Terminó el ajuste (por ahora)

Por Ceferino Reato (*) | ¿Qué pasa si llegamos a octubre y continúa la recesión? Algunos funcionarios ya hablan de cambios drásticos.

Redacción Fortuna

El objetivo del gobierno pasó a ser garantizar que los argentinos volvamos a las urnas de buen humor el próximo año, cuando en las elecciones legislativas se juegue el destino del presidente Mauricio Macri y su proyecto de dos mandatos consecutivos, blanqueado en la nota de tapa de esta edición de FORTUNA por uno de los colaboradores que lo acompaña desde hace doce años, el economista Carlos Melconian.

En ese sentido, han terminado —juran los voceros oficiales— las subas de tarifa y toda otra medida de ajuste. La idea es que a partir de abril los electores perciban un clima de bonanza económica, aunque en el gobierno no se ilusionan con un crecimiento de más del 3 por ciento en 2017, que, de todos modos, contrastaría con la caída del 1 al 2 por ciento este año.

Es en abril de 2017 cuando la inflación interanual debería situarse en el 25 por ciento anticipado para este año por el ministro Alfonso Prat-Gay. Sobre la inflación, prácticamente todos los analistas coinciden con el gobierno en que bajará en este segundo semestre. No hay consenso, en cambio, en cuanto se situará finalmente.

Tampoco hay coincidencias sobre cuándo el país dejará atrás la recesión, que, según los datos del nuevo Indec, se acentuó en el primer trimestre y que, de acuerdo con todas las previsiones, empeoró en el segundo trimestre.

“Estamos terminando el peor mes del año, pero estamos saliendo”, confió el jueves 30 de junio uno de los referentes del equipo económico. La primera parte de la frase puede ser suscripta por cualquiera de nosotros; sobre la segunda hay dudas ya que todavía falta para que en octubre —o septiembre para los más optimistas— comience la reactivación, según el gobierno y un sector de los analistas.

Pero, ¿qué pasa si octubre llega y pasa lo mismo que con la promesa sobre las bondades del segundo semestre? Ahí la situación se complicaría para el oficialismo; algunos dirigentes de “Cambiemos” ya señalan que, en esa hipótesis, habría cambios drásticos en el área económica: un solo ministerio de Economía, un ministro que no sería ninguno de los miembros del gabinete, etcétera.

En realidad, no sería raro que esto suceda: tanto Alfonsín, como Menem, como De la Rúa, como Duhalde tuvieron que cambiar de ministro de Economía porque la primera opción no les funcionó o se desgastó debido al trabajo sucio que ese funcionario tuvo que realizar. A todos les fue bien con ese cambio, menos a De la Rúa, como bien se recuerda y se lamenta.

*Editor ejecutivo de Fortuna.

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