Daniel Marx: "El programa económico es fundamental"

Por Gustavo García / El economista da una serie de alternativas para la negociación por la deuda. Cómo influye este tema en las empresas y las familias.

Redacción Fortuna

Entre 1987 y 1993, Daniel Marx fue el encargado de negociar la deuda externa argentina. Una tarea a la que califica como “muy demandante”. De aquella experiencia le ha quedado cierta cautela y la paciencia de quien sabe que los procesos de reestructuración llevan un tiempo difícil de dimensionar. Hoy, el economista fue designado por el presidente Alberto Fernández como titular del Consejo Asesor de la Dedua. Esta nota fue realizada antes de este nombramiento.

Esta cosa cíclica que tiene la Argentina, el movimiento pendular de su economía, la ha puesto hoy nuevamente en una crisis de deuda. En 2020 los vencimientos rondan los u$s 35.000 millones, pero ya en diciembre al nuevo gobierno le caerán compromisos ineludibles con los bonistas. Y la cosa no queda aquí:

u$s 34.201 millones en 2021; y

u$s 36.497 millones en 2022. El panorama surge francamente desolador.

Fortuna: ¿El de la deuda es el principal desafío que enfrenta el gobierno de Alberto Fernández?

Marx: Creo que la deuda es uno de ellos. Hay por delante otros desafíos que también son importantes. La deuda un poco ensambla con estas otras cuestiones. No es un hecho aislado ni se puede resolver aisladamente. Pensando en el resto, tenemos la inflación, un país estancado donde los índices que hacen a su funcionamiento, desde el empleo, caídas de ingresos, a comercio y productividad, situación fiscal, son todos complejos. Creo que la deuda de un país que funciona así en general es un problema, pero es más el síntoma de todos estos problemas.

Fortuna: ¿Síntoma de qué?

Marx: Un país que tiene instituciones muy débiles y que no crece, que tiene un déficit fiscal grande, tarde o temprano va a tener un problema de deuda. Uno tratará de adecuar los términos de la deuda a una nueva situación, pero en definitiva si se quiere ir para adelante hay que arreglar las raíces del problema y no el síntoma.

Fortuna: ¿La raíz es el gasto público?

Marx: En Argentina el gasto público en relación a su producto es elevado, dada la situación de desarrollo que tiene el país. También reconozcamos que es muy difícil reducirlo en estas circunstancias y uno quisiera que se reduzca en proporción, no en valores absolutos, reconociendo la realidad. Y que además sea sustancialmente más eficiente. Esas son las dimensiones y ciertamente el gasto público en relación al PBI en las últimas décadas ha crecido de manera desproporcionada.

Fortuna: Al ponderar el escenario actual en comparación con anteriores cesaciones de pago, ¿cuán grave es la situación?

Marx: Es una situación compleja, no es exactamente igual a otras. Hay factores que son más favorables que en otras oportunidades, cuando las tasas de interés eran mucho más altas que las actuales. Hay hoy un universo de acreedores mucho más disperso, lo cual a veces es una ventaja y otras una desventaja. Pero en definitiva significa lograr hoy unas adhesiones que en otras oportunidades hubieran sido más difíciles.

Fortuna: ¿Los bonistas se han agrupado frente a esta situación de la deuda argentina?

Marx: Algunos se están organizando. Eso puede ser bueno o malo. Pero no representan a todos y cada uno de los bonistas.

Fortuna: La deuda emitida bajo legislación extranjera tiene una cláusula de acción colectiva, es decir que si el 66% pacta en la negociación, el resto debe aceptar lo acordado. ¿Eso espanta a los Fondos Buitres?

Marx: Ayuda en determinada proporción, pero creo que cuando uno entra a leer los detalles de la cláusula de acción colectiva, no está tan claro que sea una ventaja tan grande. Se puede accionar legalmente luego y hay algunos parámetros que están sujetos a interpretación.

Fortuna: A medida que caiga el valor de los bonos, ¿eso puede facilitar la aparición de estos fondos?

Marx: A veces ése no es un peligro porque en general lo que los motiva son ganancias rápidas. Depende de la ganancia que crean que pueden obtener y el tiempo que les lleve y cuánto tengan que gastar en el medio. Hay que mirar los detalles.

Fortuna: ¿Cuántas categorías hay de acreedores? ¿Podríamos dividirlo en bonistas bajo ley extranjera, bonistas bajo ley local y el FMI?

Marx: Uno puede dividirlos en todas las categoría que quiera. Existe la deuda con organismos multilaterales de crédito, de los cuales el FMI es el más importante, pero no es el único. Eso incluye al Banco Mundial, al BID y a la Corporación Andina de Fomento. El Fondo, en préstamos, no llega a u$s 45.000 millones.

Fortuna: Queda dinero por ingresar del préstamo del FMI, pero el organismo hizo una pausa a la espera de cómo se define la política argentina. ¿El acuerdo está vigente o caído?

Marx: El acuerdo está entre congelado y caído. En la práctica cualquier forma que se lo llame va a significar un nuevo acuerdo, lo que significa un nuevo programa, y para el nuevo programa las autoridades que entren tienen que acercar una propuesta, una idea de qué es lo que quieren hacer. Y el Fondo debe decidir si lo va a financiar o no, y hasta dónde. Por supuesto que no es blanco o negro, eso da lugar a lo que se llaman las negociaciones con el Fondo.

Fortuna: Tampoco será algo inmediato. ¿Hay que olvidarse del desembolso de u$s 5.400 millones que quedó pendiente por parte del FMI?

Marx: Ya está. Por eso digo que está congelado.

Fortuna: ¿Hay que sentarse a negociar con un programa fiscal en la mano?

Marx: El programa no debe ser solamente fiscal. Algunos dicen que se negocia con el IMF, por sus siglas en inglés, y que esto quiere decir que It’s Mostly Fiscal, pero no es “only fiscal”. Y especialmente si uno va a un programa de largo plazo, la porción fiscal tiene menor incidencia que en un programa de corto plazo. Y Argentina va a pretender moverse hacia un programa de largo plazo.

Fortuna: ¿Se trata del programa de Facilidades Extendidas?

Marx: Exactamente, pero eso será parte de la negociación. Son diez años para el reembolso, pero no por la duración del programa. Hay que ver Argentina hacia dónde va. Hay países latinoamericanos, para dar un ejemplo más cercano y no tan terrible, que han entrado y salido en dos o tres años.

Fortuna: ¿Por ejemplo cuáles?

Marx: Por ejemplo, Uruguay y Brasil en 2003.

Fortuna: Se ha hablado mucho de la salida a la uruguaya. ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas?

Marx: El contexto es distinto. Lo que varios entendieron con esto de la salida a la uruguaya es sentarse con los acreedores privados y pedir extensión de plazo, sin alterar los otros elementos. No hubo quita de capital y no hubo cambio en la tasa de interés, ni en la que se devengaba ni en la que se pagaba. Una proporción muy alta de la deuda de Uruguay en ese momento era en moneda extranjera, alrededor del 80%. En ese momento el país pasó por una devaluación notable de su moneda, que fue acompañando las devaluaciones previas de Argentina y Brasil. Entonces la deuda en relación a sus ingresos y su producto creció muchísimo. Eso en Uruguay se vio como una cuestión temporaria que en algún momento se iba a normalizar. Entonces, con plazo, esperaron a que se normalice y volvieron a los indicadores aceptables. En el ínterin también Uruguay hizo una importante mejora en sus cuentas fiscales. Pasó a tener un superávit primario superior al 3,5% del producto. Hay similitudes y varias diferencias.

Fortuna: ¿La dificultad de aplicar este esquema en la Argentina radica en lograr ese superávit primario constante y elevado?

Marx: Diría que ese es uno de los elementos. La crisis bancaria de alguna manera acá se manejó sin llegar a los niveles de Uruguay y tampoco significó erogaciones para el Estado.

Fortuna: ¿Negociar con el FMI es un requisito previo y necesario antes de acordar con los bonistas privados?

Marx: Esto varía según las circunstancias, no hay un libreto predeterminado. Se supone que un elemento fundamental es el programa económico que tenga Argentina. Más que todo para el propio ordenamiento de la economía nacional

Fortuna: Los vencimientos inmediatos son muchos, pero no son con el Fondo.

Marx: Para el año próximo tenemos unos u$s 35.000 millones, la mayoría con bonistas.

Fortuna: ¿Eso es lo que nos pone contra las cuerdas, que se agolpen los vencimientos en un corto período de tiempo?

Marx: Sí, en un momento en el cual no tenemos acceso al crédito voluntario. Para otros países esto no es un problema. La relación deuda-PBI no sería tan preocupante si tuviéramos financiamiento.

Fortuna: ¿Es más fácil para el Estado negociar con los bonistas que adquirieron títulos bajo legislación argentina?

Marx: El Estado en principio tiene más fuerza legal porque al ser ley argentina, puede modificar esa ley. El tema es que Argentina tiene una historia de abuso del uso del poder del Príncipe, llamémoslo así, en modificar las leyes extemporáneamente y por eso tiene un problema endémico: los mismos argentinos tenemos sospecha de aquello que se someta a la justicia argentina. Y eso se traduce en las corridas que tenemos contra la moneda, contra el sistema financiero argentino, una disponibilidad de crédito ínfima en relación al producto, y por lo tanto una economía sujeta a un estancamiento que dura muchos años, y una tasa de inflación notable. Tenemos menos recursos y más pobreza e inflación. Creo que ahí hay que tener mucho cuidado. Si uno quiere utilizar ese poder lo tiene, pero no es gratis. Es carísimo.

Fortuna: Los bonos emitidos deberían ser respetados...

Marx: Lo ideal es que se respete. Pero acá hay una cuestión entre voluntad, posibilidad y capacidad. Si no hay capacidad, readaptemos los contratos de manera que se puedan cumplir. Y esto significa hacer los cambios para que esto no vuelva a ocurrir.

Fortuna: Si tuviera la posibilidad de diseñar un esquema de negociación, ¿se inclinaría por un acuerdo con quita de capital?

Marx: Pensando en los acreedores privados, pienso que hay que ver combinaciones que tienen que ver con cuál es el problema peso relativo de cada uno de los instrumentos, es decir los bonos o letras. Uno puede pensar que los pesos han pasado por una devaluación y una inflación importante, que no es el caso de los acreedores en dólares. Y hay algunos que vencen ahora y otros que vencen mucho más allá. Creo que hay que buscar primero a nivel macroeconómico cuál es el nivel de deuda con el que Argentina puede vivir. En eso hay una cuestión económica y una financiera, de cuándo vence y de dónde va a sacar la plata para eventualmente repagar lo que vence. En la adaptación entre los dos hay que tener en cuenta que si uno empieza a tocar instrumentos, que los acreedores sientan que acá hay una distribución equitativa de las cargas. En la manera de lograrlo uno toca entre los vencimientos, nuevos contra los previstos originalmente; las tasas de interés, tanto pagadas como las devengadas; y quitas de capital e intereses o no.

Fortuna: ¿Vislumbra un escenario en el cual no se plasme ningún tipo de acuerdo con bonistas?

Marx: Uno puede no tener acuerdo. La historia de no alcanzar un acuerdo es que todos pierden. Pierde el acreedor y también el deudor.

Fortuna: En el caso de la Argentina, ¿perdería porque no recuperaría el financiamiento externo en mucho tiempo?

Marx: Claro, pero en el tema del financiamiento y crédito afecta no sólo al sector público nacional sino que también entran las provincias, compañías, familias.

Fortuna: ¿Cuál es la situación de la deuda corporativa?

Marx: Ahí hay menos problemas si estamos en un país normal. Han sido mucho más prudentes, quizás porque no tuvieron la posibilidad de endeudarse. Acá no está generalizado un endeudamiento de las familias. Hubo países que tenían un sistema bancario sobre expandido en Europa, como Islandia o Irlanda. Acá tampoco pasó eso, es insignificante.

Fortuna: ¿Vamos de manera inevitable a un default?

Marx: Depende a lo que llamemos default. En realidad es extraño, por dar una definición, porque ya ocurrió algo: hubo vencimientos de títulos y Argentina dijo “no los pago como estaba previsto”. Depende de qué nombre le quieren poner.

Fortuna: ¿Usted elaboró y le acercó a Alberto Fernández un trabajo sobre cómo negociar?

Marx: Nosotros hacemos escenarios, cálculos y pensamos distintas combinaciones posibles. Eso es algo contínuo. Algunos nos han pedido verlos, pero hasta ahí llegamos.

Fortuna: ¿Qué le diría a la gente que está preocupada por la deuda?

Marx: Esto es un manejo complejo. Una situación de crisis de deuda que es reversible, pero que requiere de un esfuerzo generalizado con un objetivo de superar los problemas, y a partir de ahí tener beneficios. La crisis no es exclusivamente de deuda, es algo mucho mayor. Es una traba que hay que destrabar. Si no cambiamos la manera en que esto funciona, el problema se vuelve recurrente.

Fortuna: ¿El nuevo gobierno debe asumir con un plan claro?

Marx: Sí. Esto con el paso del tiempo no mejora. Ya en diciembre hay vencimientos de deuda importantes.