La compañía liderada por Matías Gainza Eurnekian combina innovación, diseño y sustentabilidad para transformar los medios de pago premium.
Desde sus raíces en Argentina hasta su expansión en Estados Unidos, Irlanda e India, FCS (Federal Card Services) es un caso de éxito que exporta talento argentino al mundo en la industria fintech. En un mercado dominado por tarjetas de plástico y la producción masiva, donde cada persona tiene en promedio entre 2 y 4 tarjetas en su poder, FCS encontró nuevos caminos: tarjetas premium de metal y tarjetas biodegradables de madera certificada, una combinación de tecnología de precisión, diseño de alta gama y compromiso ambiental.
FCS, dirigida por el argentino Matías Gainza Eurnekian, se posiciona hoy como uno de los principales referentes globales en soluciones de tecnología para medios de pago.
“La formación técnica, la experiencia empresarial y el ecosistema de innovación argentino me permitieron llevar adelante en un mercado tan competitivo como el de Estados Unidos una empresa exitosa. FCS es, de alguna forma, una extensión de todo lo que se construyó en nuestro país”, explica Gainza Eurnekian, CEO de la compañía.
Talento argentino que conquista el mundo fintech
Con sede global en Miami, FCS cuenta con presencia internacional en Ohio (EE.UU.), un centro de I+D en Irlanda, una oficina de gestión en Buenos Aires y una nueva planta en India, FCS alcanza hoy una capacidad mundial de más de 50 millones de tarjetas anuales, lo que la ubica entre las principales del mundo en su segmento.
El nuevo capítulo de la compañía se desarrolla en el mercado fintech indio, que combina escala, previsibilidad y una explosiva expansión del consumo digital. “India representa la posibilidad de estar más cerca de nuestros clientes fintech y OEM regionales, pero también de consolidar un modelo global basado en sostenibilidad, diseño y tecnología”, explica Gainza Eurnekian.
Detrás del crecimiento industrial hay una visión más amplia: tecnología con propósito y sustentabilidad. Hoy, el desafío para FCS pasa por transformar el mercado global de tecnología de medios de pago a través de materiales premium y sostenibles, madera certificada o 100% metal, ambas opciones con diseño de alta gama. En un momento en que, bajo los objetivos del Pacto Mundial y las metas globales de carbono neutralidad para 2030, las compañías financieras enfrentan el desafío de rediseñar sus materiales y cadenas de valor, FCS encuentra un enorme potencial de desarrollo y crecimiento. “La tarjeta sigue siendo un símbolo de pertenencia y confianza”, afirma Matías. “Nuestra misión es que también sea un símbolo de innovación y de respeto al medio ambiente”.
Esta es, también, una historia de talento argentino exportado. El 90% de los cargos gerenciales de FCS son ocupados por argentinos —todos ellos, curiosamente, de Rosario—, lo que refuerza el peso del know-how local en la expansión global de la empresa. “Nuestro modelo demuestra que el talento argentino tiene un valor diferencial: la creatividad técnica, la capacidad de adaptación y la búsqueda constante de soluciones”, señala Gainza Eurnekian.
Cristian Calandria, socio y miembro del directorio de FCS, aporta una mirada estratégica clave. Con más de 35 años de experiencia en desarrollo de negocios, comercio internacional y fusiones y adquisiciones en América, Europa y Asia, Calandria lidera la estrategia detrás de las soluciones premium y sostenibles de la empresa, entre ellas Kiri, pionera en desarrollar la tarjeta inteligente de madera biodegradable.
“Argentina tiene un potencial enorme para desarrollar innovación tecnológica de clase mundial”, destaca Calandria. “La clave está en vincular al sistema científico y académico con las empresas, para transformar conocimiento en productos y tecnología exportable. Lo que logramos con FCS es una muestra de eso”.
FCS nació del impulso emprendedor argentino y hoy es una empresa global que lidera la transformación sustentable de los medios de pago. “La experiencia demuestra que el talento local puede multiplicarse si hay colaboración entre los privados y el sistema de generación de conocimiento argentino”, concluye Gainza Eurnekian. “Eso es lo que nos permitió construir una compañía que no solo fabrica tarjetas, sino que redefine la manera en que la tecnología puede tener propósito”.



