Cierre de campaña sin crisis pero con reservas en tono de fin de fiesta

Crece el consumo por el dólar quieto y el horizonte de devaluación. Pero las reservas caen más rápido y condicionan al sucesor de CFK. Sólo por ahorro y turismo en 2015 se irán más de US$ 14 mil millones.

Redacción Fortuna

La economía atraviesa un cierre de campaña bipolar. La quietud del tipo de cambio oficial (ayer en  9,53) se tradujo en una inflación descelerada y en una mejor capacidad adquisitiva para desde viajes y electrodomésticos. Pero las variables macro clave caminan por una cornisa que mantiene en alerta a los equipos que podrían gobernar desde el 10 de diciembre: las reservas caen más rápido, el paralelo ayer subió a $ 16,10, con una brecha de casi 70%, y las compras de dólar para ahorro siguen sostenidas. El contado con liquidación, legal, ronda los $ 14. Todos elaboran planes urgentes para responder a una situación delicada no bien asuman, aunque no mencionen tales problemas en la campaña so riesgo de perder votos.

Según un cálculo de la Fundación Mediterránea, el tipo de cambio oficial estaba en agosto en su menor valor en doce año. La confianza del consumidor que mide la Universidad Di Tella trepó en octubre 4,3%. Llegó a 57 puntos, un 30% más que hace un año y en niveles similares a 2011, cuando Cristina Kirchner ganó con el 54% de los votos. Empresas como Atrapalo.com, que ofrece paquetes de viajes, está vendiendo 60% más que hace un año a destinos del exterior. Es que una parte de los consumidores le saca el jugo a la situación, de la mano de planes de cuotas, advertidos de que podrían estar al borde de un final de fiesta, con una elección entre los que la organizaron y los que deberían pagarla.

Reservas. Sin dudas, la variable que más preocupa a los economistas son las reservas del Banco Central. Después de caer US$ 4.700 millones por el pago del Boden 2015 el 5 de octubre, perdieron US$ 122 millones en la semana siguiente, y la posterior se fueron unos US$ 332 millones. En forma paralela, en los últimos tres meses el Banco Central mantuvo su rol de vendedor de divisas para mantener el lento deslizamiento del tipo de cambio inalterable. Si bien logró su objetivo, lo hizo a fuerza de perder US$ 150 millones diarios.

La proyección de Finsoport a fin de diciembre es de unos escasos US$ 25.200 millones, sin mediar nuevos acuerdos como un swap de monedas, una cifra muy cerca de los US$ 25 mil millones calculados por LCG. Econométrica, en tanto, estima unos US$ 26 mil millones de los cuales unos US$ 15 mil millones corresponden a reservas líquidas. Nadie espera que el ritmo de pérdida de reservas pre elecciones se mantenga después.

Para los analistas, la pérdida de los dólares en las arcas del BCRA responde a los costos asumidos hasta el momento, por lo que tal vez se convierta en un símbolo de la época: el bienestar del atraso cambiario. Gastón Rossi, director de LCG y ex secretario de Política Económica, apuntó al respecto: “La fiebre de viajar y pagar en cuotas sin interés puede significar una pérdida sólo este año de unos US$ 14 mil millones entre dólar turista y ahorro”.

Las ventas autorizadas por AFIP de dólar ahorro llegaron a un total estimado de US$ 680 millones en octubre. Sólo desde junio, se vendieron para tenencia unos US$ 3.100 millones, según Management & Fit, más del doble del superávit comercial acumulado entre enero y septiembre (U$S 1.551 millones). “Es un mercado cambiario atado con alambre”, dice el informe.

Costo y beneficio. Nadin Argañaraz, director general de Iaraf, interpreta que “los esfuerzos del Gobierno hasta el momento estuvieron orientados al tipo de cambio, que definitivamente es una variable muy sensible, especialmente en un contexto de una elección, mientras que la inflación, si bien sigue siendo muy elevada, está por debajo de lo registrado en 2014 y no parece ser la principal demanda”. “Han logrado mantener una relativa estabilidad que, pese a ser claramente insostenible en el tiempo, le permitió alcanzar las elecciones presidenciales sin grandes sobresaltos”, indica un informe del Banco Ciudad. En caso de que el BCRA acelere el ritmo de depreciación, se anticipa “un nuevo piso para la inflación”, indica el trabajo.

Por Paloa Quain. | Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.