Grobocopatel: "Nos conviene el nuevo modelo chino"

Gustavo, el mayor sojero del país, y su mujer, Paula, acaban de regresar de China y analizan el presente y el futuro del principal comprador de soja argentina.

Redacción Fortuna

El apodado “Rey de la Soja”, que cultiva 250 mil hectáreas en lo que llama “la región” (es decir, Argentina, Brasil y Uruguay), explica que siente “una gran curiosidad por ver cómo funciona el mundo y en qué forma impacta sobre lo cotidiano de nuestras vidas”.

Por eso el viaje a China y la experiencia que comparte con Paula, su mujer (“mi mejor mitad”, explica él), presidenta de Poder Ciudadano y que decidió no perderse el Congreso de Agronegocios, en el que también ha hablado de su propio emprendimiento (“pretendo venderles algo a los chinos”, explica), del cual prefiere no dar detalles pero que pertenece, claro, al campo de la agroindustria.

Paula Grobocopatel: Además, lo del congreso era una excusa, porque desde hacía tiempo teníamos muchas ganas de ir a China.

Gustavo Grobocopatel: Creo que pensar en un mundo globalizado sin conocer China e India sería absurdo. Para un occidental, son países fundamentales para saber qué está pasando en el planeta. La China es, hoy, el 25% de la población del mundo, y gran parte de la actividad universal depende de ella. Además, es el lugar donde se ha desarrollado una serie de transformaciones sociales sin precedentes en la historia de la humanidad. Y esto realmente merece la pena conocerlo.

—Ellos siguen con la obligación del hijo único, ¿no es cierto?

PG: Sí, y lo tienen muy incorporado. Es un tema que no les provoca conflicto. Más allá de que hay femicidios, porque cuando las mujeres se enteran de que están embarazadas se fijan muy bien en si es varón o mujer y tratan de elegir al hombre. Esto, incluso, les provoca lo que llaman “cuatro, dos y uno”. Es decir, los cuatro abuelos relativamente jóvenes y los padres, todos a cargo del hijo varón, digamos, de treinta años y soltero.

GG: Ese hijo los tiene que mantener. Es responsable del futuro de esos padres. Y te diré que es un tema que empieza a hacerles ruido, porque se manifiesta en una preocupación para esos hijos que tienen que mantener a los padres y a los abuelos. Además, en lo social también encontramos en esto un problema frente al envejecimiento que tendrá la población en los próximos veinte años Es no solamente una preocupación, sino también una ocupación puesto que los chinos tienen la cualidad de ir, de pronto, hacia un lado y luego corregir el rumbo. No sería nada raro que empiecen a cambiar rápidamente esta política en los próximos años. Los chinos se ven como parte de un proceso, como una chispa que avanza. Ellos dicen que son marxistas, leninistas, y con el pensamiento de Mao y la teoría de Deng Le van agregando cosas. Y si analizamos todo esto desde el punto de vista de un occidental, nos encontramos con planteos muy contradictorios. Sin embargo, ellos dicen, en el fondo, que “nosotros estamos acá porque fuimos todo esto. Sin hacer demasiados juicios de valores, todo esto que pasó nos representa, y por eso estamos aquí. Nuestro problema es el futuro. La proyección hacia delante. El futuro es una construcción que hay que ir haciendo adaptándonos a lo que va ocurriendo y a los intereses de la sociedad en su conjunto”.

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