Gane quien gane, habrá FMI por mucho tiempo

Por Lorenzo Sigaut* / Entre 2022 y 2023 Argentina debería devolverle al ente internacional más de u$s 46.000 millones entre capital e intereses.

Redacción Fortuna

Desde mediados del año pasado, el FMI le desembolsó a nuestro país alrededor de u$s 45.000 millones, es decir el 80% del stand by de u$s 57.000 millones acordado. Entre 2022 y 2023 nuestro país debería devolverle al FMI más de u$s 46.000 millones entre capital e intereses, lo que implica 5% del PBI por año. Si a esto le sumamos el calendario de pagos de bonos, el monto casi se duplica.

Si bien la situación actual cercana al equilibrio primario reduce las necesidades de contraer nuevos compromisos, tampoco le alcanzará para generar superávits de semejante magnitud como para afrontar estos compromisos. Vale remarcar que la mayoría de los mismos está nominado en moneda extranjera. De esta forma, si el Estado Nacional no consigue esos dólares, posiblemente deba comprarlos en el mercado local, sumando así un factor de presión adicional al tipo de cambio. Para reabrir el acceso al financiamiento privado no bastará sólo con hacer las “cosas bien”: el errático contexto internacional nos podrá ayudar o dificultar. Ahora bien, suponiendo que esto no es un problema –lo que es probable– y nos permite cancelar los vencimientos extra FMI, todavía restaría ver cómo repagarle al organismo multilateral.

Para ello, el propio Fondo posee una modalidad: el Servicio Ampliado de Fondos (o Extended Funds Facility, EFF por sus siglas en inglés). El mismo se arregla con países que poseen problemas de balanza de pagos, es decir, una insuficiencia de moneda extranjera, tal como le sucede a la Argentina, y se focaliza en resolver la incapacidad del país para generar divisas netas y los problemas del Sector Público para comprarlas.

Además, si bien aporta fondos usualmente menores a los stand by lo hace por un tiempo más prolongado (cuatro años) y con mayor plazo de repago (hasta diez años después de concretado el desembolso). Por esta razón, los giros están supeditados al cumplimiento de criterios cuantitativos, como ser las metas fiscales, pero también a la aplicación ciertas políticas (benchmarks estructurales) que contribuyan a estabilizar la macroeconomía.

Considerando la situación actual de nuestro país, es probable que el próximo presidente electo tenga que avanzar en este esquema que podemos afirmar es exitoso en estabilizar a la economía e incluso en recuperar la senda de crecimiento. Sin embargo, estas mejoras se atenúan al sumar indicadores sociales y de sostenibilidad del crecimiento, como ser la generación de dólares genuinos.

Por lo tanto, a juzgar por la experiencia histórica, sería una salida “positiva” por el lado macroeconómico para el problema de la deuda y la imposibilidad de repagarla en tiempo y forma. No obstante, al tener en cuenta otros indicadores de desarrollo y las perspectivas de mediano plazo, aparecen algunas señales de alerta. Por lo tanto, gane quien gane, es muy probable que haya Fondo para rato. Esperemos que también haya crecimiento.

*Director de la consultora Ecolatina