EE.UU. y China, las dos prioridades para Argentina

Por Rosendo Fraga* / El próximo gobierno deberá estar muy consciente de la complejidad que conlleva este conflicto mundial para tener una política exterior exitosa.

Redacción Fortuna

En el caso probable de que el nuevo gobierno electo en la Argentina sea el de la fórmula Fernández-Fernández, deberá contemplar que el primer tema de su agenda de política exterior es la relación con la Casa Blanca, dada su influencia en el tema financiero, que es crítico para nuestro país, y que el segundo es el equilibrio entre EE.UU. y China, que deriva de la significación del comercio y la inversión en infraestructura.

Conocer esta complejidad será la clave de una política exterior exitosa en el próximo período presidencial.

El conflicto con EE.UU. por la hegemonía global es la cuestión central  para China. Lo es también para el resto del mundo, como lo pone en evidencia la reciente Cumbre del G7 realizada en Biarritz en la última semana de agosto, donde fue la cuestión central tratada. EE.UU. concretó la suba de aranceles a las importaciones provenientes de China y ésta respondió adoptando una medida análoga y denunciando a la administración Trump ante la OMC. Se suman el alerta por el riesgo de que esta pugna precipite una recesión global, cuando Alemania está entrando en ella y tanto  las economías de EE.UU. como la de China están creciendo menos. Esta situación puede derivar en treguas transitorias, pero el conflicto es y será permanente.

En el campo tecnológico, la red social Tik Tok invade Occidente y disputa la primacía global a WhatsApp. El gobierno chino ha acusado a EE.UU. de realizar operaciones cibernéticas en su perjuicio. Washington sigue mirando con atención el avance global de Huawei en la periferia, como América del Sur, donde logró imponer su tecnología 5G, tanto en Brasil como en Uruguay, e instaló un data center en Chile.

En el campo geopolítico, la primacía estadounidense es indiscutible, invirtiendo en Defensa más de un tercio del gasto militar total, lo que es casi tres veces lo destinado por China.

Por último, la carrera espacial es el cuarto ámbito del conflicto por la hegemonía global entre las dos potencias. EE.UU. lleva una ventaja de entre 5 y 10 años para poner un hombre en la luna, instalar una presencia humana permanente en el espacio y llevar la presencia humana a Marte. Pero China va descontando ventaja, como lo muestra la llegada de una nave propia al lado oscuro de la luna.

Al mismo tiempo, el gobierno chino sigue con interés otros cuatro conflictos que tienen lugar en Asia, en los cuales es protagonista directo. El conflicto entre Japón y Corea del Sur se mantiene abierto. Corea del Norte sigue desafiando a Trump con nuevos lanzamientos de misiles,  quien responde eludiendo la confrontación y elogiando a Kim. Ello también beneficia a Beijing porque  debilita la estrategia estadounidense en la región.

A consecuencia del conflicto entre China y EE.UU., empresas norteamericanas establecidas en China buscan trasladarse a otros países de la región, siendo Vietnam el que más beneficios recibe. El conflicto entre India y Pakistán no se resuelve y se agrava. La revocación de la autonomía de Cachemira será resuelta por la Corte india a partir de este mes, cuando dicte sentencia sobre presentaciones que la cuestionan. En el estado de Assam, 2 millones de habitantes fueron excluidos del padrón y pueden ser deportados, siendo la mayoría de religión musulmana, aumentado la tensión. En Pakistán se realizan protestas encabezadas por el mismo primer ministro (Khan) en apoyo de Cachemira. Históricamente, China ha sido aliada de Pakistán en este conflicto. En Afganistán, EE.UU. está llevando adelante conversaciones con los talibanes buscando una tregua y retirar las tropas desplegadas en el país en la guerra más larga de la historia estadounidense. Pero los talibanes no ceden en sus ataques terroristas y ello ha interrumpido las negociaciones que había iniciado Trump.

Dentro de China, el conflicto con Hong Kong se prolonga sin solución a la vista, crece la tensión con Taiwán y se logra un acuerdo con el Vaticano. Las protestas pro democracia en Hong Kong no ceden y se hacen más violentas. Los manifestantes bloquearon el acceso al aeropuerto. Los estudiantes convocaron un paro. La represión policial se intensificó con detenciones, hidrantes y gases. La gobernadora (Lam) anunció que ejercería poderes excepcionales. El Ejército sigue desplegado en el límite entre China y Hong Kong en actitud amenazante. Xi asume una posición que al mismo tiempo combina amenaza y prudencia.

En el resto del mundo, China mantiene una alianza estratégica con Rusia; en África, enfrenta una ofensiva política y comercial de Japón y se beneficia del conflicto Trump-UE. El concepto de Europa y Asia como un solo continente (Eurasia) es coincidente en la visión de largo plazo de China y Rusia. El proyecto de la “Nueva Ruta de la Seda” se enmarca en este concepto. En lo inmediato, Beijing acompaña las posiciones de Moscú en conflictos regionales de proyección, como Irán, Siria y Venezuela. Las diferencias aumentan entre EE.UU. y la UE —Trump rechazó los impuestos que Macron impuso a Google— y el presidente estadounidense apoya a Boris Johnson en la versión “dura” del Brexit. Son situaciones tensas en esa relación.

En África, Japón pone en marcha una ofensiva diplomática y comercial para constituirse en alternativa a China, cuya influencia económica y comercial es creciente. En América latina, frente a las críticas mundiales a Bolsonaro por su actitud por el al incendio de la Amazonia, tanto China como Rusia mantienen una actitud silenciosa que favorece a Brasil.

De EE.UU. depende que la Argentina logre una renovación de la relación con el FMI y una restructuración exitosa de la deuda, pera los yuanes ya son la mitad de las reservas de nuestro país y China seguirá siendo un destino importante de las exportaciones argentinas y el origen más relevante para la inversión en infraestructura.

*Director del Centro de Estudios Unión

para la Nueva Mayoría