Por Diego Martínez Burzaco* / Si en el anterior gobierno los beneficios eran por negocios no tradicionales, con Cambiemos el sistema financiero se volcó a los ingresos por intereses por créditos.
Sin dudas que el sistema financiero y bursátil ha sido uno de los sectores más favorecidos durante los dos primeros años de Cambiemos. Es cierto que durante los años del kirchnerismo las entidades bancarias habían mostrado una gran rentabilidad también, pero una parte no menor de esos retornos se fundaban más en negocios no tradicionales (inversiones en cartera propia, dolarización en épocas de cepo cambiario, inversiones en títulos públicos) que en el desarrollo de los préstamos de largo plazo.
Después de un primer semestre de 2016 difícil, los negocios de los bancos comenzaron a reflotar. Y lo que en una primera instancia se trató de ganancias provenientes de inversiones de portafolio, luego fue mutando hacia los “ingresos financieros por intereses” como consecuencia de la “explosión” del crédito hipotecario que se vivió desde entonces.
El ajuste UVA, seguido de reglas de juego más estables, contribuyeron con la expansión de la cartera de los bancos, en un momento donde la liquidez era extremadamente fuerte. Así, la fiebre UVA se extendió a otras líneas de préstamos de no tan largo plazo, permitiendo al sistema financiero continuar con la fuerte expansión crediticia por encima del 35% interanual.
Sin embargo, el 2018 no se presenta tan sencillo para emular el 2017 expansivo. Por un lado, la base de partida en 2016 era muy baja, algo que no se repetirá. Además, la liquidez ya no es tan alta, por lo que los bancos deberán pagar más por sus plazos fijos si quieren expandir préstamos, erosionando, en cierta medida, su margen de intermediación. Finalmente, las elevadas tasas de interés que pagan las Lebac también suman un interrogante sobre el costo de oportunidad de invertir en algo de corto plazo y seguro por sobre algo de mayor plazo pero con más riesgo.
Pese a esto, Argentina está en condiciones de desarrollar fuertemente su sistema financiero para asemejarse, al menos un poco, a sus pares latinoamericanos. Y el mercado de capitales también entra en este juego.
Con una nueva Ley de Financiamiento Productivo y la nueva organización en el entorno del BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos), se trabaja fuerte para acercar más empresas e inversores al mercado. El 2018 promete ser más desafiante, pero las oportunidades emergerán de la mano de la selectividad y la estabilidad de las reglas de juego.
*Economista de MB Inversiones y director de mercadoen5minutos.com