En el Coloquio de Fortuna, Claudio Zuchovicki y Salvador Di Stéfano hablaron de la situación del país y de las posibilidades que tiene. Cómo está compuesta la deuda argentina.
"Todos los que estamos acá tenemos que levantarnos y pelearla. Crisis es crisis, no es oportunidad. ¿Argentina ya chocó o le falta chocar? La mayoría cree que va a chocar y ese es el mejor dato porque si los argentinos esperan lo bueno y no sucede, se desilusionan; y si esperan algo muy malo y no ocurre, sienten alivio", indicó Claudio Zuchovicki al inicio del Coloquio de Fortuna que se realizó el martes 29 de enero en el hotel Meliá.
Además del gerente de Desarrollo de Mercado de Capitales de la Bolsa de Buenos Aires, del este encuentro organizado por la revista Fortuna y moderado por su editor ejecutivo, Ceferino Reato, también participó Salvador Di Stéfano, titular de la consultora Salvador Di Stéfano & Asociados, de Rosario.
En su exposición, Di Stéfano pronosticó que este año no va a subir la tasa de interés en el mundo para, con una tasa negativa, se incentive un mayor consumo.
También señaló que la deuda global asciende al 241,6% del PBI mundial, y que los países más endeudados son los que tienen las economías más avanzadas. "La Argentina tiene una deuda que corresponde al 80,5% de su PBI, distribuido en 13,8% de empresas; 7,3% de hogares, y 59,4% del Estado. El país está lejos de la media de la deuda de los países emergentes. Australia, que siempre se pone como ejemplo, tiene serios problemas bancarios, por lo que será auditada por el FMI".
Advirtió que en realidad que, si se descuenta la deuda intraestado y con los organismos multilaterales, "la verdadera deuda es de u$s 143.000 millones. Esta bajó en el tercer trimestre u$s 13.000 millones, lo que significa un 40% en relación al PBI gracias al ajuste monumental de 2017 y 2018".
Por su parte, Zuchovicki dijo que "la crisis no fue solo nuestra, pero pegó fuerte. Argentina tuvo mala suerte. Lo que más exportamos, soja, bajó la cantidad por la sequía al tiempo que bajaban los precios. Y lo que más importamos, energía, aumentaba. Ahora pasa lo contrario y además tenemos buena cantidad para exportar".
"Actualmente cambió el perfil del inversor. Hay una nueva camada que opera que no saben de historia (de las crisis económicas argentinas) y forman precio --agregó--. La madre de todas las batallas es el déficit fiscal. La inflación es uno de los síntomas. Los tenedores de bonos y el FMI no quieren que Argentina se caiga".