Experiencia en la nieve con un Porsche Panamera

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Redacción Fortuna

Experiencia de manejo en la nieve con el equipo de Revista Parabrisas.

Por Augusto Brugo Marcó *

La imagen de acción con los bólidos de costado acelerando es la que nos queda siempre en la retina y nos deja la inquietud de saber cómo debería ser la maniobra para avanzar de esa manera con el auto en un derrape controlado. Esa especie de ilusión de sentir la adrenalina que transmite esta técnica de conducción se nos hizo realidad cuando Kerstin Sachl de la prensa de Porsche para Amercia Latina convocó a Parabrisas a realizar un curso en la escuela de conducción que la marca alemana posee en Finlandia, más precisamente, en la localidad de Ivalo dentro del Circulo Polar Ártico.

Conozca el Porche Panamera, un autor de lujo

Hacia el Cúrculo Polar Artico Volamos desde Buenos Aires hasta París, de allí a Helsinki y luego a Ivalo, un pequeño poblado que se ubica a unos 1.000 kilómetros al norte de la capital finlandesa, muy cerca de la frontera con Rusia.

El evento se denominaba Porsche Camp 4, Panamera Snow & Ice e incluía una bienvenida en motos de nieve con un recorrido que nos permitió manejar algo más de 11 kilómetros por los bosques cubiertos de nieve.

La explicación en el auditorio abordaba temas como la descripción de las versiones del Panamera con las que íbamos a utilizar, y que técnicas de manejo había que aplicar en cada modelo, el Panamera S, el 4S y el Turbo: cada uno tiene su secreto y lo comprobamos en la práctica.

Cada auto llevaba un handy por el que recibíamos las órdenes que impartía el instructor, así se escucha la voz que dice “gas a fondo, girar el volante, desacelerar, acelerar suave..." y el auto comienza a derrapar controladamente sobre el hielo: la sensación es tan reconfortante como adrenalínica ya que el conductor siente un dominio singular y lo bueno es que si el auto se descontrola el único impacto que puede recibir es contra un montículo de nieve.

Una vez que dominamos los amplios círculos haciendo drifting, pasamos a un circuito con forma de ocho. En este terreno nos explican que debemos provocar lo que denominan transferencia de pesos para poder cambiar de manera abrupta la trayectoria del auto. Es necesario cortar la aceleración en el momento indicado para después girar el volante y dosificar el acelerador en el sector en el que debemos derrapar.

Esta maniobra nos otorga más sensaciones pero es más difícil realizar el recorrido correcto ya que acelerar más de la cuenta provoca que el auto se diriga hacia un trompo inevitable.

A FONDO CON EL PANAMERA TURBO

Con varias vueltas a fondo en el Panamera de tracción trasera y otras tantas en el 911 ya nos sentíamos capaces de imitar a un verdadero piloto de rally, pero cuando observábamos manejar a los instructores de Porsche, percibíamos que todavía nos faltaba algo para poder ir más rápido.

La situación nos forzó a pedirle al instructor que nos lleve a fondo para sentir y observar qué movimientos realizan. La experiencia fue tan grata como emocionante lo que desembocó en intentar imitar a los expertos. Esta vez el circuito era más complejo y el modelo elegido el Panamera Turbo equipado con un motor V8 de 500 caballos. Tener este juguete sin control de tracción y con libertad de movimientos es una experiencia inolvidable.

Comenzamos a acelerar intentando dosificar la potencia brutal, tomamos cada vez más confianza hasta que ganamos velocidad: una curva a la derecha, derrape acelerando, otra curva a la izquierda con el auto totalmente de costado, una recta a fondo y otra curva a la derecha, acelerando otra vez de costado y, de repente, otra curva a la izquierda y lo inesperado: viajábamos tan rápido que no pudimos controlar el derrape y el Panamera Turbo terminó sobre un montículo de nieve.

El auxilio convencional no nos pudo sacar hasta que llegó una pala mecánica. Para nuestro consuelo, no fuimos los únicos que nos despistábamos ya que era parte del aprendizaje: los instructores nos comentaban que a ellos también alguna vez les sucedió.

* Desde Ívalo, Finlandia. Director de Revista Parabrisas

10/3/2010

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