Johannesburgo y Pretoria, en la región más poblada del país, una avería eléctrica ocurrida esta semana en una estación de bombeo dejó sin agua a muchos hogares, confirmó la empresa Rand Water.
Muchos sudafricanos privados de electricidad hasta diez horas al día padecen ahora carencia de agua corriente, debido a que los cortes de energía perturban el sistemas de aprovisionamiento.
Johannesburgo y Pretoria, en la región más poblada del país, una avería eléctrica ocurrida esta semana en una estación de bombeo dejó sin agua a muchos hogares, confirmó la empresa Rand Water.
Una situación que exaspera a la población, cuyas conversaciones giran en torno al desánimo, las políticas ineficaces y la corrupción creciente en un país azotado por la pobreza y las desigualdades.
Desde hace meses, la gente se ve obligada a planificar actividades tan banales como hacer la comida o lavar la ropa, en función del calendario diario de cortes de agua, que se puede consultar mediante una aplicación móvil.
Thomas Mabasa, un trabajador de la compañía ferroviaria, ha tomado la costumbre de ducharse en su lugar de trabajo. Pero sus hijos "tienen que ir a la escuela sin" lavarse, comentó el hombre, de 43 años. Esta semana, él fue uno de los muchos manifestantes que protestaron en Soshanguve, al norte de la capital, cortando carreteras con piedras y basura.
"A veces, esperamos a ver si el agua vuelve en plena noche para despertar a los niños y ducharlos antes de que se vuelva a ir", explicó a la AFP, delante de una pila de neumáticos.
El país más industrializado de África se vio paralizado por numerosos cortes de electricidad el año pasado y los problemas de la compañía pública Eskom, plagada de deudas, se agravaron.
La empresa suministra alrededor del 90% de la electricidad del país, sobre todo a través de unas vetustas centrales de carbón, pero desde hace años le cuesta satisfacer la demanda.
Vandalismo y sequía
La portavoz del Ministerio de Agua y Saneamiento, Wisane Mavasa, afirmó que el gobierno está trabajando con las compañías de agua "para mejorar la situación", y reconoció que la "crisis energética tiene un impacto en las infraestructuras hídricas".
El hecho de que las máquinas se tengan que estar encendiendo constantemente a causa de los cortes de luz provoca más averías. Esto también afecta a las estaciones de bombeo y de tratamientos de agua, que necesitan un flujo constante de energía, agregó.
La crisis se ve agravada además por la criminalidad, según el Ayuntamiento de Johannesburgo, que afirma que centenares de depósitos de agua fueron vandalizados o robados en 2022, para utilizarlos de forma privada o revenderlos al mejor postor.
Las escuelas y los hospitales también pagan las consecuencias. En Pretoria, el hospital Kalafong estuvo sin agua durante dos días el pasado fin de semana.
Según Ethel Malatji, una estudiante de 21 años, cocinar, limpiar o lavarse es cada vez más difícil. "Ni siquiera tenemos agua para beber", dijo a la AFP.
En el extremo sur del país, la turística Ciudad del Cabo tuvo que cerrar algunas de sus playas en pleno verano austral, después de que unas averías eléctricas en depuradoras derivaran en el vertido de aguas residuales al mar.
Y en el sureste, una ola de calor hizo que la demanda de agua se disparara y las autoridades tuvieron que poner en marcha un sistema de racionamiento.
Una situación que podría volverse más frecuente si no se resuelven los problemas de energía y de infraestructuras, advirtió Dewald van Niekerk, que dirige el African Center for Disaster Studies en la Universidad North-West.
Sudáfrica, ya golpeada por la escasez de agua, registrará unas "condiciones de sequía extrema" en los próximos años, con el retorno del fenómeno climático de El Niño, subrayó. "La electricidad debe alimentar esas bombas de verdad", insistió.