina: En el campo todos los productores todos los días invertimos mucho. Hicimos un informe que marca que entre 2016 y 2017 se invirtieron u$s 58.000 millones en las campañas. Esto es una actividad que asume un riesgo permanente. El campo reinvierte la mayor parte del dinero que genera, no suele sacar esos fondos hacia otros instrumentos, ni afuera del país.

Fortuna: ¿Encuentran buenas líneas de financiamiento para la actividad?

Pelegrina: Ha habido consideraciones especiales, con líneas de inversión importantes. El Banco Nación volvió a estar nuevamente al servicio de la producción desde que cambió el gobierno. Quedaron muy atrás las épocas en las cuales si tenías un grano de soja en tu campo, no prestaban plata. Era una cuestión de represión. Hay apalancamiento de tasas que permiten acceder a maquinaria que se puede amortizar en tiempos razonables. Claro que siempre hay una cantidad de productores a los que les cuesta más acceder a esos créditos y ahí hay una línea de trabajo que tal vez se debería reforzar en el Ministerio para que esa gente sea sujeto de crédito.

Fortuna: ¿Los problemas de competitividad empiezan de la tranquera para afuera?

Pelegrina: La maraña de burocracia que teníamos para poder vender en el gobierno anterior fue generando una serie de ineficiencias entre los productores. Por ejemplo, en la ganadería estamos para más. Podemos mejorar índices de productividad. Los principales cultivos a partir del mayor uso de paquetes de fertilizantes también pueden tener un salto productivo. Ni que hablar si logramos que desembarquen las tecnologías de semillas que están disponibles.

Fortuna: ¿En esto la ley de semillas es clave?

Pelegrina: Necesitamos encontrar el marco que le de confort a las empresas y que desembarquen esas nuevas semillas. Eventualmente algunos de los desarrollos que sabemos que están en el mundo no han llegado a la Argentina por la falta de ese marco legal. Del lado de los productores decimos que viendo el nivel de la Argentina, las empresas tampoco van a querer perder un mercado como éste. Somos una plaza apetecible. Necesitamos un marco que contenga a los productores en cuanto a sus derechos y en lo que estamos dispuestos a pagar, más las empresas, que tienen que deslumbrarnos con los desarrollos disponibles y que nos hacen falta.

Fortuna: ¿Qué otras variables atentan contra el salto productivo?

Pelegrina: Hay cantidad de nuevas tecnologías que están disponibles y que vienen de la mano de esquemas de producción, agriculturas de precisión y cuestiones asociadas a paquetes de software, interpretación satelital, drones. En eso hay una cantidad de variantes. Este es otro campo y lo bueno es que genera oportunidades. Asociado a todo esto hay muchos servicios que se ofrecen y que pueden estar disponibles, localizados federalmente.

Fortuna: En el siglo XXI, la información, el manejo de datos, pasa a ser clave para el productor.

Pelegrina: Ahí tenemos para mejorar mucho todavía. Necesitamos del otro lado el soporte del Estado en materia de infraestructura. Cuando hablamos de las condiciones macro, de la competitividad, la infraestructura es uno de los capítulos más importantes. Y no sólo se refiere a rutas, caminos secundarios y terciarios, que son imprescindibles para sacar la producción y también para darle buenas condiciones de vida al trabajador rural. Pero no se agota en esto. Para utilizar toda la alta tecnología necesitamos conectividad. Ahí hay serios problemas. He andado bastante por el sur últimamente y allí el asunto es terrible. Esa es una condición básica.

Fortuna: ¿El cambio en política ganadera también fue notable?

Pelegrina: Sí, se pasó de prohibir las ventas al exterior de carnes a promocionarlas y buscar nuevos mercados, entendiendo que de la mano de mayor producción exportable se genera mucha mayor cantidad de carne para el mercado interno. Y que eso no tiene por qué desafiar los precios para la plaza local ni generar desabastecimiento.

Fortuna: ¿Cómo impactan los acuerdos alcanzados con China para vender carne con mayor valor agregado?

Pelegrina: Son muy importantes. Hay que terminar de afinar los protocolos sanitarios. China es el principal destino de la exportación de carne argentina. Esta oportunidad genera que ahora se puedan vender carnes de mayor valor, además de la carne ovina de la Patagonia.

Fortuna: Pero hay pocos frigoríficos habilitados para exportar a China.

Pelegrina: Son estos eslabones de la competitividad que tenemos que ir armando. La eficiencia nuestra como productores tal vez se transforma en ineficiencia en el eslabón siguiente porque no tenemos las habilitaciones para exportar o los equipamientos correctos. Ahí está el desafío empresario.

Fortuna: La lechería viene de una etapa crítica. ¿Cómo se encuentra ahora?

Pelegrina: Todavía no sale de los barriales de los que viene desde hace muchísimos años. Hay problemas estructurales de ineficiencias crónicas, especialmente en lo que tiene que ver con la relación de la mano de obra con la productividad. Tenemos demasiada gente y muy cara para transformar un litro de leche, en términos relativos a nuestros principales competidores. Debemos generar una mejor productividad. Que la gente gane lo mismo, pero debemos producir más y con precios exportables. Sufrimos problemas terribles de logística. Hay que tener la visión puesta en el mercado externo porque Argentina se autoabastece de leche y sobra.

Fortuna: ¿Qué lectura hacen de la reforma impositiva planteada por el Gobierno?

Pelegrina: Un factor común es el tema impositivo, que tal vez sea el principal problema de competitividad. La reforma impositiva trae algunos beneficios para las inversiones y tiene una visión de largo plazo. En el corto todavía falta. La reducción de Ingresos Brutos, bienvenida sea porque es un impuesto muy regresivo.

Fortuna: Pero subió el Inmobiliario.

Pelegrina: Claro, por otro lado nos dan con el Inmobiliario, cuando todavía el gradualismo en Ingresos Brutos está recién empezando. Vemos un cambio. El proceso de eliminación de las retenciones es una manera de bajar imposición e ir hacia un sistema virtuoso que enfoque el impuesto a las Ganancias, que es lo que siempre hemos propuesto. Los impuestos territoriales nos preocupan enormemente y no queremos que se transformen en impuestos al patrimonio. Nosotros producimos granos, carne, leche, arriba del campo, y en base a la rentabilidad que obtenemos es la capacidad para pagar los impuestos. No vendemos la tierra para pagar los impuestos. El impuesto al patrimonio es imposible de pagar.

Fortuna: ¿Cómo evalúan un acuerdo Mercosur-Unión Europea?

Pelegrina: Hay que terminar de verlo en su integridad. Para el sector de la carne abre oportunidades interesantes, pero tenemos que contemplar que en contrapartida no estemos perjudicando a otros sectores. Debe ser un acuerdo balanceado. En los lácteos hay una diferencia enorme porque Europa subsidia y se generan grandes stocks que podrían entrar a la Argentina bajo condiciones desleales de comercio. En lo macro es muy bueno y genera señales positivas.

Fortuna: ¿Fue un mal paso el bono de $ 500.000 que se le pagó al ministro de Agronindustria, Luis Miguel Etchevehere, por sus servicios como presidente de la Sociedad Rural?

Pelegrina: Es un episodio concluido, especialmente luego de la devolución del bono por parte del ministro. Entre privados es algo posible, que está contemplado y legal. Se hizo con la mejor intención, pero tomó una trascendencia enorme y fue pasto para que mucha gente aprovechara. Tenemos una agenda desafiante y no debemos distraernos en estas cosas.