Mitos y verdades sobre los planes sociales

Por Gustavo García /El secretario de Economía Social, Matías Kelly, explica el complejo mundo de la llamada economía popular.

Redacción Fortuna

El proceso inflacionario ha ido dejando con los años su tendal de pobreza y desempleo. En la Argentina de hoy más del 30% de la población no logra cubrir con sus ingresos una canasta básica, casi el 7% no cuenta con el dinero para comprar sus alimentos, y la desocupación medida por el Indec alcanzaba al 9,1% al finalizar 2018.

En ese escenario es que se engarza el trabajo que realiza Matías Kelly, secretario de Economía Social del Ministerio de Salud y Desarrollo Social. El y su equipo tienen la ardua tarea de lograr que la población fuera del sistema o en los márgenes se inserte en la dinámica del trabajo. Y para esto se utilizan los programas de transferencia o planes sociales, un instrumento que agita polémicas y aviva la grieta.

Fortuna: ¿Después del incremento de la inflación detectaron un deterioro en el mapa social sobre el que trabajan?

Kelly: Sí, de hecho trabajamos en territorio todo el tiempo y las condiciones en general se agravaron. Se trata de condiciones de pobreza estructural, por lo tanto la inflación, las tarifas, el consumo, hicieron  que la cosa se volviera mucho más complicada. La Secretaría tiene una particularidad: como foco de acción tenemos la economía popular, esa otra economía que de lejos parece informalidad, pero no lo es en el cien por ciento; de lejos parece desocupación, pero no lo es; de lejos parece delito, pero no lo es. De lejos parece todo organizaciones sociales, pero no es así. Nuestra mirada es cómo hacer para que transicione hacia una economía tradicional vía generación de empleo o hacia una economía social vía el empleo auto gestionado. A partir de ahí lo que hacemos es administrar los programas de transferencias condicionadas, que es lo que se llaman planes sociales.

Fortuna: ¿Hubo un cambio de mirada en cómo se aborda la pobreza estructural?

Kelly: El plan de abordaje de la economía popular lo llevamos adelante desde 2016 y desde el inicio tenemos claro cuál es la forma de hacerlo, con un contexto muy complejo. Lo que sí cambió con respecto a la gestión anterior es el abordaje de los programas de transferencia o planes sociales. Otra cosa que cambió es la mirada de cómo pasar de una economía de subsistencia a una economía más organizada, con recursos y que pueda vincularse con la economía tradicional.

Fortuna: ¿Esa gente de la economía popular forma parte de la pobreza estructural?

Kelly: En general sí. Pero el remisero de La Matanza que gana $ 30.000 por mes en términos de ingresos no es una persona pobre. Pero cuando se le rompe el auto probablemente tiene que ir a buscar comida a la parroquia. A eso me refiero cuando digo que la economía popular es una economía de subsistencia y compleja.

Fortuna: ¿Son organizaciones que preexisten o que se han creado ahora?

Kelly: Es muy dinámico. Por ejemplo, una cooperativa de pescadores en Ramallo. Tal vez son 100 pescadores artesanales que salen con su lancha o bote a pescar. Por ahí conformaron una cooperativa en los ’90 y se juntan para vender lo que pescan. Se presentan al Ministerio o los vamos a buscar, y entendemos que un subsidio a 100 productores es mejor que uno individual o para dos o tres personas, y entendemos que ese subsidio tiene que ser relevante técnicamente, muy potente en lo social y con sentido financiero. Identificamos la cooperativa, analizamos el proyecto y les financiamos una cámara frigorífica. Les damos el dinero y nos tienen que rendir la compra. A esa cooperativa se le da un subsidio de única vez. Luego tenemos equipos técnicos que los van a ayudar para vender más y mejor.

Fortuna: Esa situación es más fácil porque ya está conformada la cooperativa. Es concreto lo que necesitan y también el control.

Kelly: Ese es un ejemplo claro de la hipótesis del empleo autogestionado o autoempleo. En esto trabajamos con cuatro variables: producción, comercialización, financiamiento y fortalecimiento. Cómo hacer para darle a una unidad productiva un subsidio productivo, o acompañarla para que el Estado o un privado les compren el producto. Yo pienso que todo el mundo trabaja. Esta mirada de que la gente vive de planes sociales no es verdadera. Más allá de que la vecina de mi mamá lo crea. La gente trabaja y eso quiere decir que en términos de subsistencia van buscando complementar su ingreso, que puede ser o no un plan social. Sin los planes sociales se les haría mucho más difícil. En general nadie vive de un plan social, pero le sirve para complementar ese ingreso.

Fortuna: Con el plan social siguen siendo pobres, pero no son indigentes.

Kelly: Exacto, y la van campeando. Ahí nuestro trabajo es cómo hacer para que esa persona pueda vincularse con el mundo del trabajo. Hago una distinción en general entre trabajo y empleo. Empleo para mí es algo formal, privado o estatal. Y el trabajo es esa actividad económica que hace una persona para complementar sus ingresos. Lo que hicimos con los planes sociales fue definir los criterios muy claramente: no puede tener empleo, no puede tener un auto de menos de diez años, no puede tener más de una vivienda y no puede tener otro plan provincial. Y todos los años cruzamos esos criterios y al que le da negativo no cobra. Simple.

Fortuna: ¿Eso con respecto a qué planes?

Kelly: A todos, Hacemos Futuro y Salario Social Complementario. El paraguas para todos es Hacemos Futuro. Nosotros medimos la cantidad de gente que da incompatible por empleo. Es un dato que miro mes a mes. Miro cuánta gente consiguió empleo formal, y es un dato que viene subiendo mes a mes hace dos años.

Fortuna: De todos modos el número de beneficiarios no baja: son aproximadamente 500.000 personas.

Kelly: No, en general va subiendo y va bajando, pero se va manteniendo en esa cifra. Por un lado hay un criterio administrativo que se hace todos los meses. En la hipótesis del empleo trabajamos mucho en la definición de cómo hacer para que la persona pueda estar orientada a conseguir empleo. Si lo consigue, bárbaro, si no tiene un año para volver. Eso se llama Ingreso Protegido del Empleo. Les dejamos la puerta abierta por un año. Eso alentó a la gente a buscar empleo.

Fortuna: Hacemos Futuro exigía antes una contraprestación laboral. ¿Ahora no?

Kelly: Ahora no. El programa Hacemos Futuro viene de un montón de planes, el más grande es Argentina Trabaja. Hacemos Futuro requiere los criterios administrativos y tres condiciones para la transferencia: la terminalidad educativa, la desintermediación y la libre elección de formación o trabajo. La gente tiene que, en oficinas de Anses, presentar tres veces por año el certificado de terminalidad educativa. Si lo presenta sigue cobrando, sino no. La segunda es hacer una consulta médica al año. La tercera condición es una capacitación de 300 horas por año. La pueden elegir como quieren, lo que nosotros hacemos es homologar formaciones. En definitiva, la persona tiene que presentar el certificado médico, la terminalidad educativa y la capacitación. Esas son 250.000 personas.

Fortuna; ¿Esas personas figuran como empleados en la Encuesta Permanente de Hogares?

Kelly: Esas personas son monotributistas sociales. Depende el desagregado hay una parte que se considera empleo y otra parte que no.

Fortuna: ¿Hay aquí intermediación de los movimientos sociales?

Kelly: Está desintermediado. Además trabajamos muy fuerte con políticas de integridad. La ética debe prevalecer por sobre todo. Tenemos un equipo que trabaja sobre cumplimiento y fraude y hacemos denuncias. Jurídicamente hoy no hay nadie que pueda dar de baja un plan si la persona va a Anses y cumple con los requisitos.

Fortuna: Antes se les pagaba a las organizaciones sociales por gastos de gestión. ¿Eso no se hace más?

Kelly: No. En Argentina Trabaja había 150 entes ejecutores. En Hacemos Futuro puede ser que una organización me diga que tiene un taller de herrería en Florencio Varela y quiere hacer una Unidad de Capacitación. Perfecto. Financiamos los técnicos, las materias primas y los instrumentos de seguridad, pero me tienen que traer la factura de lo que gastaron. Y nosotros ponemos el monto. El mayor desafío es cultural. Cómo hacer para que la persona deje de darle $ 500 a un puntero que se los pide.

Fortuna: El otro plan, Proyectos Productivos Comunitarios, tiene 270.000 personas. ¿Eso sí es intermediado por cooperativas?

Kelly: Una aclaración: antes de 2015 el programa Argentina Trabaja obligaba a los titulares a estar en cooperativas. Básicamente era una lista de 15 personas para cobrar un plan. En enero de 2016 quitamos la obligación de la cooperativa para conformar un programa. El Salario Social Complementario responde a una ley, que es la ley de Emergencia Social, que solicita los mismos criterios administrativos, es por dos años y obliga a tener un proyecto productivo.

Fortuna: Ahí la presencia de los grupos piqueteros es más fuerte porque organizan las cooperativas.

Kelly: Es más fuerte en algún caso y en otros no. La contraprestación es formar parte de un proyecto productivo y lo que nosotros hacemos es identificar esos proyectos.

Fortuna: ¿Ustedes están convencidos de que la economía popular debe funcionar así y que el capitalismo como está no es capaz de absorberlos?

Kelly: Yo estoy seguro de que la economía popular es un universo tremendamente complejo y que las formas de éxito son variadas y mixtas. Hay una parte que podrá vincularse con el mundo del empleo, otra parte con el mundo del nuevo empleo, el software y demás.

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