No sólo hay que bajar los impuestos, sino también el gasto público

Al contrario de lo que la Presidenta dice, sí es posible tener disciplina fiscal y obras de infraestructura a la vez. Más que posible, necesario.

Redacción Fortuna

“¿Cómo hacemos para financiar la obra pública si no cobramos impuestos?”

Estas fueron palabras pronunciadas por la presidente Cristina Fernández de Kirchner el 25 de noviembre en la 69° convención anual de la Cámara de la Construcción. La pregunta retórica viene a luz de las quejas que vienen realizando distintos sindicatos para que se haga una excepción de no pagar el impuesto a las ganancias.

Más allá de las cuestiones políticas que influyen en este tipo de reclamos y respuestas, está claro que la situación no está fácil para los trabajadores: impuestos altos, inflación elevada, restricciones para obtener monedas más confiables. Todas variables que golpean el poder adquisitivo de las personas y así lo sienten. Según un estudio realizado por IERAL, la presión tributaria efectiva del Impuesto a las Ganancias para una persona que gana $ 21.000 es de 9,7% mientras que en el 2001 dicha cifra era tan sólo del 2%. Este carácter progresivo del impuesto en contextos inflacionarios es lo que tiene preocupado a los trabajadores.

Las declaraciones de la mandataria no fueron desacertadas sólo por ignorar estas cuestiones sino por algunas otras a las que la presidente no hizo referencia. La presión tributaria cerró el 2013 en aproximadamente un 41,9% del PBI. Para finales de este año se estima que la cifra podría ascender a 45,4% del PBI. Teniendo en cuenta la historia Argentina, la presión tributaria se encuentra en niveles récords. En Argentina, ningún gobierno anterior al actual, tuvo jamás una recaudación tributaria que supere el 30% del PBI. Con lo cual, el kirchnerismo es quien más ha logrado recaudar por la vía impositiva. Desde el 2008 que la presión tributaria superó la barrera histórica del 30% del PBI y si acumulamos ese excedente hasta el 2013 al tipo de cambio oficial de cada momento obtenemos una cifra de U$S 183.000 millones.

Para responder a la pregunta inicial de la presidente: es enorme la cantidad de obras públicas que un gobierno puede realizar con ese dinero excedente. Por nombrar algunas obras que pudieron haberse realizado, podemos destacar algunas que menciona la infografía realizada por la Fundación Libertad y Progreso: 2 millones de nuevas viviendas; 7.000 km de nuevas autopistas para conectar las principales provincias de Argentina y sacar de la desnutrición a 660.000 de niños. El oficialismo alega que necesita dinero para realizar obras públicas y sin embargo, por lejos, es el gobierno que más ha exprimido los ingresos a través de políticas fiscales. Para variar, no dejaron de observarse tragedias como las recurrentes inundaciones (podemos destacar la de La Plata), la tragedia de 11 y el mal estado ferroviario en el país, hospitales en estados insalubres, etc. No pareciera que el excedente de la recaudación haya tenido destino en las obras públicas.

Además, Cristina mencionó que “en Francia y Alemania discuten hoy si congelan los salarios por tres años y la flexibilización laboral”. Frase utilizada también para defenderse del reclamo de los sindicatos. Sería recomendable recordar, que en la actualidad, la inflación de la eurozona ronda el 0,4% interanual, por lo que la pérdida total de poder adquisitivo en ese período a penas superaría el 1%.  Gracias al impuesto inflacionario de más de 40% que necesitan cobrarnos porque no les alcanza con la enorme presión tributaria, en Argentina, los trabajadores perderán entre 5% y 10%, sólo en 2015 y sin congelar los salarios. Lo peor es que ese porcentaje se duplica si el trabajador está alcanzado por el impuesto a las ganancias, cuyo mínimo no imponible y las escalas no se actualizan. Además, en la eurozona la tendencia de la inflación es a la baja mientras que en Argentina, todo lo contrario. En un contexto inflacionario bajo es posible negociar congelamientos de salarios. Por el otro lado, en un contexto inflacionario creciente, sólo un kamikaze negociaría congelamiento de salarios.

Para finalizar, otro tema preocupante es que en el debate político, no se observa que la oposición quiera corregir el dilema. La recaudación tributaria es alta, porque el gasto público es alto y desmedido. De allí que la recaudación haya crecido junto con la emisión monetaria. Sin embargo, la oposición discute la utilización del elevado gasto y no su magnitud, lo cual no es menos peligroso.

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iván cachanosky

(*) Iván Cachanosky es candidato a Magister en Economía Aplicada y doctorando en Economía en la UCA. Se desempeña como Analista Económico en la Fundación Libertad y Progreso. Twitter: @ivancachanosky

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