Es récord el costo de los servicios del Estado

Por Enrique Szewach

Redacción Fortuna

Lo que se destina a salud, educación, seguridad, entre otros, aumentó desde 2003 unos US$ 100 mil millones. Las cifras de recaudación también explicitan la pérdida de competitividad y el freno de la actividad.

Ricardo Echegaray dio a conocer esta semana las cifras de recaudación del año 2011, que indican un crecimiento del 32% respecto del año previo. De la mirada de estos números surgen claramente los  problemas centrales de la coyuntura argentina.

El primero: la tasa de inflación. Según el Gobierno, el año pasado la economía argentina creció, en promedio, el 9%. Si le imputamos, como muestra la experiencia internacional, el 1% a la mejora de la eficiencia de la AFIP (siempre hay que quedar bien con el recaudador), hay que imputar al incremento de los precios el resto del aumento de los ingresos nacionales, más teniendo en cuenta la importancia del IVA –proporcional a los precios– en la recaudación total, y el hecho de que el Impuesto a las Ganancias no se ajusta por inflación ni tampoco se actualiza, como corresponde, el mínimo no imponible.

Por lo tanto, los precios de la economía, en promedio, aumentaron en torno al 22%. Este no es el IPC, que tiene una canasta especial, más restringida, de bienes y servicios, pero claramente indica que los precios en la Argentina vienen creciendo fuerte y muy por encima de la evolución en los países con los que comerciamos. Es decir, la Argentina sigue perdiendo competitividad frente a sus socios.

Y esto me lleva al segundo dato importante respecto de la recaudación. La recaudación nacional de 2003 fue de US$ 27 mil millones, aproximadamente. Unos 21 puntos del PBI de ese año. La recaudación del año que acaba de terminar equivale a unos US$ 128 mil millones; es decir, unos 30 puntos del PBI.

En otras palabras, la provisión de bienes públicos del Estado nacional, nos cuesta a los argentinos unos US$ 100 mil millones más de lo que nos costaba en 2003, equivalente a unos 10 puntos del PBI. A lo que hay que sumarle lo que “gastamos” de las reservas del Banco Central para pagar deuda y lo que aumentó el costo de los bienes públicos que proveen las provincias y los municipios.

Dicho de otra manera, obtener el servicio del Estado nos cuesta a los argentinos que pagamos impuestos al menos unos 12-14 puntos más de PBI que lo que nos costaba ocho años atrás. Un verdadero récord.

Por supuesto que en este incremento de “costos”, se incluyen los subsidios a los precios de diversos bienes y servicios que ahora se están tratando de reducir. Pero esa reducción no implica un menor pago de  impuestos, al contrario. Ahora, además de pagar esos impuestos, deberemos pagar más caros los servicios. (Ya saben que yo estoy a favor de la eliminación de los subsidios, pero por otras razones, largamente discutidas en estas columnas).

Se podría argumentar que la “calidad” de los bienes públicos que recibimos en salud, educación, justicia, obras de infraestructura, etc. justifica largamente el mayor costo del sector público.

Sin embargo,  ninguno de los indicadores disponibles, aún los oficiales, muestran una mejora tan importante en dichos servicios como para justificar un pago de US$ 100 mil millones más. (Como lo puede probar CFK operada en una institución privada).

Un tercer dato que surge del informe de la recaudación es que se notó en ésta la menor actividad económica del mes de noviembre, vinculada al recrudecimiento de la salida de capitales y los controles de cambio y de cierre de importaciones que obraron como respuesta a dicha salida.

El estacionalmente expansivo del mes de diciembre y el aflojamiento de dichos controles lograron revertir esta tendencia hacia fines del año pasado, pero quedó clara la relación entre una economía más “trabada” y un nivel de actividad económica desacelerado.

Los datos de recaudación nacional de fin de año han ratificado que la Argentina creció fuerte en 2011, pero con alta inflación. Que cada vez nos cuesta más mantener al aparato burocrático estatal y sus bienes y servicios y que, encima ahora nos costará más aún, por la eliminación de subsidios. Y que los controles a la salida de capitales y al mercado de cambio e importaciones frenan los ingresos de capitales y la fluidez de la oferta de bienes, lo que desacelera la economía y, paradójicamente, presiona sobre los precios por falta de competencia y concentración de los mercados.

Consejo de amigo a Echegaray: la próxima vez, mejor no anuncien nada, igual nos damos cuenta solos.

Especial para el diario Perfil 

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