A pesar de todo, la industria sigue invirtiendo

Mientras el gobierno no menciona a la industria, un laboratorio nacional inaugura su nueva planta de vacunas y muestra que puede competir en el mundo.

Ceferino Reato*

Marcelo Figueiras, presidente y principal accionista de Laboratorios Richmond, está inaugurando una nueva planta en Pilar y desde ese logro irrebatible afirma que los empresarios nacionales, en este caso los industriales, continúan invirtiendo en el país. Es la nota de tapa de esta edición.

La frase dice mucho. En primer lugar, una inversión de 100 millones de dólares es siempre un buen aliciente para un momento crítico de la economía, con un gobierno que está concentrado en eliminar el déficit fiscal heredado, que, en un giro notable de la opinión pública, es percibido como la causa de la inflación.

Apagados los motores del gasto y la inversión públicas, como señala en el Reportaje el periodista especializado Damián Di Pace la salida pasa por la inversión privada. Y en eso Richmond marca el camino. Un camino que, además, pone en valor el efecto virtuoso de la inversión en ciencia y tecnología.

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En la nota de tapa, Figueiras explica por qué los derechos de exportación son un mal impuesto. Es que los países que más crecen no tienen ese tributo; por el contrario, sus gobiernos premian con una serie de incentivos también fiscales a los empresarios que invierten para exportar. 

En ese sentido, el empresario afirma que en varios rubros la industria nacional puede competir de igual a igual en el mundo siempre y cuando se igualen las condiciones, en especial en el plano impositivo. Y esto es muy importante: las comparaciones de precios de productos en góndola, por ejemplo, tan usuales en estos tiempos, deberían despejar la carga impositiva que experimentan en cada país para que ese ejercicio tenga algún valor. 

El gobierno ya dijo que, apenas tenga éxito en la lucha contra la inflación, comenzará a reducir la carga impositiva que asfixia a las fuerzas productivas.

Por otro lado, la inversión de Richmond revela una buena lectura de los cambios globales provocados por la pandemia: Estados Unidos está dando prioridad en sus compras de salud a los laboratorios ubicados en regiones más cercanas y amigables.

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Atareado como están el presidente Javier Milei y su gobierno en la durísima tarea de recortar el colosal gasto público heredado para eliminar la emisión fiscal y con ella la inflación, a veces parece que la nueva gestión no le presta mucha atención a la producción, en especial a la industria, y que el sueño de país del oficialismo es un mix agrícola, ganadero, minero, energético y de servicios más bien módico.

Es cierto que Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, no hablan mucho del modelo productivo que los inspira, pero seguramente se debe a las exigencias de la crisis de la que se han hecho cargo, hace menos de cuatro meses.

En el plano del mundo real, la nueva planta biotecnológica Vida muestra que la industria argentina tiene mucho para dar en beneficio de todo el país.


*Editor de la revista Fortuna