En 2050, 1 de cada 5 argentinos será jubilado

Por Patricio Martínez* / Este fenómeno evidencia la mejora en la calidad de vida de la población. Sin embargo, es necesario un cambio en el presupuesto de salud y el sistema previsional.

Redacción Fortuna

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número de personas mayores de 60 años en el mundo pasará de 600 millones en el 2000, a 1.200 millones en el 2025, y a casi 2.000 millones en 2050. Durante esos 50 años se espera que la proporción de personas de 60 años y más se duplique en el mundo. Argentina no queda exenta: según las últimas estadísticas del INDEC, más de 4 millones de personas son mayores a 65 años, lo que representa al 10.5% de la población. Se espera que para el 2030 sea del 13.6% y continúe creciendo hasta llegar al 19% en el 2050, es decir que 1 de cada 5 personas será un adulto mayor. De esta manera, cuando hablamos de envejecimiento poblacional no se trata únicamente de un aumento en términos absolutos de la cantidad de personas mayores, sino también de un aumento en el peso relativo de esas personas mayores con relación al total de la población.

Para 2050, el porcentaje de crecimiento de este grupo etario será en Argentina de un 89% en comparación con Italia que crecerá 49% y un 225% para Brasil. Alfonso Sandoval Arriaga, representante del Fondo de Población de Naciones Unidas, expresó que “el acelerado fenómeno del envejecimiento como proceso del cambio poblacional es único, al que nunca antes se había enfrentado la humanidad”; y agregó que hasta el momento prácticamente en ningún país, incluidos muchos de los desarrollados, existen enfoques integrales de respuesta a dicho fenómeno y que la situación se agrava en América Latina debido a la carencia de recursos.

Existen varios factores que inciden directamente en esta tendencia y que afectan el volumen total de la población y su estructura por edades; tales como: la ampliación en la esperanza de vida, la caída de la tasa de natalidad, la disminución de enfermedades infecciosas, los adelantos científicos y los avances tecnológicos en diagnósticos y tratamientos, la medicina defensiva y desarrollo de nuevas drogas.

En este sentido, es necesario repensar las políticas públicas no solo en materia de salud, sino de vivienda, esparcimiento y seguridad social para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Una población longeva produce una mayor demanda en el gasto público y privado del sector sanitario, debido a que son sujetos propensos a sufrir enfermedades y discapacidades. “El anciano es importante para el sistema de salud ya que no sólo son los principales consumidores de servicios sanitarios, atención hospitalaria y farmacia, sino que también son el principal grupo de riesgo, esto nos lleva a repensar los hospitales para poder hacer frente al escenario venidero”, señaló el licenciado José Augusto García Navarro, director general del Consorci de Salut i Social de Catalunya (CSC) durante la 6ª Jornada sobre Responsabilidad Social en Salud y Medio Ambiente, organizada por la Fundación de Estudios para la Salud y la Seguridad Social (FESS).

Al respecto, se expresó Sergio Cassinotti, director ejecutivo del Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI): “La población a medida que va envejeciendo genera más gastos en lo que respecta a prestaciones de salud o prestaciones sociales. Por ejemplo, desde los 65 a 75 años el consumo de medicamentos per cápita aumenta 10 veces; mientras que el consumo arriba de los 85 años sube 16 veces más. Por eso hay prever esta situación para brindar el mejor servicio posible”.

A la hora de proyectar un sistema de salud argentino que pueda afrontar los altos costos de asistencia y prevención en salud para la tercera edad se deberá tener en cuenta que el fenómeno de envejecimiento provocará una reducción de la población trabajadora, que resultará en una caída del crecimiento económico y generará dificultades de financiamiento dentro del sistema de seguridad social.

En relación a esto y según un estudio del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), actualmente Argentina utiliza aproximadamente 1.200 dólares per cápita por año en el financiamiento de su salud, ubicándose entre las naciones de mayores desembolsos sectoriales dentro del grupo de países de ingreso medio.

Específicamente para el extracto más anciano, el sistema de aseguramiento en salud del país se garantiza a través de la cobertura del adulto mayor: “PAMI desde su fundación se ha convertido en la obra social más grande que tiene Latinoamérica. Además tiene una característica muy particular, que es la combinación entre la prestación de salud y la acción social”, remarcó su director ejecutivo, Sergio Cassinotti. Hoy en día, el PAMI ocupa el 12% del total de recursos sanitarios del país brindándole cobertura al 82% de las personas mayores de 64 años, y a más del 96% de las personas mayores de 79.

En la actualidad, la tecnología aplicada en salud refuerza los derechos humanos fundamentales mejorando la equidad, la solidaridad, la calidad de vida y la calidad en la atención. No obstante, según Carlos Díaz, gerente médico del Sanatorio del Sagrado Corazón, “hay una gran desigualdad en el acceso a tratamientos indispensables. El desarrollo que ha tenido la tecnología y el conocimiento en estos últimos 17 años es exponencial, pero solo sirve si podemos ponerlo al alcance de las personas. Por ello en los próximos 10 años se deberá aumentar la inversión en salud para asegurar la accesibilidad a nuevos tratamientos. Además, la protección de las patentes está afectando la accesibilidad que tienen las personas a las nuevas tecnologías sobre todo en los países en vías de desarrollo.”

*Presidente de la Fundación de Estudios para la Salud y Seguridad Social.