Por Marc Herzfeld* / Con el home office aumentaron los fraudes y robos por internet. Por la cuarentena, estas coberturas aumentaron un 50%.
Desde la llegada del covid-19 a nuestro país, nos vimos todos obligados a un mayor uso de tecnología, de manera de poder resolver, a distancia, muchas de las actividades que, hasta el mes de marzo, se resolvían cara a cara. En las empresas, dicha migración fue aun más significativa. Y así fue como millones de puestos, que previamente se concentraban en mismos espacios físicos, pasaron a ser realizados a distancia.
Una de las grandes consecuencias de este aumento exponencial del uso de internet y de trabajo a distancia fue el avance no menos exponencial de los ciberdelitos, o sea los fraudes, robos y engaños realizados por delincuentes cibernéticos, con pérdidas millonarias para empresas y particulares. Diversos factores, como el hecho de usar redes menos seguras (al no estar en un mismo edificio corporativo), o la situación de que más personas manipulen tarjetas de crédito y compras on line, entre otros, volvieron más vulnerables a los sistemas.
Es cierto que los delitos informáticos no nacieron con la cuarentena, pero también lo es que, de acuerdo a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), el crecimiento de los mismos, a partir del confinamiento obligatorio, fue del 500 %. Como consecuencia, muchas empresas y particulares comenzaron a consultar si había seguros que cubrieran las pérdidas causadas por dichos delitos.
Tanto a nivel nacional como internacional ya existen coberturas previas para el ciber crimen. En Argentina se empezó hablar de seguros contra ciberataques hace pocos años y a nivel internacional, entre 15 y 20 atrás. Es un proceso muy similar a la curva que tuvo la póliza de D&O (Directores y Gerentes), un par de décadas después.
En este producto, al igual que algunos otros seguros en particular, no solo es importante tener la cobertura sino también saber cómo proceder ante un siniestro y el alcance de la misma. Es decir, no solo que me indemnicen ante el siniestro sino poder controlar la situación y contenerla una vez sucedido.
Hoy se da una combinación muy interesante de “producto con servicio”, como por ejemplo el auxilio mecánico en un seguro de auto o la gestión de asesoría en caso de un secuestro. El manejo de la contingencia es casi más importante que la indemnización en sí misma para contener la fuga de datos, el control de un delincuente cibernético sobre tu sistema, etc.
Si bien, como dijimos, ya hay algunos productos de seguros que dan respuesta al ciber delito, el tema aun está en fase de desarrollo. Seguramente, una vez que se instale un estándar de ciberseguridad, como pasó hace varios años con la necesidad de contar con un seguro de Responsabilidad Civil para Directores de empresas que coticen en bolsa, también sucederá con este seguro y veremos una escalada en la contratación de estas coberturas.
A nivel mundial, estos seguros ya ocupan un lugar preponderante. En el mercado asegurador argentino es un rubro incipiente y choca con la poca cultura aseguradora que tenemos. En Argentina más del 70% de las pólizas vigentes se compone por seguros obligatorios y la incidencia del volumen de seguros sobre el producto bruto interno, si bien mejora gradualmente, está muy por debajo del promedio mundial.
La búsqueda de alternativas para dar respuesta, desde el mercado asegurador, a los ciber delitos, es algo nuevo en nuestro país y que adquirió mayor impulso durante la cuarentena. Hoy en día ya hay áreas y especialistas dedicados a brindar dichas respuestas, aunque todavía se requiere de una mayor evolución para que se afiance el segmento. Un segmento que, de acuerdo a las condiciones actuales y las perspectivas de la “nueva normalidad”, llegó para quedarse.
*Director Comercial de Grupo Gaman