Este país logró una baja tasa de mortalidad con testeos masivos y detección temprana de las personas infectadas.
Corea del Sur es uno de los países más afectados por el Coronavirus, con 7.755 infectados detectados hasta ayer, 11 de marzo, y 63 fallecidos, es decir, con una tasa de mortalidad de 0,6%, mucho menor a la de China, Estados Unidos, Italia o Irán.
¿Cómo fue que Corea del Sur logró controlar la pandemia y tener un costo en vidas bajo y, a la vez, menores costos económicos? La respuesta es: la estrategia.
Hasta ayer, el virus afectaba a 114 países, incluida la Argentina, con 115.000 infectados y 4.000 muertos. En nuestro país el balance es de 31 infectados (tres autóctonos) y un fallecido.
Los países tomaron distintas medidas para controlar la pandemia: China aisló a millones de personas, Estados Unidos puso restricciones más firmes para el ingreso al país, Argentina optó por aislar los posibles casos al tiempo que optó por la responsabilidad personal de los que estuvieron de viaje por zonas afectadas.
¿Qué hizo Corea del Sur? Llevó adelante una campaña agresiva contra la enfermedad, su sistema de salud actuó de manera de detectar lo más temprano posible a los infectados, en particular en las zonas más afectadas del país.
Desde que apareció el primer caso, el 20 de enero, las autoridades de Seúl testearon a 196.000 personas. Además, determinaron rápidamente la zona por donde ingresó el virus: la ciudad norteña de Daegu, donde se presentó el 75% de los casos. Muchos de los infectados eran miembros de una secta religiosa integrada en su mayoría por mujeres.
La estrategia fue organizar una red de diagnóstico temprano y lograr una baja tasa de mortalidad. Cuanto antes se detecte a la persona infectada, el tratamiento es más efectivo y la mortalidad se reduce considerablemente. Por otro lado, esto también resulta en que deban ser internadas menos personas, un 10% de los enfermos, lo que ayuda a reducir los costos de la epidemia. Muchos de los enfermos fueron detectados cuando tenían síntomas leves.
Para la detección de los probables casos, Corea del Sur no sólo ha utilizado las videocámaras en sitios públicos y privados sino también alentó (y alienta) a que la propia comunidad avise a las autoridades de personas de quienes sospecha que tienen síntomas.
Esto ha provocado críticas al sistema por invasión a la privacidad de las personas, por lo que muchos infectados le han pedido al Gobierno que no divulgue sus identidades y otros datos para evitar conflictos con sus vecinos o con cualquier otro ciudadano que pueda reconocerlos.
Ya se han producido situaciones incómodas entre personas que reconocieron a alguien que ya estuvo infectada, puesto que el Gobierno envía información sobre infectados a sus vecinos para que estos se hagan los test.
La cuestión es que, más allá de las quejas, la estrategia surcoreana está resultando y desde hace 11 días la cantidad de infectados venía bajando, lo que hizo pensar al Gobierno que el pico de la enfermedad había pasado, pero ayer miércoles hubo un pico de 90 casos en un solo día, todos contagiados en un call center del sur de Seúl.
Esto hizo que las autoridades volvieran a poner en foco la detección temprana de los infectados ante la posibilidad de una nueva ola de la epidemia.