Por Enrique Garabetyan | La capacidad de transmisión de la fibra óptica ya está alcanzando su límite físico. Y no deja de crecer la demanda de navegación más rápida.
Cada día más personas eligen ver series y películas por internet. Y más usuarios intercambian fotos y videos a través de la red, mientras más empresas almacenan sus datos en “la nube”. Toda esa información –que viaja por aire, cables y fibra óptica y se amontona en grandes centros de datos– está creciendo de tal forma que muchos expertos en telecomunicaciones afirman que es posible que en ocho años las redes de telecomunicaciones colapsen.
A tal punto llega la preocupación que ya se organizan reuniones técnicas donde se debaten ideas para evitar un futuro “apagón” de bits. Un ejemplo es la conferencia Communication networks: beyond the capacity crunch que se realiza esta semana en la Royal Society de Londres, con la participación de una veintena de expertos de universidades europeas.
“Muchos estudios confirman la tendencia: estamos en camino a una saturación de la capacidad de las comunicaciones electrónicas”, le explicó a PERFIL Andrew Ellis, profesor de la Universidad Aston, en Birmingham, Reino Unido, y coorganizador del evento en la Royal Society. Según Ellis, hasta ahora los investigadores han ido logrando que la cantidad de información que puede viajar a través de la fibra óptica se haya ido duplicando cada 24 meses, con adelantos tecnológicos que son aprovechados por las empresas de telecomunicaciones. “Sin embargo, a partir de 2011 esta evolución se detuvo, porque estamos alcanzando un límite, mientras la cantidad de usuarios y de información sigue creciendo”, advirtió.
Ellis considera que “si no se logra alguna innovación radical, alrededor de 2023 se llegará al límite de lo que la fibra óptica instalada puede transportar y se estará ante un ‘crunch’ (colapso) de la capacidad de transmitir datos”. En ese caso, la alternativa sería racionar el uso del ancho de banda por medio de restricciones o esquemas de pago de diferentes precios según la cantidad de información. O, claro, sumar nueva infraestructura de redes, algo que “también tendría un alto impacto sobre los costos”, según Ellis.
“El crecimiento de la demanda es muy alto. Esto se ve ya con los usuarios que acumulan información desde sus smartphones, que se guarda automáticamente en la nube, manifestó Silvia Gómez, directora del Departamento de Ingeniería Informática en el ITBA. Y recordó que el crecimiento descontrolado “es algo que acá conocemos en las comunicaciones celulares, a través de los problemas con las llamadas”.
“Es cierto que escala el uso de las redes, sobre todo por la cantidad de personas que se suman cada día y también por la cantidad de ‘cosas’ conectadas, como los sensores de industrias (la Internet de las Cosas), los hogares inteligentes y, muy pronto, los autos”, sumó Alejandro Popovsky, decano de Ingeniería en la Universidad de Palermo.
Cuello de botella. Sin embargo, los expertos argentinos relativizan la posibilidad de un futuro “data crunch”. “Es posible imaginar un escenario de colapso de la red, pero creo que es improbable”, explicó Aníbal Freijo, profesor en Ingeniería Informática de la UADE. “Más bien imagino pequeños problema puntuales de capacidad”. Es que, según este ingeniero, además de mayor tráfico, también hay periódicamente avances tecnológicos que ayudan a volver más eficiente la comunicación. “Por ejemplo, nuevos algoritmos y técnicas de compresión de datos”.
Popovsky detalló que “se están desarrollando redes inteligentes de distribución de contenidos y también sistemas de ‘depósito’ locales de bytes, que son dos soluciones que logran hacer bajar el consumo de ancho de banda internacional y permiten el uso racional de la red. “Otra alternativa es tener dispositivos más inteligentes, que extraigan y procesen en tiempo real los datos útiles que recogen, pero desechen lo que no sirve”. sostuvo Gómez.
También Ellis considera que, finalmente, la tecnología y las inversiones nos permitirán salir de la encrucijada: “Más fibra óptica, electrónica avanzada e inteligencia a la hora de guardar los datos son la soluciones que podrán ayudarnos a evitar el ‘data crunch’”.
Las redes, grandes consumidoras de energía. Aunque no se note demasiado a nivel hogareño, las redes informáticas son grandes consumidoras de energía eléctrica. Según el profesor Ellis, “la energía que consume una compañía operadora de telecomunicaciones es importante: entre el 1 y el 3% de toda la energía consumida a nivel nacional. En el caso de British Telecom, es el 1,6% de Inglaterra”. Si no hay cambios radicales en la demanda, para 2035 toda la energía que hoy genera Gran Bretaña se gastaría en mantener las redes de telecomunicaciones.
¿En que se consume tamaña cantidad de electricidad? Un gran porcentaje se va en refrigeración de los grandes centros de datos que albergan en un edificio miles y miles de servers, PCs y equipamiento especial. Las respuestas –que ya se están ensayando– son servidores más eficientes, de bajo consumo y menor emisión de calor. Y empresas informáticas como Google que experimentan instalando fuentes propias de energías alternativas, como la solar, junto a sus Data Centers.
Publicado en la edición impresa 990 del Diario PERFIL.