Un informe analiza los problemas que enfrenta el país por el coronavirus y los que va a tener que resolver cuando termine la pandemia.
Desde una visión macro, un estudio analiza el impacto de la pandemia de coronavirus en la economía argentina frente a la retracción a nivel global que se estima afectará la exportación de commodities locales y de la situación de la caída de la actividad en el país, sumado a la falta de crédito y a la expansión de la base monetaria.
El Informe Macroeconómico de CREA indica que la crisis por la pandemia se da en Argentina en una situación económica frágil preexistente. "En primer lugar, habrá que lidiar con el impacto de la retracción económica global, que se producirá a través de los canales comerciales y financieros. Observando el canal comercial, el principal riesgo es que la cuarentena en los países consumidores lleve a una menor demanda de commodities, afectando su precio, y por lo tanto, el único ingreso de dólares (las exportaciones) del que Argentina dispone actualmente", señala este trabajo.
A nivel financiero, la Argentina no sufre tanto la salida de capitales ni la depreciación de la moneda como sucede con el resto de los países emergentes por el cepo impuesto. Pero, esto no implica que sea inmune a los efectos de las consecuencias financieras por el coronavirus. "Si el resto del mundo devalúa, pero la Argentina no, se produce una pérdida de competitividad que incentiva a un mayor gasto en bienes y servicios extranjeros (importaciones, turismo, servicios en general), al tiempo que se perjudica a los exportadores", advierte.
En el país, la apreciación cambiaria no tiene demasiado margen ya que las exportaciones tienen que alcanzar para pagar los productos y servicios importados y para los pagos de deuda que decida hacer el gobierno. Pero también hay que tener en cuenta que el Estado va a tener que enfrentar "los efectos directos de la recesión que generará la pandemia", como todos los países del mundo. "En ese sentido, Argentina tiene dificultades adicionales en relación a los países desarrollados, teniendo en cuenta que el 36% de los asalariados trabaja en la economía informal y es dependiente de la circulación de efectivo. De igual forma, también existe el peligro del cierre de empresas producto del freno de la economía, con la destrucción de capital productivo que ello implica", indica.
Por su parte, las provincias van a requerir fondos del gobierno nacional para pagar sueldos ante la fuerte baja en la recaudación. "En este marco --indica el informe--, el Gobierno se mostró activo principalmente en la asistencia a los trabajadores, con medidas entre las que destaca el ingreso familiar de emergencia de $ 10.000, aunque la ayuda a las empresas fue relativamente más acotada".
CREA en su trabajo recuerda que antes de la crisis del covid-19, la Argentina ya tenía una situación económica complicada. "El Gobierno ya tenía en 2019 un gasto algo mayor a sus ingresos previo a la pandemia (0,4% del PBI de déficit primario), a lo que se añadirá ahora la caída de la recaudación impositiva producto de la recesión. Así, la expansión fiscal no podrá financiarse con recursos corrientes, pero tampoco puede recurrirse al endeudamiento en el medio de la actual re negociación. De esta manera, en una economía que el año pasado tuvo 54% de inflación, el único recurso disponible para financiar al estado es la emisión monetaria, como reconocieron las propias autoridades", señala.
Sin embargo, la cuarentena hace que la velocidad de circulación del dinero sea baja y que por eso la emisión monetaria no se traduzca en inflación. El desafío es que no se acelere la inflación cuando las cosas se normalicen. Y hay algo que tener muy presente, según indica este trabajo: "Las medidas que se adopten para controlar la inflación pueden tener también costos asociados, especialmente si se recurre a controles rígidos de precios que afecten negativamente al sector productivo".
En base a las experiencias de otros países sobre el impacto de la pandemia en sus economías es de esperar que la Argentina también sufra en esta crisis. Pero, "un punto favorable hacia el futuro es que a mediano plazo, una vez superado el problema sanitario, los estímulos monetarios y fiscales en los países desarrollados podrían generar un contexto internacional positivo para la Argentina. En efecto, a nuestro país, y a la mayoría de los emergentes, los favorecen políticas de bajas tasas de interés en el mundo desarrollado, que generalmente está asociadas a la debilidad del dólar y a precios de commodities relativamente más elevados", finaliza el informe.